Presos políticos ProVida son abandonados en su causa. Es el caso de la brasileña Sara Winter, feminista número uno que se encontró con Cristo después de un aborto y dio un cambio radical a su vida, a favor de la vida humana; hoy es prisionera en Brasil ante un silencio sepulcral, de los suyos.
Durante 5 años logró ser la feminista más famosa de Brasil y líder de otros movimientos sociales de izquierda en el continente. Y a los 22 años de edad, seducida a practicarse un aborto de su primer embarazo, casi pierde la vida en un hospital. En un proceso difícil de recuperación por las graves secuelas físicas y psicológicas del aborto inducido, se covierte al catolicismo y a partir de ahí su vida la ofrenda en un servicio permanente y de entrega por los no nacidos.
Desde entonces se le ha visto en diversas conferencias internacionales contra el feminismo; y como una gran luchadora por la vida, la familia y las libertades.
Hoy, después de haberse enfrentado pacíficamente contra la Corte Suprema de su país, que quiso imponer el aborto, es prisionera en su domicilio, sin juicio alguno y sin ningún derecho humano que se le respete.
En una entrevista, con el director general de la Agencia Católica de Noticias, Sara Winter hace fuertes revelaciones que muestran lo que se avecina para el continente y lo que ya en México comenzó a desplegar el gobierno de la 4ª transformación: La tiranía del poder judicial sobre la democracia y la libertad. Son los casos de Sinaloa y Baja California que en una semana después del proceso electoral 2021 “mandaron al diablo la institución del matrimonio”. Así lo había consignado y amenazado en su campaña presidencial Andrés Manuel López Obrado, presidente de México, cuando declaraba: “al diablo con las instituciones”.
El 15 de junio pasado, hace un año exactamente, la policía llegó a la casa de Sara Winter, allá en Brasil, la aprisionaron y la metieron a la cárcel; allí la tuvieron incomunicada durante 10 días. En la entrevista, Winter, relata:
“Aquí, en Brasil hay una ley, de que no te pueden meter a la cárcel si no te cuentan cuál es el delito por el que estás siendo acusado. Y también, por derecho, por una cuestión de Derechos Humanos, cuando te meten a la cárcel tienes derecho a una llamada telefónica y a abogados. A mí me fueron negados todos esos derechos; me metieron a la cárcel y yo no sabía cuál era el delito por el cuál estaba haciendo demandada. No me dieron chance de llamar a alguien, tampoco me dejaron comunicarme con mis abogados. Eso no pasa ni con violadores en Brasil, ellos tienen derecho a una llamada y tienen derecho a abogados; pero ese derecho me fue suprimido, fue muy desesperante, Arturo; porque yo no sabía dónde estaba mi hijo, que habían hecho con mi hijo, cuánto tiempo estaría en la cárcel; no sabían si habían armado algún «falso delito» para irme a tirar, no sabía.
Entonces fueron 10 días muy desesperantes. Después de eso, cuando me quitaron de la cárcel, me dijeron que había una condición para liberarme de la cárcel, que era utilizar la tobillera electrónica. Pero te cuento, que para utilizar esta tobillera o pulsera electrónica, en Brasil por ley, la utilización demanda que las personas deben haber cometido un delito, el delito debió de haber sido descubierto, investigado, denunciado, debe haber un juez, una sentencia.
Esta sentencia debe ser cumplida primero en régimen «encerrado» o sea, la cárcel; y después, si tienes buen comportamiento, te vas al régimen «semi abierto» o «abierto» con la utilización de la tobillera electrónica. Este proceso que está muy bien «descrito» en el código de «proceso penal de Brasil» yo no he pasado por él; hasta el día de hoy, no hay delito. O sea que al día de ayer se cumplió un año que eso pasó; y yo continúo utilizando la pulsera electrónica, no puedo salir de mi casa, no puedo salir e ir al supermercado, a la farmacia, dependo totalmente de los vecinos para comprar comida, dependo totalmente de los vecinos para que lleven mi hijo a jugar o cortar su pelo, o al médico; yo si quisiera no puedo ir a consultas médicas; si me siento mal me muero en mi casa porque no tengo la autorización para salir. Mi hijo, desafortunadamente por todo eso, desarrolló depresión; tiene solo 5 años de edad y se encuentra psicológicamente mal, y yo no puedo llevarlo al psicólogo. Todos los derechos humanos míos y de mi hijo están siendo constantemente violados”.
En la entrevista con el director de la Agencia Católica de Noticias, Sara Winter abunda:
“Nosotros como derecha cometimos un error, muy feo. Nos organizamos para elegir un presidente Cristiano, conservador, de derecha, Católico. Ahí dimos nuestra sangre, sudor, el sueño para elegirlo, y después no tuvimos idea de cómo organizarnos dentro del Gobierno. O sea que fuimos por el poder y no tuvimos idea de cómo manejar el poder”.
“Bolsonaro no logra gobernar, se convirtió en un presidente simbólico; que el pueblo lo quiere mucho, está con él e intenta hacer las cosas, pero no lo logra”.
“Lo más difícil es que el propio bolsonaro no habla nada; o sea, que no nos defiende porque se se puso acobardado por la Corte Suprema que ha amenazado aprehender a uno de sus hijos”.
