Cuando Nápoles eligió a un alcalde comunista, la sangre de San Genaro no se licuó

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San Genaro obispo, mártir y santo patrono de Nápoles (Italia).

En los años de la persecución organizada por el emperador romano Diocleciano, conocida como la “Gran persecución” (303-313), Genaro fue hecho prisionero junto a un grupo de compañeros cristianos, y sometido a terribles torturas.

El obispo y sus amigos se negaron a aceptar las exigencias de sus perseguidores, quienes exigían que abdicaran de la fe y rindan culto a los dioses. A pesar de los crueles maltratos a los que fueron sometidos, ninguno fue doblegado, por lo que todos serían condenados a muerte.

Primero, se intentó quemarlos vivos en el horno, pero el fuego no les hizo daño alguno. Después, los hombres serían arrojados a las fieras; los leones sólo rugieron y ni siquiera se les acercaron. Hasta ese momento Genaro y sus amigos habían logrado salir ilesos milagrosamente. Entonces, los romanos decidieron aplicar el último recurso del que disponían: cortarles la cabeza. El 19 de septiembre de 305, el obispo y sus amigos fueron ejecutados cerca de Pozzuoli. Allí fueron enterrados sus restos.

Es tradición que cada 19 de septiembre y en otras dos ocasiones del año suceda el milagro de la licuefacción de la sangre de San Genaro, que el resto del año se conserva sólida en un relicario.

Se trata de un suceso extraordinario que es considerado un prodigio y ocurre desde el año 1389, según una documentación citada por Famiglia Cristiana.

Cabe hacer notar que no siempre se ha producido la licuefacción Por ejemplo, la reliquia permaneció sólida el año en que Nápoles eligió a un alcalde comunista, pero se licuó espontáneamente cuando el Arzobispo de Nueva York, Cardenal Terence Cooke, visitó el santuario de San Genaro en 1978.

Fishermen.

Viernes 20 de septiembre de 2024.

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