Congresos de educadores, conferenciantes especializados, psicólogos, religiosos, miles de personas en las calles…: cada vez son más los que están convencidos de que la figura paterna sufre hoy un devastador ataque y que esta, la paternidad, debe ser nuevamente ensalzada en defensa de la familia.
Los especialistas aseguran que este ataque, junto al invierno familiar y matrimonial o «la feminización del modelo masculino», está dejando profundas e irreversibles consecuencias en la sociedad.
Especialmente, en los más jóvenes: el aumento en las tasas de criminalidad, violencia y pobreza son solo algunas de las reportadas por los investigadores del Institute for Family Studies Brad Wilcox (director del National Marriage Project de la Universidad de Virginia, miembro de The Future of Freedom del Institute for Family Studies y miembro del American Enterprise Institute) Wendy Wang (directora de investigación en el Institute for Family Studies) y Alysse ElHage (editora del blog del Institute for Family Studies).
De hecho, como se desprende del último informe realizado por estos tres investigadores,esta erosión de la paternidad «contribuye poderosamente a muchos de los principales problemas sociales de nuestro tiempo».
Uno de los principales responsables es, según el estudio, el divorcio y las familias desestructuradas. «[En los Estados Unidos], aproximadamente el 62,5% de los menores de 18 años viven junto a su familia biológica, el 1,7% en nuevas familias tras el divorcio de sus padres, el 4,2% viven con su padre soltero y el 31,5% en un hogar sin su padre», se menciona. Esta última cifra es especialmente llamativa si se tiene en cuenta que prácticamente se ha duplicado en 60 años, pasando del 17% en 1960 al casi 32% de nuestros días.
Estos son tres beneficios de la relación padre-hijo en una familia estructurada que se desprenden del informe:
1º Reduce el riesgo de fracaso escolar y académico
Una de las principales conclusiones del informe es que «la presencia de un padre biológico en el hogar está relacionada directamente con las posibilidades de un joven de obtener un título universitario».
Según los datos recabados, los hombres jóvenes que crecieron con su padre biológico tienen más del doble de probabilidad de graduarse de la universidad a los 20 años, en comparación con los criados en familias sin su padre biológico. El porcentaje es del 35% frente al 14%, respectivamente, duplicando la probabilidad de que un joven se gradúe en la Universidad.
Los beneficios no solo se trasladan al ámbito universitario. Ya desde el periodo escolar son claramente visibles, pues se ha demostrado que los niños que crecen junto a sus padres tienen un 39% más de probabilidades para obtener una mayoría de altas calificaciones, un 45% menos de repetir un curso, un 60% de ser expulsados de la escuela y el doble de posibilidades de ir a la universidad.
Según el estudio, el porcentaje de jóvenes que se graduan de sus estudios universitarios habiendo crecido junto a su padre biológico dobla la probabilidad de aquellos cuyo padre estuvo ausente.
2º Con el padre presente, el «nini» es la excepción
Otra de las consecuencias relacionadas a la presencia o ausencia del padre en el hogar es la mayor probabilidad de ocupación una vez comenzada la edad adulta, así como de evitar la pobreza.
Como han informado Nicholas Eberstadt y Evan Abramsky, Estados Unidos ha visto un incremento en la cantidad de hombres en edad productiva que actualmente no están trabajando o buscando trabajo: antes de la pandemia, casi 7 millones de hombres entre los 25 y 54 eran no tiene ninguna ocupación y su día «está marcado por horas y horas frente a la pantalla bajo los efectos de sustancias [y drogas]».
Según las estadísticas del Institute for Family Studies, los hombres jóvenes que no crecieron con su padre biológico tienen muchas más probabilidades (casi el doble) de estar parados a mediados de los 20 años que los que crecieron con su padre biológico (19 % frente a 11 %).
Con una distribución similar a la estadística anterior, en lo referido a la actividad durante la juventud, el estudio desveló que el porcentaje de jóvenes ocupados laboralmente que crecieron junto a su padre dobla el de los que carecieron del mismo.
3º Aumenta la seguridad de los hijos y reduce la delincuencia
Además de ayudar a conseguir una carrera universitaria, éxito académico y empleo para los hijos, los padres tienen otro importante factor aparejado de cara a sus descendientes, y es el ejemplo de rectitud moral que les indica el camino para mantenerse «alejados de los problemas».
Las investigaciones arrojan que los padres involucrados y presentes en el hogar reducen las probabilidades de que los jóvenes se conviertan en una amenaza para la sociedad, de modo que disminuyen en un 80% la probabilidad de que sus hijos acaben en la cárcel o en un 75% de que las hijas queden embarazadas durante la adolescencia.
El porcentaje de jóvenes y adultos hasta los 34 años que han sido detenidos es significativamente menor en los casos en los que el padre ha estado presente a lo largo de su vida.
Warren Farrell, autor deThe Boy Crisis, lo expresa de esta manera: «Los niños con privación de padre a menudo experimentan un volcán de ira enconada… Y con una tendencia mucho mayor de los niños a portarse mal, los niños que lastiman serán los más propensos a sufrir».
Como conclusión fundamental, Wilcox, Wang y ElHage remarcan la estrecha relación observada entre la ausencia del padre, la estructura familiar y los problemas que pueden sufrir actualmente naciones occidentales desarrolladas como el fracaso escolar, la criminalidad juvenil o las barreras emocionales e inseguridades de cara a formar nuevas familias.