El Papa: la adopción a distancia, una semilla del Reino de Dios

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Una adopción a distancia bien preparada, supervisada y acompañada es una pequeña semilla del Reino de Dios, que crece y da fruto en la medida en que se cultiva con amor. El Papa Francisco, al recibir a la Asociación Proyecto Agata Smeralda, les agradeció por cooperar en la difusión de la ternura de Dios en el mundo.

“La verdadera revolución la hacen quienes trabajan para que pequeños y pobres dejen de ser descartados”: así el Papa Francisco animó a la Asociación Proyecto Agata Smeralda en su labor de sembrar la semilla para que, a través de la adopción a distancia, niños y niñas puedan vivir según su dignidad de hijos de Dios. El Santo Padre mantuvo el encuentro con los miembros de la Asociación, acompañados por su presidente, el profesor Mauro Barsi y por el arzobispo de Florencia, el cardenal Giuseppe Betori, en la Sala Clementina del Vaticano en el mediodía de este 5 de marzo.

Recordando que hace poco tiempo, en una de las catequesis dedicadas a San José, abordó el tema de la adopción de los hijos, elogiando y animando a los cónyuges que abren sus corazones y su hogar para acoger a un niño o niña que no tiene familia, el Santo Padre señaló que es precisamente esta “sensibilidad, esta apertura, esta paternidad y maternidad” la “base” del compromiso de la asociación: de hecho, – observó – quienes optan por la adopción a distancia están motivados por el deseo de dar una mano a un niño o niña para que se sienta amado, para que no le falte lo necesario, para que crezca bien.

“Dar una mano, en este caso, significa dar el futuro.”

 

Jesús nos acogió en su propia relación con el Padre

De allí que les expresara su agradecimiento por cooperar “en la difusión de la ternura de Dios en el mundo, en su paternidad, que es el gran don que nos hizo Jesús”. Jesús – dijo – no se limitó a hablarnos del Padre, no, nos acogió en su propia relación con el Padre.

Por eso se encarnó y nació de María, por eso vivió nuestra existencia humana, por eso sufrió, por eso murió y resucitó: todo para que nosotros, cada uno de nosotros, podamos convertirnos en hijos del Padre que está en los cielos. San Pablo dice: «Para hacernos hijos adoptivos» (Gal 4,5). Hemos sido adoptados -entre comillas- por el Padre a través de Jesús: Él nos hizo entrar en esta relación con el Padre con la conciencia de ser hijos de adopción. Y esto, nuestro, es lo que ustedes hacen con los demás.

El Papa, que en su catequesis del 5 de enero había exhortado a las instituciones a facilitar los procesos de adopción, de modo que se pueda cumplir «el sueño de tantos pequeños que necesitan una familia, y de tantos esposos que desean donarse en el amor», subrayó cuánta necesidad de «paternidad y ternura» existe, y añadió:

“La ‘ternura’ es una palabra que ha sido expulsada muchas veces de los diccionarios de la vida cotidiana… ”

Una pequeña semilla del Reino de Dios

Señalando luego que “la verdadera revolución en el mundo la llevan a cabo los que trabajan día a día, en silencio, para que los pequeños y los pobres dejen de ser despreciados, descartados, abandonados, y puedan levantarse y vivir según su dignidad de hijos de Dios”, el Papa elogió y animó también la labor de la Asociación, al afirmar que “una adopción a distancia bien preparada, bien supervisada y bien acompañada hace precisamente ‘eso’”.

Es una pequeña semilla del Reino de Dios, que crece y da fruto en la medida en que se cultiva con amor. 

Somos sólo colaboradores de la Providencia

Informado sobre la labor de las adopciones a distancia activas hasta la fecha de la asociación, “unas siete mil, en las que participan muchos colaboradores y muchos laicos, monjas y sacerdotes que trabajan en las periferias del mundo”, el Sumo Pontífice dio gracias a Dios junto con ellos por “contribuir” a su Providencia:

Sí, sólo somos colaboradores de la Providencia. Y esto nos llena de alegría y gratitud.

A todos los que comparten y apoyan la labor, a los niños, niñas, chicos y chicas que el Proyecto Agata Smeralda acompaña, el Papa dio su bendición, animándolos a seguir adelante con la gracia de Dios. “Que la Virgen los proteja siempre. Y, por favor, no se olviden de rezar por mí. Gracias”, concluyó.

El proyecto Agata Smeralda se lanzó oficialmente en Florencia en mayo de 1996 por iniciativa del profesor Mauro Barsi y del cardenal Lucas Moreira Neves con el sueño de proteger la vida y la dignidad de los niños en cualquier lugar del mundo donde sea posible. Tras el hermanamiento «En nombre de los niños» entre las ciudades de Florencia y Salvador de Bahía, firmado el 30 de mayo de 1991, el primer niño fue adoptado a distancia. Hoy Agata Smeralda dirige 150 proyectos para la protección de la vida y está presente en 15 países del mundo.

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