¿A quién queremos escuchar? ¿Al mundo o lo que nos dice Jesús?

Bienvenidos a esta reflexión desde la Palabra de Dios en el VI Domingo del tiempo Ordinario.

Mons. Cristobal Ascencio García
Mons. Cristobal Ascencio García

Sin duda alguna, aquellos que escuchaban a Jesús en el Sermón de la Montaña, debieron quedar sorprendidos por lo que escuchaban. Aquel profeta no hablaba de leyes o cumplimiento de normas, el amor era el tema transversal de su predicación. Quizá muchos que habían escuchado a escribas y fariseos descubrían la novedad en aquellas enseñanzas, comprendían que era una doctrina nueva, de allí, que Jesús quiere dejar claro, que no está en contra de la Torá o negando la ley dada a Moisés en el Sinaí; se está oponiendo a las interpretaciones reduccionistas, minimalistas o mínimas, hechas por escribas y fariseos. Jesús no quiere abolir las leyes del código mosaico, pero sí desea que se cumpla de una manera nueva; por tanto, no hay que quedarse sólo con la letra de los mandamientos, sino interpretarlos como expresión de la voluntad de Dios. Esto nos ha de llevar a reflexionar y descubrir la intención que Dios tuvo al promulgarlos. De allí que encontramos las antítesis, con las cuales el Señor habla de las máximas a las que hemos de tender: No hemos de ser cumplidores de los mínimos, sino de la totalidad: “Han oído que se dijo a los antiguos… pero yo les digo…”. Jesús desea darle el verdadero sentido a la ley, descubriendo la voluntad de Dios. No es una crítica contra escribas y fariseos, sino con aquellos miembros de la comunidad que ya no reconocen la obligatoriedad de la Torá o ley. Es una crítica contra todos aquellos que se contentan con cumplir la ley y olvidan el verdadero significado de la misma.

El Evangelista Mateo menciona seis antítesis, hoy escuchamos las tres primeras:

Primera antítesis: Hace alusión al mandamiento del decálogo: “No matarás” (Éx.20,13; Dt.5,17). Jesús no discute el mandamiento, más bien, extiende la pena a otros delitos que se tenían por menos graves como: la ira, el insulto y los pleitos. Es un mandamiento que hace alusión al prójimo y está centrado en el resentimiento que puede transformarse en odio. Jesús pone en el centro el “amor” que debe conducir a la reconciliación. Jesús nos invita para que llevemos el mandamiento a su pleno significado, ya que podemos dar muerte de muchas maneras: Cuando difamamos a alguien le estamos dañando y quizá sea un daño irreparable; cuando ofendemos a alguien; cuando permitimos que la ira se apodere de nosotros y damos rienda suelta a nuestras emociones en contra de los demás.

Segunda antítesis: “No cometerás adulterio” (Ex.20,14; Dt.5,18). No queda reducido esto al acto sexual, sino que comienza desde que la persona mantiene en su interior un deseo culpable por la mujer de su prójimo. Jesús extiende el mandamiento a una limpieza del corazón; a mirar a los demás como personas y no como objetos sexuales.

Tercera antítesis: “No jurarás en falso. Jesús lo completa con un mandamiento positivo: “Le cumplirlas al Señor lo que le hayas prometido con juramento”. Jesús pone la verdad por encima de todo. No hay que jurar de ningún modo; cuando se dice “sí” que sea sí y cuando se diga “no” que sea no.

