Obligado a renunciar al cardenalato que le prodigó Francisco, arzobispo belga poco firme ante abusos homosexuales y pederastas

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  • La Conferencia Episcopal belga explicó que la elección de Francisco «suscitó críticas por el hecho de que Van Looy no siempre habría reaccionado con suficiente fuerza como obispo de Gante contra los abusos en las relaciones pastorales».
  • De ahí la renuncia, «para evitar que las víctimas de tales abusos vuelvan a ser heridas» por su cardenalato».

 

Renuncia a la morada porque ha encubierto la pederastia de su clero. Así lo ha anunciado Lucas Van Looy , arzobispo emérito de Gante, en Bélgica , quien ya ha comunicado su decisión al Papa Francisco. Bergoglio le habría impuesto el birrete rojo en el consistorio del 27 de agosto de 2022 en el que se nombrarán veinte nuevos cardenales, de los que dieciséis serán electores en un posible cónclave, o con menos de ochenta años . Van Looy había sido incluido por el Papa en la lista de cinco nuevos cardenales no electorales que ahora, con su paso atrás, pasan a ser cuatro. 

 

La Conferencia Episcopal BelgaExplicó que la elección de Francisco “ha suscitado muchas reacciones positivas, pero también críticas por el hecho de que Van Looy no siempre habría reaccionado con suficiente fuerza como obispo de Gante (2003-2019) contra los abusos en las relaciones pastorales. Para evitar que las víctimas de tales abusos vuelvan a ser heridas como consecuencia de su cardenalato, Monseñor Van Looy pidió al Papa que lo eximiera de aceptar este nombramiento. El Papa Francisco aceptó su pedido”. Además, los obispos de Bélgica “reafirman en esta ocasión su compromiso de continuar descaradamente con su lucha contra todas las formas de abuso en la Iglesia católica en la que los intereses de las víctimas y sus seres queridos están siempre en primer lugar”.

 

Bergoglio, tras la cumbre mundial sobre la pederastia del clero celebrada en el Vaticano en febrero de 2019, emitió leyes muy estrictas no contra quienes cometen estos delitos, sino también contra quienes los encubren. “Los delitos de abuso sexual -explicó el Papa- ofenden a Nuestro Señor, causan daños físicos, psicológicos y espirituales a las víctimas y perjudican a la comunidad de fieles. Para que estos fenómenos, en todas sus formas, no se produzcan más, es necesaria una continua y profunda conversión de los corazones, testimoniada por acciones concretas y eficaces que involucren a todos en la Iglesia, para que la santidad personal y el compromiso moral contribuyan a promover la plena credibilidad del anuncio evangélico y la eficacia de la misión de la Iglesia”.

 

Para Bergoglio, “esta responsabilidad recae, en primer lugar, sobre los sucesores de los apóstoles, designados por Dios para guiar la pastoral de su pueblo, y les exige el compromiso de seguir de cerca las huellas del Divino Maestro. En efecto, en razón de su ministerio, gobiernan las Iglesias particulares que les han sido encomendadas como vicarios y legados de Cristo, con consejo, persuasión, ejemplo, pero también con autoridad y poder sagrado, del que, sin embargo, no se valen sino para edificar. el propio rebaño en la verdad y en la santidad, recordando que el mayor debe actuar como el menor, y el que dirige, como el que sirve. Lo que atañe más rigurosamente a los sucesores de los apóstoles, atañe a todos los que de diversas maneras asumen ministerios en la Iglesia, profesan los consejos evangélicos o son llamados al servicio del pueblo cristiano.

 

Recientemente, el cardenal Sean Patrick O’Malley, presidente de la Pontificia Comisión para la protección de menores, indicó siete puntos a transformar en acción para «iniciar un proceso constructivo de revisión, reforma y reconciliación» sobre la pedofilia. “Es una realidad -explicó el cardenal- que seremos juzgados sobre la base de nuestra respuesta a la crisis de abusos en la Iglesia. Necesitamos una conversión pastoral que incluya los siguientes aspectos: ofrecer una atención pastoral eficaz a las víctimas; dar indicaciones claras (y supervisar) sobre cursos de formación para el personal de la diócesis; realizar un cribado adecuado y preciso; eliminar a los culpables;cooperar con las autoridades civiles; evaluar cuidadosamente los riesgos existentes para los sacerdotes abusadores (para ellos mismos y para la comunidad) una vez que hayan sido reducidos al estado laico; demostrar que los protocolos están implementados, para que las personas sepan que las políticas funcionan. Una auditoría e informe de implementación de políticas es muy útil. La buena noticia – concluyó el cardenal – es que donde se adoptan e implementan políticas efectivas, el número de casos se reduce drásticamente”.

 

 

Por FRANCESCO ANTONIO GRANA

CIUDAD DEL VATICANO.

ILFATTOQUOTIDIANO.

JUEVES 16 DE JUNIO DE 2022.

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