Cuando cursé la carrera de psicología en la universidad, tuve compañeros que estudiaban para pasar las materias y los que se esforzaban y daban siempre más de lo que se les pedía. Y una de las cosas que descubrí posteriormente como psicólogo clínico es que, si una persona se acostumbra a dar poco en lo pequeño, también lo hará así en lo grande.
No quiero juzgar el éxito profesional o personal de aquellos compañeros que no eran buenos estudiando, porque no va al caso. Sino que quiero hacer ver un paralelismo entre nuestra vida profesional y personal.
He escuchado a muchas personas decir que la universidad o el estudio no sirven para nada, y puede que tengan razón o no. Eso no entra en discusión. Lo que sí importa es la manera en la que hacemos las cosas en nuestra vida en general.
El mensaje que nos dejan santa Teresita del Niño Jesús y san Josemaría es “hacer las cosas ordinarias de manera extraordinaria” refiriéndose a los deberes cotidianos como camino de santidad. Lo que significa que, si nosotros vivimos nuestra vida haciendo las cosas a media marcha, es probable que nuestra santidad se vea afectada con esta forma mediocre de pensar.
Sin embargo, ¿qué ocurriría si buscáramos primero la santidad y luego la excelencia? Fíjate en dos cosas: Lo primero es que dije excelencia y no perfección. Y lo segundo es que al buscar la santidad, haciendo cada acto como ofrenda a Dios, vamos a encontrar la excelencia.
Qué interesante es ver una vez más, cómo la vida de entrega a Cristo nos acerca a los bienes materiales y espirituales que necesitamos. Cómo quien dice: “si buscas primero el reino de Dios todo lo demás se te dará por añadidura”. (más en Mateo 6, 24-34)
Uno pensaría que esta frase es simplemente un acto de fe y nada más. Pero buscar el reino de Dios nos hace buscar la excelencia porque cada cosa la hacemos para Él.
Hay una pregunta que recibo muchas veces por parte de mis pacientes y es, ¿por qué no buscamos el reino de Dios si nos hace mejores? y mi respuesta es que no importa tanto el por qué, sino el cómo. Muchas veces desgastamos nuestra energía y tiempo tratando comprender cosas que solo se nos revelarían por gracia de Dios y no avanzamos hacia “el cómo” buscar el reino de Dios.
Por eso, si quieres mejorar el desempeño en tu trabajo, mejorar tus relaciones con tu pareja, tu familia o tus amigos, o si simplemente quieres aprender a hacer cada cosa ofreciendo a Dios, te invito a que inicies con este revelador cuestionario: haz clic en este enlace y completa el Inventario de Heridas Emocionales, para que tengas un primer diagnóstico de lo que te está limitando internamente para darle a Dios tu mejor versión. Enviaré el análisis a tu correo y ¡una sorprendente solución!