¿Qué nos dice a nosotros este Evangelio?:

1° Hermanos, vivimos tiempos muy complicados, de confusión, y deseo reflexionar sobre la primera antítesis: “No matarás”. Me llena de tristeza que en la cultura que se está gestando, el arrebatarle la vida a alguien, se vea como algo normal. Lo digo porque, un día cuando en mi diócesis había retenes del crimen organizado, le dije a unos jóvenes que nos detuvieron: “Muchachos, cambien las armas por herramientas de trabajo”, y uno me contestó: “Obispo, ésta es nuestra herramienta de trabajo que nos da la empresa”. Me llenó de tristeza que esos jóvenes sean capaces de mirar esa situación como un trabajo, es una visión lamentable que les van infundiendo. Es justificar lo que se hace; es querer aparentar que es bueno quitar vidas. El asesinar es un acto reprobado desde el Antiguo Testamento y Jesús desea que ni siquiera tengamos ira, o enojo con los demás, menos matarles, quitarles la vida. Nosotros seguimos enseñando el mandamiento en el catecismo: “No matarás”, pero en la sociedad a través de películas, de series, de videojuegos, etc., se va implantado una anticultura de la muerte y los gobiernos presentan los asesinados sólo como estadísticas. Los chismes o difamaciones se dan al orden del día y parecen muy aceptados por la sociedad.

2° El adulterio o las relaciones sexuales fuera del matrimonio, para muchos, pareciera que son normales; existe un desenfreno sexual; las películas, series, novelas, presentan estas realidades muy normales y desde luego que no son normales. Papás cuiden a sus hijos, sepan lo que ven en la televisión o en las plataformas de entretenimiento.

3° Deseo invitarles para que cuando le prometan a Dios algo, se lo cumplan; sucede que cuando andamos con algún problema le prometemos a Dios alguna ‘manda’, pero cuando se soluciona el problema tendemos a olvidarnos de la promesa. Hay que cumplir lo que prometemos a Dios y desde luego a los demás. Papás, si les prometes a tus hijos algo, cúmplanles; hijos, si le hacen una promesa a sus padres, cúmplanles.

Jesús con esas antítesis, hacía relación al Antiguo Testamento y a la novedad que Él trajo, pudiéramos traducirlo hoy de la siguiente forma:

  • El mundo les dice: “sube a cómo sea de lugar”. Pero yo les digo: “yo estoy con los de abajo”.
  • El mundo les dice: “el poder es lo que vale”. Pero yo les digo: “que el poder corrompe y crea divisiones”.
  • El mundo les dice: “Dios es un aguafiestas”. Pero yo les digo: “Dios es la fiesta de la vida”.
  • El mundo les dice: “En política todo se vale, la mentira, el destrozar al otro”. Pero yo les digo: “la política sin la verdad no vale, no es política, es guerra sucia”.
  • El mundo les dice: “Disfrutemos de la vida que es la única que tenemos”. Pero yo les digo: “Sólo la vida eterna será la plenitud de la felicidad”.
  • Elmundolesdice:“Diosesunídoloinventadoporlareligión”.Peroyolesdigo: “Los verdaderos ídolos son el poder, la riqueza y el éxito”.
  • Elmundolesdice:“Alosemigranteshayqueecharlosfuera,porqueestorban”. Pero yo les digo: “Yo también fui emigrante y sé lo que es vivir fuera de su propia tierra”.
  • El mundo les dice: “Eres libre, haz lo que quieras”. Pero yo les digo: “La verdadera libertad es responsabilidad en la verdad”.
  • Elmundolesdice:“Elsexoesparadisfrutarlo”.Peroyolesdigo:“Elsexoesun diálogo de amor y de generosa entrega al otro”.
  • El mundo les dice: “La infidelidad es una canita al aire”. Pero yo les digo: “La infidelidad es una traición al amor porque obliga a vivir en el engaño y la mentira”.
  • El mundo les dice: “El perdón es de los débiles y cobardes”. Pero yo les digo: “El perdón requiere de gran valentía y es la gran expresión del amor”.
  • El mundo les dice: “Los pobres y mendigos ensucian la ciudad”. Pero yo les digo: “Los pobres son la riqueza de la Iglesia”.

Preguntémonos, hermanos: ¿A quién queremos escuchar, al mundo o a lo que nos dice Jesús?. Hermanos, les bendigo a todos, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. ¡Feliz domingo para todos!

Comparte:
Obispo de la Diócesis de Apatzingan