El ejército tiene bajo la mira la iglesia de San José en Demoso, como sucedió con la del Sagrado Corazón en Kayantharyar (Loikaw). También murió un voluntario que intentaba salvar a unos civiles en medio de un tiroteo. Hasta ayer, el número de personas asesinadas ascendía a 831, con 4331 encarceladas. En el ámbito empresarial, la compañía francesa Total y la estadounidense Chevron redujeron algunas contribuciones a las empresas de la junta. Activistas: esto es meramente simbólico. Los militares obtienen al menos 3.300 millones de dólares al año en ganancias.
Dos jóvenes católicos de 20 y 21 años fueron asesinados por soldados de la Junta mientras recogían alimentos para los desplazados de Demoso (Estado de Kayah).
Desde hace una semana, el estado de Kayah es escenario de enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los grupos armados karen reunidos en las KPDF (Karenni People’s Defence Force, Fuerzas de Defensa del Pueblo Karenni).
Al menos 50.000 habitantes de Demoso, de otras ciudades del estado de Kayah y del norte de Shan huyeron al bosque para escapar de los enfrentamientos, que en los últimos días se han cobrado nueve víctimas entre la población civil.
Los dos jóvenes asesinados, Alfred Ludu y Patrick Boe Reh, eran miembros de la parroquia de San José de Demoso (ver foto). Ayer habían ido a recoger alimentos para los desplazados por primera vez. Como no había suficiente para todos, salieron una segunda vez. Los soldados los esperaron y los mataron en el barrio de Ngu Palot.
En la mañana de ayer, la artillería de la Junta atacó la iglesia de San José.
En los días previos, otra iglesia -la del Sagrado Corazón, en Kayantharyar- cerca de Loikaw fue atacada, y mataron a cuatro personas que se habían refugiado en el interior del templo.
El cardenal Charles Maung Bo, arzobispo de Rangún, hizo un llamamiento hace tres días, pidiendo que cesen los ataques a los lugares de culto. Calificó la situación como una «gran tragedia humanitaria», en la que se derrama la sangre de personas indefensas, ya que se habían refugiado en la iglesia para protegerse y resguardar a sus familias.
En los enfrentamientos en los alrededores de Demoso, ayer murió All Lo Sein (también conocido como Olson), miembro de los «Rangers de Birmania Libre», una organización multiétnica de voluntarios. El joven de 24 años recibió un disparo cuando intentaba proteger a unos civiles en medio de un tiroteo. El funeral de Olson (foto 2) y el de los otros dos jóvenes tuvo lugar inmediatamente después de recuperar sus cuerpos.
Al final de la jornada de ayer, la Asociación de Ayuda a los Presos Políticos difundió el balance actualizado de víctimas y presos. Al menos 831 personas han sido asesinadas desde el primero de febrero -fecha del golpe militar- hasta ayer. Además de estas muertes documentadas, hay muchas más que todavía no han podido ser confirmadas.
Las personas encarceladas suman 4.331, pero solo 102 han sido juzgadas. También hay órdenes de captura contra otros 1881 activistas cuyo paradero se desconoce o que se han refugiado en otra parte.
Mientras tanto, tras la presión internacional, los gigantes del petróleo y el gas que hacen negocios con la junta, las compañía francesa Total y la estadounidense Chevron, anunciaron que suspenderán algunos pagos a la empresa mixta de transporte de gas, que incluye una compañía vinculada a los militares.
Aunque los activistas aplauden el gesto, consideran que se trata de un mero gesto simbólico. De hecho, la medida sólo afecta una pequeña parte de los ingresos de la junta. Según los cálculos de la ONU, las ganancias de los militares rondan los 3.300 millones de dólares anuales (en 2020). Además, la medida de Total y Chevron no impacta en los ingresos de la Junta, que proceden de la venta de gas, de los impuestos sobre los oleoductos y gasoductos y de las operaciones en el territorio.
Francis Khoo Thwe.
RANGÚN, Birmania.
ASIA NEWS.