Su Santidad participó anoche en el popular ‘late night show’ italiano Che Tempo Che Fa, en una entrevista que despidió pidiendo a la audiencia que rezara por él o, en su caso, le enviara ‘buenas vibraciones’.
“Recen por mí, lo necesito”, se despidió el Papa, tras una larga entrevista concedida a Fabio Fazio y a sus invitados del popular ‘late night show’ de la televisión pública italia Che Tempo Che Fa. “Y si no rezan o no saben rezar, al menos envíenme sus buenos pensamientos y buenas vibraciones”.
Fue una entrevista larga, en la que habló de lo divino y de lo humano, en medio de los comentarios de los invitados, dos de los cuales lo definían -elogiosamente- como “un socialista” y “un extraordinario revolucionario”.
Tocó sus temas favoritos, como la inmigración masiva. Dijo que hay «campos de concentración» para los migrantes en Libia, y pidió a los países de la Unión Europea que se pongan de acuerdo para lograr “un equilibrio”. “Lo que se hace con los migrantes es criminal, sufren tanto para llegar al mar, hay grabaciones sobre los campos de concentración, sí uso esta palabra, de traficantes en Libia, lo que sufren los que quieren huir, se puede ver en estas grabaciones”.
Francisco llamó al Mediterráneo “el cementerio más grande de Europa”, lamentó que después de todo ese sufrimiento “sean rechazados” y recordó “esas naves que giran esperando un puerto” que las autoridades tardan en conceder.
“Cada país debe decir cuántos migrantes debe acoger, es un problema de política interna, pero la UE debe ponerse de acuerdo y llegar así a un equilibrio”, dijo, citando a España e Italia como los países donde más llegan los migrantes, que deben ser “acogidos, acompañados, promovidos e integrados” y más con el descenso demográfico pues “se necesita gente y un migrante integrado ayuda al país”, dijo.
Francisco habló de la necesidad de “sentir y tocar” para no caer “en la tentación de mirar hacia otro lado”, así como a que “la capacidad de ser perdonado es un derecho humano”.
Preguntado sobre la guerra, Francisco aseguró que se trata de “un contrasentido de la creación, porque la guerra es siempre destrucción”. “Por ejemplo, trabajar la tierra, cuidar a los hijos, llevar adelante una familia, hacer crecer la sociedad, es construir. Hacer la guerra es destruir. Es una mecánica de destrucción”, dijo.
En cuanto al futuro de la Iglesia Católica, recordó a su predecesor, canonizado por él mismo, Pablo VI y su exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi. “Yo hice otra que se llama Evangelii Gaudium, que no es tan original porque es un plagio de Aparecida y de Evangelii Nuntiandi”, dijo, añadiendo que el camino de la Iglesia hacia el futuro es una Iglesia en camino, no aclaró a dónde. Insistió en que “el mal más grande de la Iglesia es la mundanidad espiritual”, un mal incluso “peor que el de los papas libertinos”. “Y esta mundanidad espiritual de la Iglesia hace crecer una cosa fea, el clericalismo, que es una perversión de la Iglesia. El clericalismo que hay en la rigidez; y debajo de todo tipo de rigidez hay podredumbre, siempre”, disparó.
Cuando Fazio le preguntó por la escapada que hace unas semanas hizo a una tienda de discos del centro de Roma, el Papa contó que no fue a comprar discos, sino a bendecir el local. “Es verdad que escucho música, me gustan mucho los clásicos y el tango. Un porteño que no baila el tango no es un porteño”, dijo.
Por Carlos Esteban
InfoVaticana