“Después de que nos metieron en la cárcel, Bolsonaro… no ha dicho en un año ninguna palabra en nuestra defensa y es como que nosotros no existiéramos. Eso es muy difícil porque nos suena como una traición. Bolsonaro es un militar, pero en mi cabeza los militares no deberían dejar atrás a sus soldados heridos. …Y creo que para sobrevivir en su mandato, Bolsonaro ha hecho algunas concesiones. …algo que me cayó super mal es que tenemos 11 jueces en la Corte Suprema, todos nombrados por ex presidentes de izquierda en Brasil. El año pasado en octubre, uno de ellos se retiró; era la oportunidad perfecta para que Bolsonaro pudiera nombrar un juez para la Corte Suprema que nos defendiera; un juez que pudiera luchar contra todas las cosas globalizadas comunistas; y desafortunadamente, no se sabe el motivo, pero Bolsonaro nombró para la Corte Suprema a un ministro, un juez, que está en favor del aborto. Entonces eso me duele, me dolió muchísimo porque yo dí mi sangre y mi libertad por este país, justo para que la Corte Suprema no lograse legalizar el aborto”.
Frente a una nueva dictadura en el Continente: La dictadura judicial, la Corte Suprema.
“Hoy me encuentro en la situación de presa política en Brasil, después de luchar en contra de un intento de la legalización del aborto, …por parte de la Corte Suprema”.
“Aquí hay una dictadura judicial por parte de la Corte Suprema y eso no pasa solo en Brasil. En México mismo, ayer tuvimos un episodio muy triste en Sinaloa, también por parte de la Corte Suprema que desafortunadamente oprimió a algunos diputados que lograron legalizar, de una manera que no fue democrática, la unión homosexual. Yo creo que hay un «modus operandi» global principalmente de Latinoamérica, por parte de la usurpación del poder, de los poderes, por parte de las Cortes Supremas”.
“Bolsonaro no logra dar un paso adelante porque la Corte Suprema no lo deja. La Corte Suprema está hecha por 11 ministros, once jueces; todos fueron nombrados por presidentes de izquierda; entonces ellos sirven a la izquierda, es muy obvio que no dejarían a nuestro Gobierno dar pasos adelante”.
¿Te sientes sola?
La respuesta fue rápida y contundente: “¡Sí! ¡En términos de la política brasileña me siento súper sola!
“Me siento sola porque aquí el Ministerio de Derechos Humanos, donde yo trabajé en el Gobierno de bolsonaro, hace un año que estoy pidiendo me ayude para que mi hijo pueda salir a sus consultas médicas, para que yo pueda salir a mis consultas médicas y no se manifiesta. Yo creo que la Corte Suprema ha ordenado a Bolsonaro que no se manifieste, en nuestro caso”.
“Mi deseo en contar mi historia no es sólo pedir ayuda. Claro que quiero pedir ayuda, pero también decir que nosotros los brasileños fuimos súper precipitados. Teníamos la ingenua idea de que poniendo un presidente de derecha lograríamos cambiar la situación en nuestro país y eso no es verdad, porque todas las otras instituciones del pueblo, los medios de educación y comunicación, continúan perteneciendo a las izquierdas”.
“Puedo dar un aviso, un pedido, una súplica a mis hermanos americanos: antes de pensar en poner a un presidente o un gobernador, se empieza conquistando el espacio debajo hacia arriba. …Hay que tener una base sólida. Yo veo mucha gente en Latinoamérica que piense que Bolsonaro es un presidente súper fuerte, porque habla fuerte, pero no Gobierna. Se convirtió en un presidente simbólico; habla lo que el pueblo quiere escuchar pero no avanza en los temas conservadores, no avanza en los temas de Seguridad Pública y tampoco de Derechos Humanos».
Yolanda Cornejo de “Católicas por el Derecho a la Vida” en la embajada de Brasil en México, pide la libertad de Sara Winter.
Este viernes Sara, -le dijo el director de la Agencia Católica de Noticias- vamos a estar con “Católicas por el Derecho a la Vida” que está convocando, -“Ciudadano Gobernante” que se suma, “Revive México” que también se suma y “+Vida+Familia” que también se suma-, a una exhortación que estaremos haciendo al embajador de Brasil en la Ciudad de México, a las 11:00 hrs. ¿Qué puedes platicarnos de eso?
“Eso para mí es como el mayor regalo que yo podría recibir, porque el viernes es mi cumpleaños, cumpliré 29 años; y es muy triste porque al año pasado yo cumplí 28 en la cárcel; sola, con frío, con hambre. Este año todavía sigo encarcelada de manera criminal e inconstitucional, pero mi corazon se calienta mucho al ver que hay gente en otros lugares del mundo que están luchando por mi libertad y la libertad de mi hijo; me emociona mucho, y agradezco mucho. …Esto no es solo por mi sino por cada preso político en Latinoamérica, que está luchando por la vida, por la familia y por la libertad. Yo no soy la única preso político; tenemos centenas o millares en Cuba, Venezuela, Nicaragua y otros países que muchas veces ni siquiera sabemos ni nos damos cuenta. Entonces esto va a ser un hecho súper simbólico para todos aquellos que están privados de su libertad por luchar por la Vida y la Familia, por su Libertad”.
Así las cosas, al estilo mexicano, donde líderes provida dejan en el fuego cruzado a sus cuadros. A algunos los negocian por diputaciones y a otros los minan por el crecimiento de sus liderazgos locales.