“Cuatro niños con el alma rota”: la cacería de película de un cura abusador y un relato conmovedor

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* Uno de los sacerdotes más conocidos de Costa Rica, Mauricio Víquez, fue condenado a 20 años de cárcel por violar a un niño.
* La foto del abrazo de cuatro hombres víctimas se hizo viral junto al mensaje de lucha por justicia y verdad.

 

Cuatro hombres se abrazan en una ronda fraterna, un círculo humano que rompe con las filas de sillas de plástico del tribunal de la localidad de Desamparados, en Costa Rica. Es el abrazo de cuatro sobrevivientes que sufrieron lo peor de parte de un mismo abusador, el excura Mauricio Víquez, y entre todos encontraron la fuerza para obtener justicia. Es la historia de valentía y resiliencia de Anthony, Carlos, Michael y Josué. De lucha, también, contra los prejuicios, la sociedad y hasta contra el tiempo y las fronteras.

El 30 de marzo último, día en que se tomó la foto, Víquez fue condenado a 20 años de cárcel por delitos sexuales cometidos contra Josué Alvarado. Tenía 11 años en 2003 cuando el entonces párroco de la iglesia San Juan Bautista, en la localidad de Patarrá de Desamparados, lo abusó después de ganarse su confianza cuando el chico fue a pedir ayuda para su humilde familia.

El sacerdote Mauricio Víquez Lizano. (Foto: gentileza El País).
El sacerdote Mauricio Víquez Lizano. (Foto: gentileza El País).

 

Fueron muchos años de estar luchando por esta justicia. Eramos cuatro víctimas tratando de encontrarla desde hace años”, contó a TN Anthony Venegas, una de las cuatro personas que denunciaron a Víquez por abusos.

 

Cuatro denuncias en la Justicia y una sola que llegó a juicio

 

Su denuncia, como las de otros dos denunciantes –Michael Rodríguez y Carlos Muñoz– estaba prescripta gracias al trabajo de encubrimiento que durante años hizo la iglesia de Costa Rica, según dijo Venegas a TN. Pero la lucha pública de estos tres hombres le dio ánimos a Josué para denunciar lo que sufrió. Su causa aún no había vencido y finalmente llevó a la detención de Víquez, que en el medio se había escondido en México.

Josué decidió salir del anonimato para el momento de la sentencia. Ante las cámaras dijo que con el fallo “sintió una liberación total”. “El fantasma que me acarreaba desde los 12 años desapareció y puedo darle vuelta a la página de mi libro”, afirmó.

Anthony Venegas, Michael Rodríguez, Josué Alvarado y Carlos Muñoz durante el juicio contra Mauricio Víquez. (Foto y video: CRHoy).

La sentencia: “Víquez se aprovechó de su posición de poder”

 

“La Fiscalía demostró que Víquez se aprovechó de su posición de poder, autoridad, relación de confianza con la víctima y de su condición de sacerdote para cometer las agresiones sexuales en perjuicio de la persona ofendida’’, informó el Poder Judicial sobre la sentencia.

Todo pendía de este juicio específico, pero para nosotros era como una resolución de lo nuestro”, consideró Venegas, que sin embargo hizo apelación de su caso.

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“Cuando escuché la sentencia sentí alivio porque era algo que necesitaba oír después de tanto daño, tanta lucha, después de pasar por el escrutinio público, el juzgamiento de muchas personas. Tener esa resolución de parte de la Justicia significa que no estabamos mintiendosacaba un abusador de las calles y enviaba un mensaje a la sociedad”, sostuvo.

 

Mauricio Víquez, una figura “destacada” de la Iglesia costarricense

 

El cura condenado no era cualquiera y el caso causó revuelo en Costa Rica, una pequeña nación de 5 millones de habitantes que, al igual que la Argentina, aún tiene al catolicismo como religión de Estado.

Víquez fue durante años vocero de la Iglesia costarricense por los asuntos de familia y para muchas personas era una figura muy respetada.

Era un sacerdote muy público, estábamos acostumbrados a verlo en los noticieros, en programas para dar la opinión de la curia sobre temas como el aborto, la fertilización in vitro, el matrimonio gay”, resumió Venegas.

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Una imagen aparentemente intachable, pero que era solo la punta reluciente del iceberg. “Lo que no se sabía era que era una persona que abusó de decenas de adolescentes”, zanjó Venegas.

