«Con el aumento del uso del lenguaje de género, la Iglesia católica se está distanciando de los fieles», dijo Krämer. «En lugar de estar al lado de los fieles y hablar su idioma, la Iglesia católica prefiere seguir una corriente que abre una brecha en las relaciones interpersonales»,
Al presidente de la Asociación de la Lengua Alemana, Walter Krämer, la estructura eclesiástica en Alemania le «ha apostatado» por no querer plegarse a los postulados más estrambóticos de la «ideología de género». Parece que en lugar de llegar a más gente, los expulsa.
En una carta publicada en la web de la Asociación, Walter Krämer cuenta los motivos:
Dortmund, 17 de noviembre de 2021
Con el aumento del uso del lenguaje de género, la Iglesia católica se está distanciando de los fieles, dijo Krämer. En abril, el Comité Central de los Católicos (ZdK) acordó utilizar la estrella de género para un lenguaje supuestamente sensible al género. La «organización de laicos» se convirtió en la «organización de laicas». La Juventud Católica (KjG) llega incluso a dudar del propio concepto de Dios, considerando escribir «Dios*»; la Juventud Estudiantil Católica (KSJ) ya utiliza esta versión.
Según Krämer, en tiempos de un mal manejo de los casos de abuso en la iglesia y de las restricciones impuestas por Corona que afectan a muchos feligreses, la iglesia no tiene otra cosa que hacer que promover el lenguaje supuestamente apropiado para el género como portador de la salvación. «En lugar de estar al lado de los fieles y hablar su idioma, la Iglesia católica prefiere seguir una corriente que abre una brecha en las relaciones interpersonales», dice Krämer, que también es vicepresidente de la Academia de Ciencias y Artes de NRW en Düsseldorf y portavoz de un área de investigación especial de la Fundación Alemana de Investigación.
En un principio, Krämer había preguntado si era posible que se le permitiera pagar el impuesto eclesiástico en otra diócesis que no fuera impulsora del cambio de género, pero la asociación de diócesis se lo denegó refiriéndose a su lugar de residencia (que es decisivo para la asignación de la diócesis). En consecuencia, ha decidido no seguir apoyando a la iglesia con sus impuestos. Sin embargo, Krämer quiere seguir vinculado a la Iglesia católica como comunidad de creyentes de corazón y mente.
Un asterisco
La autodenominada asociación católica de estudiantes (KSJ) se ha sumado a la moda de la deformación del lenguaje y en otoño de 2021 decidió que escribiría a partir de ahora ‘Dios*’.
El asterisco, que no se pronuncia, es el equivalente de la arroba en español (‘tod@s’). La «teóloga» y vicepresidenta de la asociación «Mujeres Católicas alemanas», Agnes Wuckelt, desplegó la habitual verborrea feminista/inclusiva, diciendo que en definitiva esto «da como resultado la gran oportunidad de que personas diversas sean también imagen de Dios y sean amadas por Dios». De esta forma, «las personas que no se sienten pertenecientes al género masculino o femenino experimentarían la justicia en un contexto religioso-teológico», añadió.
La KSJ anunció que iba a «hacer una campaña por una imagen diferente de Dios», en la que, «lejos del castigador, anciano, blanco y con barba, sea un Dios* diversidad». «El mandato ignaciano de buscar y encontrar a Dios en todas las cosas exige percibir a Dios*», explican, «sin prejuicios, ya que, después de todo, Dios* no puede ser asignado a ningún género ni a otras categorías humanas». En definitiva, con la estrella de género uno quiere sacar a Dios del nivel sexual.
La verdadera cara del «impuesto» eclesiástico
En Alemania, la Iglesia se financia a través de un sistema peculiar. Los ciudadanos se inscriben públicamente en un registro oficial como pertenecientes a una religión particular o a ninguna y, a la hora de hacer la declaración de Hacienda, tienen que pagar un impuesto religioso especial y bastante cuantioso (casi un 10% de los impuestos totales), el llamado Kirchensteuer o «dinero de la Iglesia», en beneficio de ese grupo religioso. Si uno se declara oficialmente luterano, por ejemplo, paga el impuesto para financiar a la comunión luterana. Lo mismo sucede con los inscritos como católicos, que deben pagar el Kirchensteuer para la financiación de la Iglesia Católica.
Walter Krämer quería ser siendo católico, quería seguir pagando el impuesto, pero en una diócesis que no se sometiese a lo políticamente correcto. Para gente como él la «misericordiosa iglesia en Alemania» tiene un mensaje, dejas de ser católico, ni siquiera podrás ser enterrado en un cementerio católico.
23 comentarios
La arroba es lo mismo: una cabeza estrangulada por su propia cola, como un pitón retorcido sobre sí mismo.
Se impone y en aras de la empatía personas y entidades deben aceptar y promover el lenguaje supuestamente apropiado para el género, la consecuencias de no hacerlo pues podemos pensar que habrá católicos huérfanos del amor de Dios, por no encontrar el lenguaje correcto. Menuda estupidez
A este hombre solo le diría que menos mal que a los cristianos nos queda el consuelo de que, llegada la hora, pasaremos por el juez justo….TODOS. Y me da que tiene un montón de ruedas de molino junto a la mesa.
