Próximos al 15 de Septiembre, noche del tradicional grito de Independencia y de las Fiestas Patrias en México, en la que no tendremos festejo presencial, ni tampoco el desfile cívico como es costumbre cada año, debido a la Pandemia del COVID-19.
Recordar estas fiestas debe traer a nuestra memoria, a los héroes que lucharon por nuestra independencia, conocer y reflexionar lo que nos precede en estas tierras donde tenemos origen.
Colima y su gente, jugaron un papel importante. Según consta en actas de bautismo y registros parroquiales de esa época, el Cura Don Miguel Hidalgo y Costilla, fue Párroco de San Felipe de Jesús (Beaterio) de la Villa de Colima en 1792, cuando fue enviado por Fray Antonio de San Miguel, Obispo de Michoacán, a a la edad de 39 años.
La casa donde vivió la podemos ubicar por la Calle Gregorio Torres Quintero, frente al edificio actual del Ayuntamiento de Colima. La población colimense se encontraba padeciendo más o menos los mismos problemas que en la actualidad, enfermedades como el dengue o paludismo, que eran ocasionadas por el calor y las altas temperaturas; los saqueos a las arcas públicas por gobernantes españoles, la desigualdad social, pobreza y marginación, la discriminación entre castas y la esclavitud de personas, mulatos e indígenas que acontecían en esos días.
Colima desempeñó un papel importante dentro de la lucha de la independencia de México; el ejército insurgente llegó a estas tierras un 8 de noviembre de 1810, bajo las órdenes de José Antonio Torres y Rafael Arteaga, llevándose de Colima, rumbo a Guadalajara, la antigua Nueva Galicia, a 20 españoles en calidad de presos, de los cuales 11 fueron sacrificados y a 9 se les perdonó la vida.
Otro personaje colimense que destacó por su liderazgo, valentía y compromiso con la Independencia, fue el padre José Antonio Díaz, párroco de San Francisco de Almoloya, quien luchó hasta el último momento de su vida por los ideales de la independencia; se levantó en Colima con la comunidad de Zacualpan y gente de la zona de Cómala, con quienes inicia el movimiento insurgente en Colima.
En Marzo de 1811, sucumbieron en estas tierras colimenses los primeros mártires de la independencia, niños, jóvenes, mujeres y ancianos que luchaban por la América libre. Fueron ejecutados por las tropas realistas lideradas por el sanguinario Coronel Manuel del Río.
Otros personajes importantes de la sociedad colimense fueron Manuel Regalado, Pedro Regalado, Ignacio Sandoval, José Calixto Martínez y Moreno, el Lego Gallaga sobrino del Cura Hidalgo, Fermín Ortiz y el Cura Venegas.
No solo defendían la Soberanía de la América Septentrional, sino también la pureza de la fe católica, amenazada por los impíos franceses que se habían apoderado de manera ilegítima de la Corona del Rey Fernando VII y habían obligado a España a rendirse, entregarles el poder aun de la América, a la gente de Napoleón Bonaparte. Desde entonces, muchos gobernantes solo veían por sus intereses personales, vendían su Patria y a su pueblo con los impíos, como sigue ocurriendo hoy en día, donde los gobernantes venden el futuro de los suyos a ideologías y culturas de muerte que promueven el aborto amenazando el derecho a la vida reconocido en el Artículo Tercero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
El desenlace y el éxito de todo proyecto nacionalista, y el secreto por el que se obtuvo la independencia de México y se obtendrá el éxito en la lucha pro-vida, fue el mismo que en la Batalla de Lepanto, la presencia de María, al encomendarse a la Vírgen del Rosario y en México, el tomar como bandera nacional y encomendarse el Cura Hidalgo y el Cura José María Morelos y Pavón, a la Santísima Vírgen María en su lucha contra los impíos. Es ella la que acompaña al Juan Diego y a su pueblo contra la injerencia perversa del amligno. Porque Como está escrito en el libro del Apocalipsis, la Mujer vestida de sol con la luna bajo sus pies será la que aplaste siempre a la serpiente.