El ‘obsequio’ de «El País» al Papa -su investigación sobre la pedofilia en España- un gesto inédito y de gran valor que puede ayudar a la Iglesia en su lucha contra los abusos sexuales.
El periodista español de «El País», Daniel Verdú, durante el reciente viaje del Papa a Chipre y Grecia, en el avión, sorprendentemente el pasado 2 de diciembre, le dio al Papa Francisco algo insólito: un libro real (385 páginas) elaborado y empaquetado solo para el Pontífice, es decir una colección orgánica y completa de las
numerosas investigaciones[1] del prestigioso diario español dedicado a la pedofilia clerical en España en las últimas décadas (se ilustran 251 casos nuevos).
Es un obsequio lacerante, sin bombones, sin copia de un libro, nada que acabe en los almacenes, pero es al mismo tiempo una expresión de cercanía a la Iglesia, al Papa, que durante muchos años ante el el horror de la pedofilia se alterna con fatiga y problemas, buenos éxitos pero también grandes derrotas.
La investigación concierne sobre todo, como el mismo Francisco pidió en el pasado, agradeciendo la labor de los periodistas en varias ocasiones, víctimas concretas, personas, hombres y mujeres, cuyos dramas personales no pueden reducirse a simples números o categorías o materiales sociológicos. o desfiles de expertos. Para enfocar la pregunta central, parafraseando a la Madre Teresa de Calcuta quien dijo que no hay pobreza sino gente pobre, se pudo observar que no hay pedofilia sino personas maltratadas. Francisco añadiría: «carne sufriente de Cristo … víctimas». Ésta es la gran importancia del regalo ofrecido por «El País» al Santo Padre que hizo muy bien en transmitir el expediente sustancial a las autoridades vaticanas competentes, en particular a la Congregación para la Doctrina de la Fe.
La iniciativa del diario español será también un estímulo apremiante para los obispos españoles que se mueven con injustificada cautela y prudencia en esta materia o para episcopados, como el italiano por ejemplo, que esencialmente no se moviliza con coraje incisivo, puntualidad y transparencia. ., a excepción de unos pocos obispos.
Lo dicho en estas horas debe ayudar también a revelar un fenómeno del que poco se habla y, sin embargo, es una realidad evidente: la existencia de una determinada categoría de católicos, incluidos los periodistas, que actúan como un grupo de presión laico-clerical. para evitar rendir cuentas con el pecado y crimen del pedófilo y que en muchas diócesis del mundo ha sido y sigue siendo un gran obstáculo para lograr la verdad, la justicia y la cercanía, cosas pedidas a gritos por las numerosas víctimas.
[1] Iñigo Domínguez, Julio Núñez, Daniel Verdú
España.El ‘obsequio’ de «El País» al Papa -su investigación sobre la pedofilia en España- un gesto inédito y de gran valor que puede ayudar a la Iglesia en su lucha contra los abusos sexuales.LUNES 20 DE DICIEMBRE DE 2021.Los obispos reaccionan al dossier entregado por el diario al Papa Francisco.La Conferencia Episcopal, que no investiga la pederastia clerical, pide a El País «mayor rigor» en «sus acusaciones»* «Es necesario que esa misma información se entregue también a las oficinas de protección de menores y prevención de abusos que están en las diócesis y en las congregaciones religiosas para poder realizar la investigación que fuera procedente en función de la información recibida»* «Faltan nombre de los acusados, años en que ocurrieron los abusos, o se refiere a personas fallecidas». Fallecidos, los posibles victimarios, no los supervivientes de abusos, en un dossier, de 385 páginas, entregado a Bergoglio el pasado 2 de diciembre* «La Iglesia insiste en la importancia de denunciar los abusos y anima a todas las víctimas a presentar sus denuncias en las instituciones jurídicas, canónicas o sociales que mejor se adecúen a su voluntad»Hacer públicos los datosSOLO 9 CASOS SON DE ESTE SIGLOConferencia Episcopal Española: la información de «El País» sobre casos de abusos sexuales en el clero no tiene rigorEl diario «El País», tras años ofreciéndose a recoger testimonios de víctimas de abusos sexuales por parte del clero católico, informó ayer de la existencia de 251 sacerdotes y religiosos que habrían cometido tales abusos. La mayoría fue entre los años 60 y 80 del siglo pasado. Por tanto, no solo han prescrito, sino que muchos los supuestos abusadores han muerto. La CEE califica el informe de falta de rigorFracasa la campaña para implicar al PapaEl pecado de los obispos españoles.
Los obispos reaccionan al dossier entregado por el diario al Papa Francisco.
La Conferencia Episcopal, que no investiga la pederastia clerical, pide a El País «mayor rigor» en «sus acusaciones»
El pecado de los obispos españoles.
Por ssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssJosé Francisco Serrano Oceja – ABC).
einticuatro obispos españoles se han pasado esta semana en Roma para la visita ‘ad limina apostolorum’. Es decir, una ‘tournée’ maratoniana de encuentros en las Congregaciones vaticanas que tuvo un momento cumbre, la reunión, de dos horas y media, a puerta cerrada con el Papa Francisco el pasado jueves. Hasta el 29 de enero pasará por allí el resto de la Conferencia Episcopal.
Más que una visita para rendir cuentas o recibir un rapapolvo, la primera tanda de obispos españoles ha recibido el aliento de un Papa cercano, que sabe escuchar y, también, lanzar los mensajes que considera oportunos.
A la vuelta del viaje a Grecia, Francisco, contestando a una pregunta sobre el incomprensible caso del hoy arzobispo emérito de París, monseñor Aupetit, dijo: «Se ve que nuestra Iglesia no está acostumbrada a tener un obispo pecador, hacemos de cuenta para decir: mi obispo es un santo… No, este pequeño birrete rojo… todos somos pecadores».
Es cierto, la Iglesia ha vivido, durante mucho tiempo, de una imagen idealizada de los obispos que los convertía en personajes públicos lejanos, administradores de las esencias, hombres con poder y relevancia. Los tiempos han cambiado. Al cuestionamiento de una parte de la sociedad se suma una especie de escrutinio permanente desde dentro, que está relacionado con la pérdida de autoridad generalizada.
No lo olvidemos, en ámbitos de decisión, quien no tiene autoridad se suele convertir en un autoritario.
Recientemente hemos asistido en España a un lamentable caso de abandono de un obispo. La amplia repercusión se debió a que el proceso era en sí una patología. Si algo caracteriza a los obispos españoles es su fidelidad a la Iglesia, al Papa y a la doctrina. No son, ni pretenden ser, políticos al uso, ni managers de ninguna franquicia territorial. Los hay de diversas sensibilidades, de variados estilos, formaciones académicas y experiencias de vida. Los hay más hábiles y con más carisma que otros. Tenemos unos obispos que, en términos generales, subordinan su bien personal al del servicio a los demás. Y eso se nota a favor de la libertad de la Iglesia.