La mujer habría recibido transferencias de dinero del Estado Vaticano para llevar a cabo operaciones humanitarias, pero habría gastado la mayor parte del dinero en artículos personales como bolsas y ropa.
Fue el cardenal Becciu quien hizo las transferencias en el momento de los hecho, cuando era Sustituto de la Secretaría de Estado. El purpurado ha declarado que se siente estafado y que no tenía más relaciones con Marogna, sarda como él, que las institucionales.
Según el cardenal el dinero que «gestionó» la detenida debía tener como destino el pago de la liberación de religiosos católicos secuestrados en África y Asia. Los medios de comunicación italianos se preguntan por qué eligió a Marogna para semejante responsabilidad y destacan que, como poco, hubo negligencia en el control de uso de esos fondos. Otros indican que la mayor parte de las transferencias a Marogna se hicieron cuando el purpurado ya no estaba en la Secretaría de Estado.
Obigado a dimitir
El cardenal Angelo Becciu fue forzado por el papa Francisco a renunciar como Prefecto de la Congregación par la Causa de los Santos así como a sus derechos cardenalicios, debido a su presunta implicación personal en una serie de actuaciones financieras de dudosa legalidad relacionados con la gesitón del Óbolo de San Pedro e incluso en un delito de corrupción por el que habría beneficiado a familiares suyos. Tanto el cardenal como su abogado niegan los hechos.
Con información de InfoCatólica