Detrás del viaje de Francisco a Eslovaquia: Una Iglesia fiel pero subterránea y una Iglesia liberal y moralmente permisiva.

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Todo aquel que piense que Eslovaquia es un país católico, está equivocado. El número de los que al menos aspiran a apuntarse con la fe católica está disminuyendo año tras año y de una década tras otra. Primeras noticias del último censo demuestran que Eslovaquia había cambiado por completo. Y cogió el « camino trágico de Irlanda ». Las pérdidas en las filas de los creyentes son inmensas. Multitud de nuestros compatriotas que trabaja en los países de la Unión Europea, donde ya había sucedido la separación de la Iglesia del estado, se niega a pagar los impuestos eclesiásticos. La iglesia ya no significa nada para ellos. La gente joven cada vez más rechaza la religión institucionalizada y se entrega a las errores esotéricas provenientes del oriente. ¿Es realmente sólo la presión del mundo sobre la Iglesia desde el exterior la culpable de este estado de cosas?

Todo aquel que diga que los obispos eslovacos pertenecen a los conservadores, está equivocado. Los obispos eslovacos de domingo en domingo van rebajando los requerimientos a los creyentes para poder llenar y mantener numerosas iglesias. En la iglesia se permite prácticamente todo, cualquier cosa para poder complacer a los niños y jóvenes egocéntricos y mimados. Sin embargo ellos no le están dando a la iglesia nada a cambio. En cuanto se hartan de las « comunidades de diversión y amistad », inmediatamente los abandonan para buscarse un otro pasatiempo. Pero a los obispos les conviene poder presentarse como aquellos que caminan de la mano de las multitudes de jóvenes y de la plena efervescencia del progreso. No le cortan el paso a ninguna novedad y son capaces de llevar cualquier sacrificio a la ofrenda del mantenimiento del status quo con el estado liberal. ¿Con quién entonces « peregrinan » nuestros obispos y a donde « acompañan » a la gente por los caminos anchos?

Todo aquel que considere a Papa Francisco liberal, está equivocado. Por lo menos en el asunto de la destrucción de sus adversarios, su Santidad no se porta como un liberal. En los tiempos cuando el Papa perseguía a su Excelencia cardenal Raymond Leo Burke — uno de los signatorios de las famosas « Cinco dudas de los cuatro cardenales » sobre algunas conclusiones de la exhortación apostólica Amoris Laetitia — en Roma aparecieron cientos de carteles. Junto a la fotografía del Papa se veía la pregunta: « ¿Dónde está su misericordia? » La misma pregunta está preguntando al Papa cientos de comunidades de los católicos perplejos a lo largo del mundo, sobre todo a partir del julio de 2021 cuando el Papa publicó su motu proprio Traditionis Custodes, limitando así celebración de la Santa Misa de siempre. El Papa con su motu proprio de facto anuló la doctrina del Papa Benedicto XVI. sobre la « hermenéutica de la continuidad » y comprobó que el nuevo orden de la misa del rito romano no ha crecido orgánicamente en la unidad y continuidad con la tradición religiosa de dos mil años. ¿Podrían los greco-católicos imaginarse, que el Papa prohibiría la liturgia del santo Juan Crisóstomo?

Preguntas similares se están preguntando los católicos perplejos eslovacos. La incompetencia con la que los obispos en Eslovaquia lideraron a la Iglesia en los tiempos de pandemia por el nuevo coronavirus hizo que un desamparo similar afectó a miles de creyentes en un tiempo bastante breve. Recibir el Cuerpo de Cristo en la mano o negación de la objeción en conciencia en el tema de las vacunas moralmente comprometidas, pillaron por sorpresa a varios católicos.

En Eslovaquia empezó a formarse una nueva iglesia subterránea, igual como la recuerdan nuestros padres de los tiempos del comunismo. En Eslovaquia vuelve a imprimirse la literatura religiosa samizdat. Se trata sobre todo de las versiones de antes del concilio de la Santa Escritura, catequismos, misales, libros de oraciones y libros de texto de la doctrina de la fe y moralidad. Los creyentes esta vez distribuyen estos samizdat católicos a escondidas por el miedo a la jerarquía en la Iglesia, no por el miedo del estado. Los curas a escondidas vuelven a celebrar las misas de siempre. A lo largo del territorio eslovaco se formaron islas descentralizadas de los católicos perplejos que se dieron cuenta de que en los tiempos, cuando se está derrumbando la civilización es tan importante lograr su propia santidad como preservar la fe verdadera intacta. Estas islas de la tradición están formadas por una mezcla de curas, teólogos, inteligencia universitaria, comerciantes o pequeños artesanos. De su centro — pero sin el derecho de hablar por todos — salieron aquellos que revelaron su identidad y presentan al Papa este mensaje.

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Encontrará el informe en este enlace esta noche después de las 8 p.m.

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marco tosatti.

stilum curiae.

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