El fundador y director de la Academia Internacional de Líderes Católicos, el mexicano José Antonio Rosas Amor, renunció hoy a su cargo tras oponerse al plan de la organización secreta de ultraderecha El Yunque para controlar a las universidades católicas del mundo, revelado por este medio y cuyo escándalo sacude a esa institución que integran jerarcas de la iglesia y personalidades vinculadas a El Vaticano.
También renunciaron dos consejeros internacionales del organismo, la teóloga colombiana Liliana Franco y el exministro boliviano Luis Enrique García Rodríguez, después de que el presidente de este organismo que integran obispos y laicos católicos, el político italiano Rocco Buttiglione, anunció sanciones contra Rosas Amor por manifestar su oposición al plan de El Yunque, de cuya organización secreta fue militante confeso.
En una carta enviada a Rocco Buttiglione y a los miembros del Consejo Directivo Internacional, fechada este jueves 27, Rosas Amor presentó su renuncia con carácter de irrevocable por oponerse al uso de la Academia Internacional de Líderes Católicos en el plan de los yunquistas Rodrigo Guerra López, secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, y Emilio Baños Ardavín, rector de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), para apoderase de las universidades católicas, como lo reveló SinEmbargo.
“El pasado 17 de marzo —escribe— fue publicada en la prensa una denuncia sobre la colaboración de nuestra Academia con una operación política de la organización secreta del Yunque para controlar la Organización de Universidades Católicas de América Latina ODUCAL. Ante la gravedad y la veracidad de la denuncia, tome la decisión de dar la cara en mi condición irrenunciable de fundador de la Academia condenando categóricamente y sin matices a esta sociedad secreta y reconociendo los vínculos que tuvimos en el pasado Rodrigo Guerra y yo con El Yunque, con la única preocupación de cuidar el prestigio de nuestra Academia y enfrentar las denuncias desde la verdad y con absoluta transparencia”.
En su carta, Rosas Amor lamenta no haber sido capaz de transmitir a la presidencia del organismo “de los riesgos, peligros y males que tiene cualquier viso de colaboración en las estrategias de organizaciones políticas y sociedades secretas”, así como tampoco fue capaz de resolver este desafío de una forma ideal sin conflictos, pero puntualiza que sólo buscó —“bien lo sabe Dios”— proteger a la AILC “de posibles derivas sectarias y partidistas, ajenas al estilo Francisco y Fratelli Tutti».
Añade en su carta: “Puede ser discutible el acierto en todas las formas, pero mi única motivación ha sido el servicio a la verdad y el evitar que la Academia de Líderes en un momento de polarización política y eclesial deje de ser un puente que sirva de espacio para la cultura del encuentro. Ciertamente que asumo la verdad de cuanto he dicho, aclarando que no quería ir contra nadie, sino sólo a favor de los valores que profesamos”.

Tras conocer errores y pedir perdón por ellos, Rosas Amor insiste en que defender a la AILC de conflictos partidistas o ideológicos y si puso pasión y emoción a sus actuaciones, “ha sido movido por la importancia que tiene nuestra Academia especialmente al servicio de la Iglesia. Nuestra Iglesia merece toda nuestra entrega y pasión, dejar la piel e hipotecar si fuera necesario la salud y la tranquilidad personal para hacer resonar el Evangelio. ¿Podría, acaso, contemplar impasiblemente lo que considero son riesgos ciertos para sus principios y valores?”
Concluye: “Me voy con mi conciencia tranquila, aunque con tristeza reconociendo mi incapacidad para no haber podido resolver del mejor modo posible este conflicto”.
Por su parte, la teóloga colombiana Franco Echeverri, presidenta de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos, comunicó su renuncia irrevocable al Consejo Internacional de la Academia de Lideres Católicos, y subrayó: “Oro para que se abran caminos de claridad y entendimiento”.
Luis Enrique García Rodríguez, exministro de Economía de Bolivia, también renunció como consejero internacional, en una comunicación dirigida a Rocco Buttiglione:
“A la luz de la delicada crisis institucional en la Academia, que se ha generado por los recientes artículos de prensa, videos, declaraciones públicas y consiguientes conflictos internos, cumplo en transmitirles mi decisión de renunciar irrevocablemente al Consejo Internacional de la Academia de Líderes Católicos. Hago votos para que, con la ayuda de Dios, se encuentren maneras apropiadas para encontrar una solución que minimice el daño a la Institución”.
Y es que a raíz de la revelación en SinEmbargo del plan de El Yunque, el lunes 17, Rosas Amor publicó un comunicado para deslindar a la Academia de Líderes Católicos y dar a conocer que él se opuso personalmente ante Guerra López para que Baños Ardavín presidiera la Oducal y, a su vez, el costarricense Fernando Sánchez Campos la Federación Internacional de Universidades Católicas.
En respuesta, Rocco Buttiglione, amigo de los juramentado de El Yunque y sus jerarcas, anunció sanciones a Rosas Amor por su oposición pública a la conjura de El Yunque que se diseñó mientras el papa Francisco estaba convaleciente.
La Academia Internacional de Líderes Católicos, fundada inicialmente en Chile por Rosas Amor, tiene presencia en 13 países de América y Europa y en su consejo internacional hay personajes, como los cardenales Carlos Osoro, de España, y Christophe Pierre, de Francia, así como el expresidente de Costa Rica Miguel Ángel Rodríguez y el mexicano Rodrigo Guerra López, a quien el papa Francisco nombró secretario de la Pontificia Comisión para América Latina.

Álvaro Delgado Gómez.}