Con todo… la caballada está flaca.

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Este 2021 se nos presenta como un año de elecciones intermedias, esto es, el próximo 6 de junio los mexicanos debemos salir a votar por la integración de las Cámaras Baja y Alta (diputados y senadores) que integran el Congreso de la Unión, desde donde se proponen y aprueban las leyes que deberían servir para mejorar los niveles de vida y bienestar de la población, entre otros asuntos; aunque en los últimos dos años no ha sido así del todo, debido al gandallismo partidista que ve más por sus intereses que por el pueblo mismo, pese a que nos digan lo contrario para dorarnos la píldora. 

Ante el riesgo que se corre en el sentido de que se pudiera entregar de nueva cuenta el Poder Legislativo al partido en el gobierno, lo que nos llevaría a un absolutismo rampante del que ya hemos probado las amargas hieles, se han establecido alianzas entre los otros órganos políticos en busca de un pluralismo que evite el caos que pudiera llevarnos a una situación como la que se vive, por ejemplo, en Venezuela. Sin embargo, una vez más, tal parece que los organismos aliados pretenden agandallarse cada uno con las candidaturas y eso no nos llevará a nada. 

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En el caso de Campeche van por canasta completa, pues además de los escaños y curules federales estarán en juego la gubernatura, alcaldías, juntas municipales y el Congreso; aquí también están de moda las alianzas, aunque los golpes y patadas por debajo de la mesa no parecen tener freno, esto es, aquí también los partidos aliados buscan quedarse con la mayoría de candidaturas. Nos queda claro que su pretensión no es servir al pueblo sino servirse de él, van por intereses particulares y nada más. De ahí que retomemos la afirmación del viejo dinosaurio tricolor, Rubén Figueroa Figueroa, ex gobernador guerrerense: La caballada está flaca. 

Ojalá que los aspirantes a “servir al pueblo” se olviden de rencillas personales, de añejas venganzas, de la vieja creencia de que el triunfo será para quien con mayor escarnio califique a sus contrincantes, y en realidad traigan propuestas de trabajo para el desarrollo de esta entidad; muchos hay que llevan años buscando afianzarse en el poder, pero al llegar no tienen un plan de trabajo establecido y van gobernando por capricho. El pueblo ya no los perdonará si se mantienen en esas posturas. 


 

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Por lo pronto, desde este espacio nuestro llamado es a la sociedad, esa que está en contra del absolutismo en el que corremos el riesgo de caer, para que deje atrás esa apatía ancestral de no salir de casa el día de los comicios, poniendo como pretexto de su abulia el “total, de todos modos, ganará el que el poder quiera”. No, señores electores, si realmente pugnamos por ese cambio de nuestra realidad es obligatorio acudir a las urnas y votar por el candidato que a su juicio represente una verdadera preocupación por el pueblo; olvídense de partidos, bloques, alianzas y compadrazgos, lo importante es no dejar que utilicen su voto, que es lo que sucede cuando declinan de su derecho. 

En este momento, a pesar de uno que otro aspirante de renombre, en Campeche podemos decir que, al igual que a nivel federal, la caballada está flaca. De nosotros como ciudadanos depende el futuro de Campeche. 

Con información de Nuestra Voz/Editorial

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