El organismo histórico estatal de Polonia, el Instituto de la Memoria Nacional (IPN), que tiene poderes procesales, dice que se está preparando para reanudar las investigaciones sobre las muertes de sacerdotes que murieron en circunstancias sospechosas en la era comunista.
“Se están realizando más análisis de los casos de sacerdotes asesinados en la década de 1980 y de opositores anticomunistas de varias ciudades”, dijo el presidente del IPN, Karol Nawrocki, a la emisora pública Polskie Radio, y agregó que espera que la reanudación oficial de las investigaciones sea anunciado pronto.
Si bien dijo que había muchos casos de muertes inexplicables que esperaban ser reexaminados por los fiscales, Nawrocki nombró a tres sacerdotes, todos asociados con la oposición anticomunista y que murieron en 1989, como casos que él mismo había cuestionado personalmente.
Uno de ellos, Stanisław Suchowolec, un sacerdote asociado con el movimiento Solidaridad , fue designado oficialmente víctima de envenenamiento accidental con monóxido de carbono. Sin embargo, después de la caída del comunismo, los fiscales descubrieron que, de hecho, su muerte había sido causada deliberadamente, pero no identificaron a ningún sospechoso.
Sylwester Zych, un sacerdote que anteriormente había estado encarcelado por sus actividades anticomunistas, fue encontrado muerto en una parada de autobús con varias heridas en su cuerpo. La propaganda comunista lo retrató como un alcohólico que había muerto después de una noche de consumo excesivo de alcohol, y los fiscales suspendieron la investigación sobre su muerte en 1993.
El tercer sacerdote, Stefan Niedzielak, había sido una figura destacada en la conmemoración de la masacre de oficiales polacos en Katyn por parte de los soviéticos. Se determinó oficialmente que su muerte en 1989 fue un accidente, pero se cree que fue asesinado deliberadamente por los servicios de seguridad, que lo habían amenazado previamente.
“Espero que podamos anunciar la reanudación de las investigaciones que despiertan mis dudas históricas”, dijo Nawrocki. “Son investigaciones que, a mi juicio, no fueron explicadas como deberían haber sido”.
“Por supuesto, la perspectiva del historiador es bastante diferente a la de los fiscales”, agregó. “Este no es un intento de calibrar mi visión histórica a las necesidades judiciales o legales, pero algunas dudas me hacen volver a asuntos inexplorados”.
Un portavoz del IPN, Rafał Leśkiewicz, dijo al servicio de noticias de Niezależna que, si bien actualmente es difícil estimar cuándo estarán disponibles las primeras conclusiones de las investigaciones, lo más probable es que sea cuestión de varios meses.
El portavoz también admitió, sin embargo, que “en esta etapa, es difícil decir si se logrará algo en este asunto”. Pero “sin duda uno debería al menos intentarlo”.
VARSOVIA, Polonia.