Esas personas con trastornos mentales de identidad sexual, a ver si hablamos con propiedad, son amadísimas por Dios. Quienes no se aman son ellas mismas. Ni se aman ni se aceptan. Y por ello, no aman a Dios que las hizo así. De hecho no me sorprendería por parte de muchas de esas personas un rechazo directo al Creador. Porque nadie les ofreció ayuda. Nadie. Solo se aplauden sus desvaríos. Pararéis de aplaudir cuando vayan a por vosotros, a por vuestros hijos, nietos… Entonces dejaréis la tibieza y comenzará un nuevo tiempo para los cristianos. Hablo por propia experiencia. Me atacaron sin conocerlos de nada. Según ellos todos seríais gays y lesbianas, y por ende, transexuales (la homosexualidad es transexualismo en etapa inicial, y el transexualismo es satanismo en etapa inicial, ya que Satanás odia a los hombres y a las mujeres que Dios creó). A esas personas no les interesamos porque tenemos el deber de decirles la verdad que no quieren oír; con caridad, pero verdad. Al no intentar salvarlos a todos, vienen ellos a intentar condenarnos a todos. Así Dios sacude nuestra tibieza de un plumazo. Dios es maravilloso. Gracias, Señor.
Alemania en caída libre al infierno.
Hasta la coronilla estoy de hermanos y hermanas, hijos e hijas de Dios, Dios padre/madre, Dios padre que nos ama con entrañas de madre, laicos y laicas, etc.
El Padre Nuestro lo enseñó el mismo Jesucristo, que fue engendrado varón por Dios Padre, y que es «la imagen del Dios invisible» (Col 1,15). La mujer se llama mujer porque procede del hombre: «Se llamará Mujer, porque ha sido sacada del hombre» (Gen 2,23).
«El hombre, no debe cubrir su cabeza, porque él es la imagen y el reflejo de Dios, mientras que la mujer es el reflejo del hombre» (1 Cor 11,7).
«¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran» (Mt 23,13).
Saludos cordiales.
Aunque, según leo, el asterisco no se pronuncia, en buena lógica, además de escribirse, debería pronunciarse. Dígolo porque la escritura es un reflejo del habla, y si decimos simplemente «Dios» no tiene sentido que escribamos Dios*, porque quien nos escucha no captará el sentido que le damos en la escritura. Po tanto, yo recomendaría a esta gente de la KSJ, tan diversista ella, que cuando hablen no digan «Dios», sino «Diosasterisco», de manera que el texto siguiente del Génesis, que se lee en la Vigilia Pascual, vengan a pronunciarlo de esta guisa:
«Y creó Diosasterisco al hombre a su imagen, a imagen de Diosasterisco lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Diosasterisco»
Lo de «varón y hembra» chirría un montón, por lo que convendría cambiarlo por «asterisco y arroba los creó», que es el no va más de la inclusión.
Por cierto, nadie con dos dedos de frente católica piensa en Dios como un «castigador, anciano, blanco y con barba.» Esta gente son como el ladrón que piensa que todos son de su condición. Allá ell@s* con sus complejos, pero que no atormenten a los católicos sensatos con sus neuras y menos aún les insulten la inteligencia con sus asterísticas estupideces.
El Rosario y la Santa Confesión son armas poderosas para no condenarse, y la gente – ignoro la cuantía – no están por la labor. Pero sino cambian es su problema. Satanás es un genio del mal, y tienta tambien intelectualmente. Es un putrido vencido.
Antes se deciía en la Biblia, que la mujer se llamaba varona porque procedía del varón.
La verdad que cada día me parece que en lugar de vivir en mi casa, creo estar viviendo en un manicomio, donde el loco es el que ordena al cuerdo.
Las personas que no se sienten pertenecientes al género masculino o femenino tienen un trastorno mental, como dice Marta de Jesús en su excelente comentario. Como lo tienen las personas que no se sienten de la especie humana, por ejemplo las afectadas de licantropía. Dios no las ama ni más ni menos que a las otras, porque el amor de Dios es infinito y no tiene medida. Sobra ponerle un asterisco a la palabra Dios para indicar esto, porque es lo que enseña a las claras la Iglesia Católica y está al alcance de todos el saberlo y experimentarlo.
Amar a las personas con trastornos mentales no es decirles que son como son y que viva la diversidad. Esto es abandonarlas a su trastorno, como haríamos con una persona afectada de un tumor cerebral celebrando su derecho a esa diversidad y tachando de tumorofobia e incitación al odio la pretensión de curarla.
Jesús de Nazareth, en los evangelios, cuando se le acerca alguien con un trastorno mental, no se lo quita de encima con lo de que Dios le ama en su diversidad, sino que le expulsa el demonio de su mente. Porque así es como ama Dios.
Esto es lo que dijo la Virgen en Garabandal….
Lo que no entienden mi preferencia debe ser que no viven en un país donde desdoblar por género es obligatorio en público.
Un cordial saludo.
Una nueva idolatría -el género- para añadir a las habituales idolatrías del mundo (por ejemplo, Mammon -o riqueza- y Venus -o sexo-).
Sólo que las idolatrías habituales, aunque son perversas, se explican por las necesidades naturales de nuestra condición corporal, que al excederse de sus justos términos nos hacen caer en esos pecados.
El «género», sin embargo, es algo puramente ideológico, un disparate sin pies ni cabeza, que pretende destruir lo que es nuestra condición natural, la naturaleza de las cosas. Y al divinizarlo, se llega al esperpento más absoluto.
Ap.18 4