Si bien los casos judicializados fueron cuatro, y medios locales hablan de 9 denuncias eclesiásticas, Venegas sostuvo que son muchas más las víctimas. “Estoy casi seguro de que todos mis amigos lo fueron”, dijo a TN.

Desde que hizo público su caso, lo contactaron “montones de víctimas de abuso, muchas de ellas de Víquez”, que le agradecieron “por hacer justicia por ellos también porque no se atrevían a denunciarlo”.

 

Un “niño con el alma rota”

 

Venegas tenía 14 años y al igual que Carlos y Michael era monaguillo cuando comenzaron los abusos a los que Víquez llamaba “cariñitos”. En su caso duraron 3 años, hasta que la madre de un amigo le “inició el clic de víctima” y lo llevó a la curia metropolitana para dar la alerta.

En un posteo de Instagram sobre el fallo, Venegas habló de “cuatro niños con el alma rota que se hicieron hombres y decidieron alzar la voz, no aceptar más daño, luchar por justicia y crecer”.

El posteo de Anthony Venegas en Instagram tras la condena de Mauricio Víquez. (Foto: captura de Instagram).
El posteo de Anthony Venegas en Instagram tras la condena de Mauricio Víquez. (Foto: captura de Instagram).

 

En diálogo con TN, Venegas habló de la “culpa muy compleja” que sintió por los abusos. Víquez para él era “un amigo muy cercano, un guía espiritual y una figura a la que no ponía exponer porque le tenía miedo”. Además, su mamá trabajaba como cocinera en la curia, por lo que peligraba la de por sí complicada situación económica de su familia.

Me convertí en un adolescente depresivo, con intentos de suicidio, me afectó el avance en mi vida desde lo más profundo de mi alma, me destruyó mi espiritualidad”, explicó sobre las consecuencias personales del abuso.

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El hombre de 36 años hizo terapia y gracias a la ayuda de su familia logró avanzar. “Necesité muchos años para llamar lo que había vivido como un abuso sexual. Tuve que luchar mucho para estar sano. Es una pelea constante, es un proceso de toda la vida. Hay momentos buenos y otros no tanto, pero he logrado convertir algo tan oscuro en luz para mí”, dijo Venegas.

 

La Ley de “Derecho al tiempo”

 

Después de ver cómo se caían sus denuncias por haber vencido el plazo legal de 10 años tras la mayoría de edad, Venegas y Michael Rodríguez no se quedaron de brazos cruzados. Impulsaron con la ayuda de de un diputado una Ley de Derecho al Tiempo, la cual fue aprobada en mayo de 2021. La medida amplió el plazo de prescripción de los delitos sexuales hasta 25 años después de que la víctima cumple la mayoría de edad.

“Eso fue parte de mi proceso de sanación”, dijo Venegas. “Exponer a Víquez fue un proceso muy difícil que revictimiza, te pasa factura. Pero me di cuenta de que lo hacía por mucha gente, me escribió gente que me agradeció y me dijo que los inspiraba a denunciar a sus abusadores. Eso es algo que me llena y me motiva a seguir adelante”.

Michael Rodríguez y Anthony Venegas se inspiraron de una ley chilena para lograr extender a 25 años tras la mayoría de edad el plazo para denunciar un abuso sexual. (Foto: captura de Twitter)
Michael Rodríguez y Anthony Venegas se inspiraron de una ley chilena para lograr extender a 25 años tras la mayoría de edad el plazo para denunciar un abuso sexual. (Foto: captura de Twitter)

Para Venegas, el plazo de 10 años era “un irrespeto”. “No hay un tiempo establecido para que una persona sane, es mucho lo que tiene que superar para poder denunciar. Yo digo que somos sobrevivientes más que víctimas, porque sobrevivimos a muchas cosas que una persona normal no vive”.

Venegas explicó que primero buscaron que se aprobara la imprescriptibilidad, pero que no se pudo por “unos tratados de DD.HH. a los que Costa Rica adhiere”. No obstante, consideró que la ampliación del plazo legal “es una herramienta que le brinda a muchas personas la oportunidad de denunciar”.

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Además, con el cambio legal, recibió el apoyo de la Fiscalía para apelar la prescripción de su denuncia. “Queremos buscar justicia por una denuncia propia”, sostuvo.

