Critica a los obispos maronitas: «Por nuestra culpa, los fieles se están alejando de la Iglesia», denuncia el Patriarca

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Con una exhortación a una vida más profunda de oración, al don generoso de sí mismos y a la ayuda de los más pobres, el patriarca maronita, Béchara Raï, se dirigió ayer a los obispos que participan en los trabajos del sínodo anual de los maronitas. Church, que se celebra en Bkirké hasta el 18 de junio.

Con duras palabras, el Patriarca reconoció que la Iglesia, por la conducta de algunos miembros de su jerarquía, es objeto de críticas por parte de los fieles.

Insistiendo en la necesidad de que el obispo sea un hombre de oración y de formar en la oración a los seminaristas y sacerdotes a su cargo, el patriarca afirmó: “Nuestro pueblo nos critica, nos pierde el respeto y se aleja de la Iglesia por a nosotros. “Deberíamos centrarnos en estos temas cuando estudiamos el tema de la formación clerical y sacerdotal”, agregó.

“Nuestras diócesis necesitan nuestro sacrificio y nuestra generosidad para dar, incluso en detrimento de nuestro tiempo personal, nuestra necesidad de descanso y ocio”, continuó el patriarca Raï. ¿Nos cansamos tanto como nuestra gente? ¿Nos entregamos por completo y de todo corazón? ¿Cuál es nuestra paternidad, si no hay amor en nuestro corazón por nuestros sacerdotes y nuestro pueblo? Estamos allí en el centro de los problemas de nuestras parroquias. Al considerar este punto, no debemos echar la responsabilidad sobre nuestros sacerdotes y nuestro pueblo, sino sobre nosotros mismos. No es gratis que rechacen nuestra paternidad, sabiendo que la paternidad no suprime la autoridad, que es siempre esencial, sino que la humaniza. »

“Si el amor prevalece en nuestros corazones como obispos, prosiguió el jefe de la Iglesia maronita, lo demostraremos en actos de misericordia hacia nuestros hermanos y hermanas, en sus necesidades materiales, espirituales y morales (…) en cooperación con las organizaciones sociales de caridad, en particular con Caritas-Líbano. No olvidemos que “los pobres son el tesoro de la Iglesia”, y que ella debe protegerlos de la desesperación, el desánimo y la pobreza extrema. Es nuestro deber encontrar los medios para asegurar su subsistencia permanente y no estacional. Cada diócesis es capaz de identificar a sus pobres y organizar un servicio de amor por ellos, si así lo hacemos nuestro. »

En la agenda de trabajo del sínodo están las cuestiones nacionales, litúrgicas, administrativas y sociales. Fueron precedidos la semana pasada por un retiro de cinco días dedicado a la oración. Este trabajo finalizará con la publicación, el sábado, de una nota de prensa final.

 

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