Cardenal polaco, convertido hoy, hace 43 años, en Juan Pablo ll

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«Habemus papam… Sanctæ Romanæ Ecclesiæ Cardinalem Wojtyla». Hoy se cumplen 43 años de la elección de Juan Pablo II, el primer Papa no italiano en más de 400 años y el tercero que más tiempo fue Sucesor de Pedro.

Habían pasado poco más de quince días desde la muerte de Juan Pablo I, un Pontífice cuya muerte impactó a propios y extraños, ya que había cogido el testigo e Pablo VI tan sólo 33 días antes. Los mismos cardenales que acudieron a elegir a Luciani hacían lo propio menos de dos meses después, e ingresaban de nuevo en la Capilla Sixtina el 14 de octubre de 1978.

Fueron necesarias ocho votaciones para elegir al Sucesor de Pedro. Miles de personas se agolpaban entre las columnatas de Bernini cuando se divisó la fumata blanca. Entre los periodistas se hacían una pregunta, habrán elegido al cardenal Siri o a Benelli.

Habían pasado las seis y media de la tarde cuando el cardenal protodiácono Pericle Felici, quién unas semanas antes había anunciado a Juan Pablo I, salió al balcón de las bendiciones, en la fachada de la Basílica de San Pedro, entre la expectación de la multitud.

Tras entonar el famoso “habemus papam”, Felici anunció, con la fórmula acostumbrada, el nombre del elegido por los purpurados: “Eminentissimum ac reverendissimum dominum, dominum Carolum, Sanctæ Romanæ Ecclesiæ Cardinalem Wojtyla, qui sibi nomen imposuit Ioannis Pauli”.

El desconcierto fue absoluto, incluso hubo gente que al escuchar el extraño apellido ―no se elegía un Papa no italiano desde Adriano VI que, para que se hagan una idea, fue el maestro en la niñez y adolescencia de Carlos I de España, a principios del siglo XVI― pensaron que por primera vez habría un Pontífice negro.

Nada de eso; el elegido era el cardenal arzobispo de Cracovia, de 58 años. Rompiendo el protocolo, y antes de impartir su primera bendición a los fieles, el nuevo Papa dijo el siguiente discurso:

«¡Alabado sea Jesucristo!

Queridísimos hermanos y hermanas: Todos estamos apenados todavía por la muerte de nuestro amadísimo Papa Juan Pablo I. Y he aquí que los Eminentísimos Cardenales han designado un nuevo Obispo de Roma. Lo han llamado de un país lejano…, lejano pero muy cercano siempre por la comunión en la fe y tradición cristiana. He sentido miedo al recibir esta designación, pero lo he hecho con espíritu de obediencia a Nuestro Señor Jesucristo y con confianza plena en su Madre María Santísima. No sé si podré explicarme bien en vuestra… nuestra lengua italiana; si me equivoco, me corregiréis. Y así me presento a todos vosotros para confesar nuestra fe común, nuestra esperanza y nuestra confianza en la Madre de Cristo y de la Iglesia; y también para comenzar de nuevo el camino de la historia y de la Iglesia, con la ayuda de Dios y con la ayuda de los hombres».

Un largo pontificado

Durante su largo pontificado ―el tercero más largo de la historia, casi 27 años―, Juan Pablo II realizó 104 viajes apostólicos fuera de Italia, y 146 por el interior de este país. Además, como obispo de Roma, visitó 317 de las 333 parroquias romanas. Más de 17.600.000 peregrinos participaron en las 1166 audiencias generales de los miércoles.

Hay que recordar también las numerosas personalidades de gobierno con las que se entrevistó durante las 38 visitas oficiales y las 738 audiencias o encuentros con jefes de Estado y 246 audiencias y encuentros con primeros ministros.

En 1985 impulsó las Jornadas Mundiales de la Juventud. En las 19 ediciones de la JMJ celebradas a lo largo de su pontificado se reunieron millones de jóvenes de todo el mundo.

Además, su atención hacia la familia se puso de manifiesto con los encuentros mundiales de las familias, inaugurados por él en 1994.

Juan Pablo II promovió el diálogo con los judíos y con los representantes de las demás religiones, convocándolos en varias ocasiones a encuentros de oración por la paz, especialmente en Asís, no exentos de polémica.

Bajo su guía, la Iglesia se acercó al tercer milenio y celebró el Gran Jubileo del año 2000, según las líneas indicadas por él en la carta apostólica Tertio millennio adveniente; y se asomó después a la nueva época, recibiendo sus indicaciones en la carta apostólica Novo millennio ineunte, en la que mostraba a los fieles el camino del tiempo futuro.

Con el Año de la Redención, el Año Mariano y el Año de la Eucaristía, promovió la renovación espiritual de la Iglesia.