 

Una red de encubrimiento que iría hacia lo más alto de la Iglesia de Costa Rica

 

Cuando Venegas denunció a Víquez en la curia, en 2003, lo atendió el vicario general José Rafael Quirósactual arzobispo de San José y por ende la figura más prominente de la Iglesia católica costarricense.

Las movidas que siguieron la denuncia parecen salir del mismo manual que se vio en otros países como Estados UnidosAlemania Francia.

“Ahí empezó un proceso de encubrimiento. Lo sacaron de la parroquia, pero no hubo ningún proceso. Lo que recibimos fue pura manipulación”, afirmó Venegas.

José Rafael Quirós fue nombrado arzobispo por el papa Francisco en 2013. (Foto: Twitter/AFP).
José Rafael Quirós fue nombrado arzobispo por el papa Francisco en 2013. (Foto: Twitter/AFP).

Ahora hay tres denuncias civiles contra Quirós y la conferencia episcopal, entre ellas una de Venegas.

El miércoles pasado, se inició el juicio. Fue una instancia preliminar, a la que solo asisiteron los abogados de ambas partes. “La Iglesia católica no permitió que asista la prensa. Como decimos en Costa Rica, ‘el que nada debe, nada teme’. Por algo ellos no querían que se manejara públicamente”, afirmó.

Leé también: Condenaron a un cura y a un portero a 15 años de prisión por abusos en un jardín de San Pedro

Venegas también presentó una denuncia contra Quirós ante el Vaticano, y hace 3 años que espera una resolución. El sobreviviente afirmó: “Los altos mandos de la Iglesia que se encargaron de encubrir a Víquez y minimizar nuestras denuncias enfocaron sus fuerzas en defender al arzobispo a toda costa de una manera lamentable”.

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“Ese asunto se me pasó” y “no tenía experiencia” fueron algunas de las justificaciones del arzobispo cuando fue señalado por los exmonaguillos y la Policía desembarcó en la sede de la Iglesia católica de Costa Rica para buscar evidencias de casos de pederastia y abuso sexual.

Por el escándalo, el arzobispo de San José no pudo asistir al encuentro convocado por el papa Francisco en 2019 para tratar precisamente el tema de los abusos sexuales en la Iglesia católica.

 

La huida de Víquez a México

 

Paradojicamente, Quirós fue quien firmó en 2019 la expulsión de Víquez del sacerdocio, cuando ya “estaba hundido”. Pero no sin antes darle el tiempo al cura de irse de Costa Rica.

“Cuando salió la denuncia de Josué, la Iglesia le avisó a Víquez, que huyó primero a Panamá y luego a México”, afirmó Venegas. La Justicia emitió una orden de detención internacional, pero durante meses no hubo noticias del cura.

La circular roja de Interpol por la búsqueda de Mauricio Víquez. (Foto: Interpol).
La circular roja de Interpol por la búsqueda de Mauricio Víquez. (Foto: Interpol).

“Se busca”: el viaje descabellado de Venegas y Rodríguez para encontrar a su abusador en México

 

Lo que siguió parece de película y revela las agallas que tenían los sobrevivientes. Josué estaba por cumplir 28 años y en octubre la causa iba a caducar. Entonces, cuando faltaba apenas dos meses para ello, Venegas y Michael Rodríguez se fueron a México para buscar a Víquez con el apoyo de la organización mexicana FIND, especializada en la defensa de menores abusados.

Era una idea descabellada, México es un país gigantesco”, reconoció Venegas a TN. Pero también parecía ser su última chance. “La Iglesia lo expulsó y se lavó las manos, era la única oportunidad para sacarlo de las calles”, dijo.

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Con Rodríguez contaron su historia en una conferencia de víctimas de abuso, donde consiguieron llamar la atención de medios. Tocaron timbre en albergues de la iglesia católica y hasta pegaron afiches con la cara de Víquez por las calles.

Anthony Venegas participó de manera "casi accidental" de un foro sobre “Violencia sexual infantil y adolescente" en el Senado de la Ciudad de México y consiguió llamar la atención de los medios locales.  (Foto: Instagram/@tovenegas).
Anthony Venegas participó de manera «casi accidental» de un foro sobre “Violencia sexual infantil y adolescente» en el Senado de la Ciudad de México y consiguió llamar la atención de los medios locales. (Foto: Instagram/@tovenegas).

