* Religioso clama por los presos políticos de Nicaragua, Cuba y Venezuela e invita a transformar las estructuras opresoras en estructuras de libertad.
Monseñor Silvio José Báez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, aprovechó nuevamente su homilía en el templo de Santa Ágatha, en Florida (Estados Unidos), para pedir por los presos políticos. «Queremos pedirte por monseñor Rolando Álvarez, de Nicaragua, y por todos los presos políticos de Cuba, de Venezuela, y de Nicaragua”.
El obispo Báez fue enviado al extranjero por orden del Vaticano en 2019, mientras que el también obispo Álvarez, fue encarcelado en agosto de 2022 por la dictadura encabezada por Daniel Ortega y Rosario Murillo; condenado a más de 26 años de cárcel.
La semana en Nicaragua estuvo marcada por la noticia de la excarcelación y el regreso a la cárcel La Modelo de monseñor Rolando Álvarez, tras el fracaso de las negociaciones entre el Vaticano, la dictadura orteguista y la Conferencia Episcopal, este 5 de julio, para lograr la liberación del obispo de Matagalpa, que se rehúsa al destierro.
Antes de iniciar la lectura de su homilía, el religioso aprovechó para “recordar como todos los domingos, a mi hermano, monseñor Rolando Álvarez Lagos, obispo de Matagalpa, que injustamente sigue detenido en las cárceles de la dictadura sandinista en Nicaragua. Es inocente. Es un profeta de Dios, que debe ser liberado, y debe volver en medio de su pueblo”.
Añadió que “a nosotros nos toca esperar en Dios y orar por él, como cuando Pedro estaba en la cárcel, y toda la Iglesia oraba por él. Oremos hasta la celda donde está Rolando, para que el Señor le dé salud, le dé fortaleza, y aumente su fe y la esperanza que muy pronto lo tengamos en medio de nosotros”.
Además instó a que vivamos “sin complicarnos demasiado, sin dañar a nadie, sin obsesiones enfermizas de grandezas y de poder y abandonados en el amor del Padre”. De esta forma, aseguró, que “no tendremos miedo y no perderemos la esperanza de vivir y de luchar por una vida más digna y mejor para nosotros y para los demás”.
Demanda organización para lograr libertad
Poco después, amplió su prédica para incluir palabras de consuelo específicas para los nicaragüenses que sufren bajo la dictadura impuesta a la nación, reconociendo que “somos un pueblo cansado y herido, al que Jesús quiere dar descanso. No lo dudemos”, invitando que “también a nivel social debemos escuchar con confianza las palabras de Jesús”.
Añadió que “debemos reconocer que nos produce un profundo cansancio la impotencia que sentimos frente al poder de los tiranos. Nos agobia la sensación de incapacidad que experimentamos para poder cambiar las estructuras injustas y violentas que nos oprimen y nos someten. Nuestro mismo pueblo es un pueblo cansado y agobiado a causa de la pobreza y del miedo, del engaño, de la represión y de la incertidumbre frente al futuro”.
En su prédica, prometió que “el descanso que Jesús quiere dar a nuestro pueblo vendrá a través del esfuerzo que todos hagamos por organizarnos para transformar las estructuras opresoras en estructuras de libertad y para cambiar las relaciones injustas en proyectos y acciones solidarias en favor de los más pobres”, como una forma de resolver los problemas que agobian a la nación nicaragüense.
“El descanso que Jesús quiere dar a nuestro pueblo vendrá a través del compromiso de todos por cambiar el modo de ejercer el poder, transformando el despotismo en respeto a la libertad y dignidad de todas las personas; sustituyendo las ambiciones egoístas -personales y grupales- por la lucha en favor del bien común y dignificando el sufrimiento de las víctimas a través del compromiso por establecer procesos de auténtica justicia que eliminen para siempre la impunidad social”, manifestó.
Al final, Báez clamó por el respeto, la solidaridad, la escucha recíproca, el consuelo y la esperanza mutuas, evitando desgastarnos ni distraernos inútilmente, aprendiendo a vivir “sin violencia ni arrogancia, sin ambiciones de grandeza” y siempre dispuestos a hacer el bien.
CONFIDENCIAL.