Realizó numerosas canonizaciones y beatificaciones, más que ningún pontífice hasta la llegada de Francisco: celebró 147 ceremonias de beatificación -en las que proclamó 1338 beatos- y 51 canonizaciones, con un total de 482 santos. Proclamó a santa Teresa del Niño Jesús Doctora de la Iglesia.

Amplió notablemente el Colegio cardenalicio, creando 231 cardenales en 9 consistorios. Además, convocó 6 reuniones plenarias del colegio cardenalicio. Presidió 15 Asambleas del Sínodo de los obispos: 6 generales ordinarias (1980, 1983, 1987, 1990, 1994 y 2001), 1 general extraordinaria (1985) y 8 especiales (1980, 1991, 1994, 1995, 1997, 1998 (2) y 1999).

Entre sus documentos principales se incluyen: 14 Encíclicas, 15 Exhortaciones apostólicas, 11 Constituciones apostólicas y 45 Cartas apostólicas. Promulgó el Catecismo de la Iglesia Católica, reformó el Código de Derecho Canónico y el Código de Cánones de las Iglesias Orientales y reorganizó la Curia Romana con la Constitución Pastor Bonus, a punto de ser derogada por Francisco.

Karol Wojtyla

Karol Wojtyla nació en Wadowice, cerca de Cracovia, el 18 de mayo de 1920 en una familia modesta. Su padre, Karol, aprendiz de sastre como su abuelo, fue llamado a las armas en 1900 por el ejército de ocupación austriaco y llegó a oficial en 1915.

Fue bautizado por el sacerdote Franciszek Zak el 20 de junio de 1920 en la Iglesia parroquial de Wadowice; a los 9 años hizo la primera comunión, y a los 18 recibió la Confirmación. Terminados los estudios de enseñanza media en la escuela Marcin Wadowita de Wadowice, se matriculó en 1938 en la Universidad Jagellónica de Cracovia y en una escuela de teatro.

Cuando las fuerzas de ocupación nazi cerraron la Universidad, en 1939, el joven Karol tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química (Solvay), para ganarse la vida y evitar la deportación a Alemania.

A partir de 1942, al sentir la vocación al sacerdocio, siguió las clases de formación del seminario clandestino de Cracovia, dirigido por el arzobispo de Cracovia, el cardenal Adam Stefan Sapieha. Al mismo tiempo, fue uno de los promotores del «Teatro Rapsódico», también clandestino.

Tras la segunda guerra mundial, continuó sus estudios en el seminario mayor de Cracovia, nuevamente abierto, y en la Facultad de Teología de la Universidad Jagellónica, hasta su ordenación sacerdotal en Cracovia el 1 de noviembre de 1946 de manos del cardenal Sapieha.

Después fue enviado a Roma, donde, bajo la dirección del dominico francés Garrigou-Lagrange, se doctoró en 1948 en teología, con una tesis sobre el tema de la fe en las obras de San Juan de la Cruz. En aquel período aprovechó sus vacaciones para ejercer el ministerio pastoral entre los emigrantes polacos de Francia, Bélgica y Holanda.

En 1948 volvió a Polonia, y fue vicario en diversas parroquias de Cracovia y capellán de los universitarios hasta 1951, cuando reanudó sus estudios filosóficos y teológicos. En 1953 presentó en la Universidad Católica de Lublin una tesis titulada «Valoración de la posibilidad de fundar una ética católica sobre la base del sistema ético de Max Scheler».

Después pasó a ser profesor de Teología Moral y Ética Social en el seminario mayor de Cracovia y en la facultad de Teología de Lublin.

El 4 de julio de 1958 fue nombrado por Pío XII obispo auxiliar de Cracovia. Recibió la ordenación episcopal el 28 de septiembre de 1958 en la catedral del Wawel (Cracovia), de manos del arzobispo Eugeniusz Baziak.

El 13 de enero de 1964 fue nombrado arzobispo de Cracovia por Pablo VI, quien le creo cardenal el 26 de junio de 1967, con el título de San Cesareo en Palatio, Diaconía elevada pro illa vice a título presbiteral.

Además de participar en el Concilio Vaticano II (1962-1965), con una contribución importante en la elaboración de la constitución Gaudium et spes, el cardenal Wojtyla tomó parte en las cinco asambleas del Sínodo de los Obispos anteriores a su pontificado.

El 16 de octubre, tras la muerte de Juan Pablo I y el consiguiente cónclave, se convirtió en el Papa número 264 de la historia de la Iglesia. Fue beatificado el 1 de mayo de 2011 por Benedicto XVI y canonizado por el Papa Francisco el 27 de abril de 2014.

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