La alcaldesa comunista y proislamista de Aguilar de la Frontera, municipio de Andalucía en España, Carmen Flores de Izquierda Unida, en un odio anticristiano, demolió arbitrariamente la Cruz del Llanito de las Descalzas ubicada en el conjunto histórico-artístico del Monasterio de San José y San Roque, declarado Bien de Interés Cultural en 1983. A pesar de la oposición de la ciudadanía y de que la Cruz no violó la Ley de Memoria Histórica, al no tener inscripciones, el Alcalde Comunista procedió a su demolición, también sin la aprobación del Ayuntamiento o sin haber obtenido autorización para modificar el patrimonio protegido del entorno donde se ubicó.
Tras ser levantada de su posición en el centro de Aguilar de la Frontera por una grúa y ser llevada, se encontró que la Cruz del Llanito de las Descalzas había sido vertida en el vertedero del municipio de Moriles, a 10 kilómetros de distancia. Los hechos fueron confirmados por el Delegado del Gobierno de la Comunidad Autónoma de Andalucía en Córdoba, Antonio Repullo. Cuando la gente fue al vertedero para ir a salvar la Cruz, ya no estaba en el vertedero. Se supone que ha sido trasladado a otro lugar o que ha sido destruido, pero no hay confirmación de ello. A la remoción de la Cruz del lugar donde estaba, se sumaron mentiras, medias verdades y la forma indecorosa y blasfema en que se llevó a cabo la operación.
El Delegado del Gobierno regional declaró que el Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera era competente para decidir sobre la suerte de la Cruz y que el Gobierno no podía oponerse a su demolición. Naturalmente, subrayó, por parte del Ayuntamiento hubo «falta de delicadeza y un poco de sensibilidad hacia la gran mayoría de sus ciudadanos».
Independientemente de si la razón oficial para el levantamiento de la Cruz fue cierta o no -la infiltración de agua en su base que afectó a la iglesia de Las Descalzas, lo que causó más indignación entre la población fue el tratamiento reservado para la Cruz después de que fuera retirada de la plaza donde estaba y las monjas hubieran solicitado poder albergarla en su convento.
Según Ascensión Pérez, portavoz del Partido Popular de Andalucía (partido mayoritario que expresa el gobierno de coalición), si tirar la Cruz al vertedero fue una decisión muy cuestionable, que ya no tiene nada que ver con la Ley de Memoria Histórica. , hacerla desaparecer o destruirla (desmembrar era el verbo que se usaba), antes de que un grupo de ciudadanos pudiera salvarla y colocarla en otro lugar, no tiene explicación y agrega otro elemento a la ira de la población y pregunta: «¿Dónde está la Cruz y qué se ha hecho «? «Tirar la Cruz a un vertedero revela la verdadera intención del alcalde, que no es más que una venganza ideológica y un ataque a un símbolo cristiano», dijo. «Nos llama la atención el sectarismo del alcalde de Aguilar, los antecedentes y las formas,
Continúa la Nota del Partido Popular de Andalucía en la que afirma que «la Cruz de las Descalzas no tenía símbolos franquistas, ni se consideró afectada por la Ley de Memoria Histórica», ya que «sólo era un elemento desprotegido adscrito a un templo religioso». “Si hubiera habido necesidad de remodelación de la plaza, o si hubiera habido goteras de agua desde el lecho a la iglesia, el alcalde podría haber resuelto el problema trasladando la Cruz a otra parte de la ciudad”, señaló Ascensión Pérez. Que en el lugar de la Cruz el Concejo Municipal gobernado por la Alcaldesa Comunista Carmen Flores hubiera querido colocar una estatua del fundador del Convento de Las Descalzas, Rodrigo de Varo y Antequera, de 90 cm de altura, que incluía otra Cruz, no se realizó, ya que el gobierno de Andalucía ha negado el permiso para tal idea. Por cierto, Rodrigo de Varo y Antequera era alguacil de la Inquisición. Un hecho que evidentemente el Ayuntamiento ignoró … La polémica se intensificó cuando se supo que Carmen Flores en su despacho aplicaba su nombre y apellido en árabe, por lo que el periodista Alfonso Ussía la desafió desafiante a proceder de la misma forma con el Corán y luego tíralo en un estercolero.
La cuestión de la demolición de la Cruz sigue provocando malestar e incertidumbre. La versión oficial del Ayuntamiento es que la retirada de la Cruz se debió de conformidad con lo previsto en la Ley de Memoria Histórica. Esta versión es desmentida por la documentación del propio Municipio, que se refiere a filtraciones de agua que hicieron necesaria la remodelación de la plaza donde se ubicaba la Cruz.
A la posición del Ayuntamiento se suma la conciencia de que fue el Gobierno de coalición (Partido Popular dell’Andalusia e Ciudadanos) de la Comunidad Autónoma de Andalucía quien autorizó el derribo atendiendo a una solicitud municipal, con el dictamen de la Comisión Provincial de la patrimonio, no por la Ley de Memoria Histórica, sino por un proyecto de remodelación de la plaza en la que se ubicaba, entre Via Moralejo y Llanito de las Descalzas. El Gobierno en un comunicado manifestó que el derribo de la Cruz era competencia exclusiva del Ayuntamiento, que había explicado que la solicitud para poder sacar la Cruz de su cargo se debía a las filtraciones de agua que afectaron a la Chiesa de las Descalzas. . “La decisión de retirar la Cruz fue responsabilidad exclusiva del Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera. La Cruz no es Bien de Interés Cultural, sino que está ubicada en su entorno, por lo que es competencia exclusiva del Ayuntamiento ”, reza el comunicado.
Por ello, la Junta de Andalucía explicó su papel diciendo que la iglesia de las Descalzas sí es Bien de Interés Cultural mientras que la Cruz no lo es. Por tal motivo, la Municipalidad contaba efectivamente con la autorización del Ministerio de Patrimonio Cultural para la demolición por haber causado daños a los muros y pinturas del templo carmelita y carecer de valor artístico. Según el delegado del gobierno de Repullo, “eso es lo que hizo el gobierno; simplemente se limitó a decir que esta Cruz, si el Ayuntamiento lo creía, podía ser removida ”.
Sin embargo, el informe del Ministerio de Cultura es muy claro al respecto. En primer lugar, la Cruz formaba parte de un Bien de Interés Cultural al igual que lo era en su entorno, por lo que cualquier reforma en el edificio y sus inmediaciones debía ser autorizada por los técnicos, según el artículo 33 de la Ley de Patrimonio de Andalucía.
Articulo publicado en Korazym/Vik van Brantegem
Traducido con Google Traductor