El jueves pasado cumplió un año en su cargo como médico del Papa el geriatra Roberto Bernabei, del Policlínico Gemelli de Roma. Ejerce el cargo con discreción y profesionalidad, y sobre todo con determinación: no le tiembla el pulso cuando debe tomar decisiones difíciles. La prueba es su mención explícita en el comunicado de prensa con el que el Vaticano sorprendió este viernes. «Debido a una ‘gonalgia aguda’, para la que el médico ha prescrito un periodo de mayor reposo de la pierna, el Papa Francisco no podrá viajar a Florencia el domingo 27 de febrero, ni presidir las celebraciones del Miércoles de Ceniza el 2 de marzo», recitaba.
El Papa padece una inflamación aguda de rodilla, probablemente ligada a una lesión de ligamento que apareció a finales de enero.
El doctor Bernabei y sus colaboradores le han pedido que recorte al máximo su actividad para recuperarse lo antes posible, y él ha aprobado aunque con reservas.
Una de los principales expertos sobre la salud del pontífice es el periodista y médico argentino Nelson Castro, que entrevistó a Francisco para el libro ‘La Salud de los Papas’. Castro se reunió de nuevo con el obispo de Roma hace dos semanas y lo encontró en buena forma. El Papa le aseguró que aunque cojea, no siente dolor, confirmó que le está tratando un osteópata, que los médicos le han pedido que pierda seis kilos y que ya ha perdido dos. No ha sido suficiente.
Francisco, de 85 años, ha aceptado cancelar la visita a Florencia de este domingo, donde habría clausurado en presencia del presidente de Italia Sergio Matarella, una cumbre por la paz de casi 120 obispos y alcaldes del Mediterráneo. Su médico le explicó las consecuencias para la lesión de un viaje con desplazamientos a pie, discursos y saludos a decenas de representantes, más una larga ceremonia religiosa y un ángelus.
Pero aunque el Vaticano ha anunciado que el Papa «no presidirá la ceremonia de este miércoles de ceniza», el pontífice se ha reservado la posibilidad de asistir sentado en el primer banco para marcar el inicio de la cuaresma. Coincidirá con una jornada especial de oración y ayuno por la paz, que él mismo convocó horas antes de la invasión rusa.
Aparentemente, la inflamación de rodilla no ha modificado su agenda de trabajo. El viernes se trasladó a la embajada de Rusia ante el Vaticano para llamar a la calma, y este sábado no renunció a las audiencias en el Palacio Apostólico Vaticano, pues las realiza sentado.
Francisco mantuvo ayer una larga reunión con delegados de la Orden de Malta, para abordar la reforma de su carta constitucional; y a continuación estuvo con representantes del cuerpo de montaña del ejército italiano, ‘los Alpinos’. Llegó caminando un poco más despacio de lo habitual y con cierta dificultad y visible cojera, pero sin mostrar malestar.
El Papa está constantemente informado sobre la guerra en Ucrania. Ha hablado por teléfono con el principal líder de los católicos del país, el arzobispo mayor de la Iglesia greco católica ucraniana, Sviatoslav Shevshuk, quien está refugiado con otras personas en los sótanos de la catedral de Kiev. Francisco le confió que «hará todo lo posible» para detener la guerra. Además, a última hora del sábado, el Papa habló por teléfono con el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyi, para asegurarle sus oraciones por la paz y el alto el fuego. «Sentimos el apoyo espiritual de Su Santidad», publicó el líder en redes sociales.
Además, el Vaticano apunta al futuro y publicó este viernes la intensa agenda que el Papa seguirá en su viaje a Malta del 2 y 3 de abril. Siempre que la rodilla, y el doctor Bernabei, se lo permitan.
ABC.