Hace apenas 10 años, en las “Jornadas de la Juventud” de Río de Janeiro (2013), se exhortaba a los jóvenes con el “id y haced discípulos a todos los pueblos” (Mt 28,19).
Fue entonces cuando se oyó, en tono de complicidad con la juventud, por primera vez el “hagan lío, hagan lío” papal, que no significaba otra cosa que -seguramente- hacer apostolado católico, intentando conquistar el mundo para Cristo.
Pues bien; apenas una década después, nos enteramos que, el encargado de las Jornadas de la Juventud 2023, en Lisboa, Portugal, el futuro cardenal Américo Aguiar, entiende que esa no es la finalidad de estas jornadas, sino más bien una sosa “fraternidad universal”.
“Nosotros no queremos convertir a los jóvenes a Cristo, a la Iglesia Católica. Nada de eso, absolutamente” (sic), sino “que todos entendamos que la diferencia es una riqueza” y bla-bla-bla.
Pues aquí está.
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Parece que las Jornadas de la juventud que propiciaba los objetivos de la Agenda 2030, como algunos de nosotros lo habíamos visto, eran ciertas nomás…
P. Javier Olivera Ravasi, SE
Que no te la cuenten