“Estuvimos tratando de poner su cara para que la gente lo viera, se cuidara, lo identificara”, dijo Venegas.

Aunque parecía una locura, el fruto de la desesperación, sus esfuerzos surtieron efecto. Mientras Anthony y Michael buscaban a Víquez por el sur del país, la policía lo detuvo en el norte, cerca de Monterrey, gracias a tareas de inteligencia, aunque se habló también de una llamada anónima.

Venegas, al que seguía una cámara del canal Univisión, estaba en un avión a punto de despegar cuando se enteró de la detención del sacerdote, una noticia que estuvo esperando por casi 20 años.

Anthony Venegas pegó carteles con la cara de Víquez por las calles mexicanas. (Foto: captura de video Univisión).

Ya no le va a hacer daño a nadie”, celebró entre sollozos y con el pecho oprimido. Llamó a su familia para buscar consuelo, apenas podía hablar.

Para burlar a las autoridades, Víquez había bajado mucho de peso y se había dejado crecer la barba. Se lo veía muy distinto al afiche de búsqueda.

Según informó la Policía Judicial, determinaron su ubicación a partir de una red social en la que el cura se identificó con su segundo nombre, Antonio, para ofrecer servicios de asesoría en la elaboración de tesis.

Víquez fue detenido el 18 de agosto en el norte de México. (Foto: Twitter/FGR).
Víquez fue detenido el 18 de agosto en el norte de México. (Foto: Twitter/FGR).

“No digo que fue por nosotros, pero me gusta pensar que nuestra presencia ayudó a que se lo atrape de una vez “, declaró Venegas acerca de la captura.

Sin embargo, la pandemia de coronavirus que estalló demoró casi un año y medio la extradición del cura y el posterior juicio en el que fue condenado.

 

La condena de Víquez, un antes y un después

 

¿Cambió algo en Costa Rica tras la denuncia? Para Venegas, la respuesta es sí. Y el resultado lo ve en sus cuentas de Twitter e Instagram.

“Nuestras denuncias y el resultado del juicio marcan un antes y un después de cómo se ve y cómo se trasmite a nivel social. Por ejemplo, en las redes sociales la gente nos señalaba, decía que queríamos dinero… me escribían amenazándome, diciéndome que era el demonio. Ahora la mayoría nos apoyan”, contó.

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El movimiento Me too ya había iniciado una revolución mundial que los exmonaguillos potenciaron en Costa Rica. “Al denunciar una figura preeminente y pública, se dio un movimiento en el que se denunció también a expresidentes como Óscar Arias, a profesores universitarios…”, dijo.

Venegas está convencido de que entre su primera denuncia como adolescente y la segunda como adulto, la gran diferencia es que la hizo de manera pública y a cara descubierta. “Poner la cara fue lo que cambió todo”, afirmó.

Si bien “es muy pronto para pensar que se logró un cambio total”, Venegas cree que con sus amigos, a los que “tristemente conoció dentro de ese ambiente de abuso”, lograron “abrir un camino”.

“Cuatro niños con el alma rota”: la cacería de película de un cura abusador y un relato conmovedor

Mientras se prepara para dar su testimonio en el juicio contra el arzobispo de San José, Venegas afirma que “su lucha no es contra la Iglesia ni los católicos, sino contra los jerarcas que siguen permitiendo que la Iglesia priorice la imagen sobre la ayuda a miles de niños abusados y destruidos por sus sacerdotes”.

“El cambio se generará cuando la Iglesia se haga responsable y deje de pensar en su fama para ocuparse de limpiarse desde dentro de toda la podredumbre”, continuó.

 

Los consejos de Venegas para víctimas de abuso sexual

 

“Como sobreviviente de abuso, recomiendo a las víctimas que denuncien, que no carguen con la responsabilidad de los actos de otros, que busquen sanación y sigan adelante”, declaró Venegas a TN.

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También llamó a acercarse a organismos de ayuda. En base a su propia experiencia, el joven costarricense afirmó que “luchar acompañado es diferente a luchar solo”. En su caso, “encontrar a personas que vivieron lo mismo, las mismas consecuencias y lograr la justicia juntos fue algo muy importante”.

Sin parar, el exmonaguillo sigue adelante con su búsqueda de justicia. Por el adulto que es ahora, por el adolescente que alguna vez fue, y por todos los que no pudieron, no se animaron a hablar o quizás no sobrevivieron.

 

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