* ‘Mi principal delito parece ser sacar a la luz lo que otros quieren mantener en la oscuridad’, dice.
* Si alguien en Roma pensó que cesando al obispo Joseph Strickland como obispo de la diócesis de Tyler iba a conseguir callarlo y silenciarlo, estaba muy equivocado.
Es más, quizá haya conseguido el efecto adverso. Desde su cese sus seguidores en redes sociales y su popularidad no ha hecho más que crecer. Strickland se ha convertido en un referente -no solo en Estados Unidos- del catolicismo que se niega a plegarse a los nuevos dogmas globalistas que pretenden alterar la fe católica con injerencias tanto internas como externas.
Además de las redes sociales, el prelado estadounidense tiene su propia página web que seguirá utilizando para publicar sus escritos. El último publicado es de esta semana, del lunes.
Se trata de una carta abierta en la que expone los motivos reales por los que piensa que fue cesado por el Vaticano y de los que ya hemos dado parte en este medio. Lo más llamativo, es que de entre las líneas escritas por Strickland se entiende que el obispo va a batallar hasta al final, pues ya poco tiene que perder, pero no desde un punto de vista revanchista sino en un acto de gallardía en defensa del depósito de la fe.
El ex obispo de Tyler, asegura que su principal delito «parece haber sido siempre sacar a la luz lo que otros querían mantener oculto». Strickland ha advertido que aunque no tenga diócesis sigue siendo obispo y por tanto «debo seguir hablando la Verdad aunque requiera mi propia vida».
Les ofrecemos la carta completa escrita por el Obispo Strickland:
Carta abierta a los fieles del obispo Joseph E. Strickland:
Como estoy seguro ya habrán oído, he sido destituido como Obispo de la Diócesis de Tyler. Me pidieron que me reuniera con el nuncio apostólico en los Estados Unidos y en esa reunión me leyeron una lista de las razones por las que me iban a destituir. Si es posible, pondría a su disposición estos motivos; sin embargo, no me entregaron una copia de esta lista en ese momento y hasta el momento no he podido obtener una copia a pesar de mis solicitudes.
En los motivos que me leyeron, no se hizo mención de problemas administrativos o mala gestión de la diócesis como motivos de mi destitución.
Las razones dadas parecían estar relacionadas, en su mayor parte, con que yo dijera la Verdad de nuestra fe católica y con mis advertencias contra cualquier cosa que amenazara esa Verdad (incluidas las cosas que se estaban planteando en el Sínodo sobre la Sinodalidad). Además, se mencionó que no había caminado junto a mis hermanos obispos defendiendo la Iglesia y sus enseñanzas inmutables, y que no había implementado el motu proprio Traditionis custodes, que de haberlo implementado me hubiera requerido dejar parte de mi rebaño sin alimentación y sin atención.
Como pastor y protector de mi Diócesis, no podía tomar acciones que sabía con certeza dañarían a parte de mi rebaño y los privarían de los bienes espirituales que Cristo confió a su Iglesia. Mantengo mis acciones ya que fueron necesarias para proteger a mi rebaño y defender el Sagrado Depósito de la Fe.
Este es el momento de descubrir todo lo que ahora está cubierto y de aclarar todo lo que ahora está oculto.
De hecho, fue en una época en la que se ocultaban cosas sobre el ahora ex cardenal Theodore McCarrick y el escándalo de abuso sexual de la Iglesia que parece que entré por primera vez en el radar del Vaticano.
Mi principal delito, entonces como ahora, parece haber sido siempre sacar a la luz lo que otros querían mantener oculto. Lamentablemente, ahora parece que es la Verdad misma, Nuestro Señor Jesucristo, la que muchos desean ocultar.
Aunque ahora no tengo diócesis, sigo siendo obispo de la Iglesia y, por tanto, sucesor de los apóstoles, y debo seguir hablando la Verdad aunque requiera mi propia vida.
Quiero decirles esto a todos ustedes hoy:
¡NO dejen nunca jamás la Iglesia! ¡Ella es la Esposa de Cristo! Ella ahora está pasando por su Pasión, ¡y tú debes decidirte a permanecer resueltamente en la cruz!
¡Es importante asistir a Misa todos los domingos y con la mayor frecuencia posible, pasar tiempo en adoración, rezar el Rosario diariamente, confesarse regularmente y pedir siempre ayuda a los santos!
Les insto a perseverar para que al final puedan decir:
“He peleado la buena batalla hasta el final; He corrido la carrera hasta el final; He mantenido la fe.»
Que Dios Todopoderoso los bendiga y que nuestra Santa y Bendita Madre interceda por ustedes y los señale siempre a su Divino Hijo Jesús al entrar en esta temporada de Adviento.
Sigo siendo tu humilde padre y servidor,
Obispo Joseph E. Strickland.
InfoCatólica/Kath.