Hablando del caso [del depredador sexual de monjas jesuita] Rupnik, a un ingenioso amigo se le ocurrió este chiste: realmente hay que preguntarse adónde ha ido a parar el espíritu de discernimiento tan alabado por el fundador de los jesuitas Ignacio de Loyola. En el primer comentario doy una breve interpretación de esta frase de oro:
- Un jesuita es el protagonista central, ahora renunciado a la Sociedad a la que perteneció durante el transcurso del caso.
- Los superiores que investigaban y tomaban decisiones sobre él eran jesuitas.
- El obispo auxiliar de Roma Libanori es un jesuita, que fue el primero en encargarse de realizar una visita canónica a la comunidad de mujeres consagradas de donde salieron las primeras denuncias.
- El prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que desempeñó un papel fundamental en el asunto, es jesuita.
- El Papa jesuita que también tuvo papeles en ella.
Si todo se manejó tan lenta y confusamente, con un resultado aún oscuro y repercusiones muy dañinas, la familia jesuita solo puede culparse a sí misma. Si todavía hay algo que discernir, y en mi opinión lo hay, los discernidores disciernen.
Por LUIGI ACCATTOLI.
ensayista, periodista y corresponsal.
15 de julio de 2023.