Dice Francisco que el miedo también es parte de la vida y necesita nuestra oración

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Lo que dijo este miércoles el Papa Francisco en ña Audiencia generak;
Queridos hermanos y hermanas. ¡Buenos días!
Hoy me gustaría centrarme en la figura de san José como hombre que sueña.
En la Biblia, como en las culturas de los pueblos antiguos, los sueños eran considerados un medio por el cual Dios se revelaba[1]. El sueño simboliza la vida espiritual de cada uno de nosotros, ese espacio interior, que cada uno está llamado a cultivar y custodiar, donde Dios se manifiesta y muchas veces nos habla. Pero también debemos decir que dentro de cada uno de nosotros no sólo está la voz de Dios: hay muchas otras voces. Por ejemplo, las voces de nuestros miedos, experiencias pasadas, esperanzas; y también está la voz del maligno que quiere engañarnos y confundirnos. Por eso es importante saber reconocer la voz de Dios en medio de otras voces. Joseph demuestra que sabe cultivar el silencio necesario y, sobre todo,Nos hará bien hoy retomar los cuatro sueños narrados en el Evangelio y que lo tienen a él como protagonista, para comprender cómo situarnos ante la revelación de Dios. (…)
En el primer sueño (cf. Mt 1,18-25), el ángel ayuda a José a resolver el drama que le asalta cuando se entera del embarazo de María: “No temas llevar contigo a María tu esposa. En efecto, el niño que en ella se engendra proviene del Espíritu Santo; ella dará a luz un hijo y lo llamarás Jesús: porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (vv. 20-21). Su respuesta no se hizo esperar: «Cuando despertó, hizo como el ángel le había mandado» (v. 24). Muchas veces la vida nos pone frente a situaciones que no comprendemos y parecen sin solución. Orar, en esos momentos, significa dejar que el Señor nos muestre lo que debemos hacer. De hecho, muy a menudo es la oración la que nos da la intuición de la salida. (…)
Queridos hermanos y hermanas, el Señor nunca permite un problema sin darnos también la ayuda necesaria para afrontarlo. (…)
El segundo sueño revelador de José llega cuando la vida del niño Jesús está en peligro. El mensaje es claro: «Levántate, toma contigo al niño ya su madre, huye a Egipto y quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes quiere buscar al niño para matarlo» (Mt 2,13). José, sin dudarlo, obedece: «Se levantó de noche, tomó al niño ya su madre y se refugió en Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes» (vv. 14-15). En la vida experimentamos peligros que amenazan nuestra existencia o la de los que amamos. En estas situaciones, orar significa escuchar la voz que puede hacer nacer en nosotros la valentía de José, para afrontar las dificultades sin sucumbir.
En Egipto, José espera de Dios la señal para poder volver a casa; y este es precisamente el contenido del tercer sueño. El ángel le revela que los que querían matar al niño están muertos y le ordena partir con María y Jesús y volver a su patria (cf. Mt 2, 19-20). José «se levantó y tomó al niño ya su madre y entró en la tierra de Israel» (v. 21). Pero precisamente en el camino de regreso, «cuando supo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá» (v. 22). He aquí, pues, la cuarta revelación: «Advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea, y se fue a vivir a una ciudad llamada Nazaret» (vv. 22-23). El miedo también es parte de la vida y también necesita nuestra oración. Dios no nos promete que nunca tendremos miedo, sino que, con su ayuda, no será el criterio de nuestras decisiones. José experimenta miedo, pero Dios también lo guía a través de él. El poder de la oración trae luz a las situaciones oscuras.
Pienso en este momento en muchas personas que están aplastadas por el peso de la vida y ya no pueden esperar ni rezar. Que san José les ayude a abrirse al diálogo con Dios, a redescubrir la luz, la fuerza y ​​la paz. (…)
La oración, sin embargo, nunca es un gesto abstracto o íntimo, (…) está siempre indisolublemente unida a la caridad. Sólo cuando combinamos el amor por (…) nuestro prójimo en la oración podemos comprender los mensajes del Señor. José oró y amó, (…) y por eso recibió siempre lo necesario para afrontar las pruebas de la vida. Encomendémonos a él ya su intercesión.
San José, tú eres el hombre que sueña,
enséñanos a recuperar la vida espiritual
como el lugar interior donde Dios se manifiesta y nos salva.
Nunca nos quiten el pensamiento de que orar es inútil;
nos ayuda a cada uno a corresponder a lo que el Señor nos indica.
Que nuestro razonamiento sea irradiado por la luz del Espíritu,
nuestros corazones animados por su fuerza
y nuestros temores salvados por su misericordia. Amén.
Al conckuir, el Papa hizo algunos comentarios:
El Papa recuerda el Día Internacional del Recuerdo que recuerda la Shoah e invita a todos a rezar para que no se repitan horrores como estos.
Doy una cordial bienvenida a los peregrinos de lengua italiana. En particular, saludo a los bomberos de Potenza ya los representantes de la Liga Nacional de Fútbol Serie B. Finalmente, mi pensamiento se dirige a los ancianos, los enfermos, los jóvenes y los recién casados. Hoy la liturgia recuerda a los santos Timoteo y Tito, quienes, formados en la escuela del apóstol Pablo, proclamaron el Evangelio con ardor incansable. Que su ejemplo os anime a vivir la vocación cristiana con coherencia, encontrando en el Señor la fuerza para afrontar las dificultades de la vida. 
El Papa explica que tiene una inflamación en un eslabón de la pierna derecha que no le permite saludar a todos, caminando entre los fieles como siempre lo hace. Y añade: “Dicen que esta es una enfermedad que afecta a los ancianos, así que no se porque me llego a mi «).
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