Tras la publicación, la semana pasada, de un reportaje sobre abusos sexuales ocurridos en el pasado en la archidiócesis de Munich, que impugnaba una afirmación anterior, el Papa emérito Benedicto XVI se rectifica y admite que participó en su momento en del que era arzobispo de la capital bávara, en una reunión clave, que tuvo lugar el 15 de enero de 1980, en la que se habló de un sacerdote pedófilo llegado a Múnich procedente de otra diócesis alemana. Joseph Ratzinger, en un comunicado emitido por su secretario privado, pide disculpas por el error del comunicado anterior, subrayando que no fue mala fe sino un error en el curso de su redacción.
Tras la publicación del informe sobre los abusos sexuales ocurridos en la archidiócesis de Munich en los últimos 70 años, el Papa Emérito Benedicto XVI -con la honestidad intelectual que siempre lo ha distinguido- tomó lápiz y papel para corregirse y admitir que en realidad participó en el período en que fue arzobispo en Munich, en la reunión del 15 de enero de 1980, en la que se trató el caso Hullermann, antes de su llegada de la diócesis de Essen. Él también asistió a esa reunión: por lo que no podía ignorar que un pedófilo en toda regla estaba a punto de llegar a su territorio. Poco tiempo después, su vicario general lo asignó a una parroquia.
Ratzinger, en un comunicado emitido por monseñor Georg Gaenswein, de hecho se disculpó por el error de un comunicado anterior (en el que afirmó que nunca supo nada sobre Hullermann), subrayando que no fue mala fe sino un error en el curso de su redacción, relativa a hechos de hace 40 años, especificando sin embargo que en ese contexto no se discutía ya la asignación a una parroquia de Munich de Hullermann -como sucedió después (donde lamentablemente siguió violando a otros niños). EN esa reunión solo discutió si recibirlo o no para un tratamiento psicoterapéutico por parte de un conocido psiquiatra de Munich. Ratzinger -según dijo- nunca habría sabido que entonces su vicario general le asignaría una parroquia a ese sacerdote.
Conociendo la dinámica de gestión normal que existe dentro de una diócesis (donde todo está centralizado y jerarquizado), parece bastante difícil que un vicario general decida con total autonomía la asignación de un puesto parroquial a un pedófilo en toda regla que está siendo tratado por uno. .. psiquiatra, sin la autorización del superior, incluso si la diócesis de Munich, siendo muy grande y vasta, podría ser una excepción. A esto se debe agregar que el vicario general pudo haber actuado de manera autónoma ya que las reglas normalmente aplicadas en ese momento (en todo el mundo) preveían muy a menudo la reintegración de los abusadores. Sin embargo, a falta de más elementos, es auténtica la honestidad intelectual del Papa emérito, el primer pontífice de la historia que realmente ha endurecido las penas canónicas contra los pedófilos,
El caso Hullermann es uno de los cuatro que se le impugnan a Ratzinger en el informe de más de mil páginas presentado el pasado jueves en Múnich por el bufete de abogados Westpfahl Spilker Wastl, encargado por la diócesis de Múnich de realizar un examen por abusos sexuales que se llevó lugar en Baviera desde 1945 hasta 2019, incluido el período en el que Ratzinger gobernó como arzobispo (1977-1982).
Peter Hullermann procedía de la diócesis de Essen, donde abusó de varios menores. Por ello fue trasladado a Munich para someterse a psicoterapia. La diócesis en 1980 lo empleó en una parroquia poniéndolo de nuevo en contacto con los niños. El vicario general de Munich, Gerhard Gruber en un informe de 2010 asumió toda la responsabilidad. En esa ocasión Ratzinger declaró que «no estuvo presente» en la reunión en la que se decidió la decisión de trasladar a Hullermann, pero de los papeles que estudió la comisión se desprende lo contrario.
El ex papa Benedicto XVI admitió el lunes que, de hecho, estuvo presente en una reunión que data de 1980 durante la cual se planteó el caso de un sacerdote alemán sospechoso de agresión sexual a menores. Esta admisión escrita en una carta publicada por su secretario privado y citada por la agencia católica alemana KNA va en contra de su primera declaración hecha a los autores de un informe incriminatorio publicado la semana pasada.
Benedicto XVI “quiere ahora aclarar que, contrariamente a lo que aparece en (su) audiencia, participó en la reunión del 15 de enero de 1980”. Según el pontífice, sus primeras declaraciones afirmando que no estaba presente en esta reunión fueron “objetivamente incorrectas”. Pero este último no quiere hablar de «mala fe» y evoca un «error», que sería «el resultado de una omisión en la redacción de sus declaraciones». Dice que «lo siente» y pide «ser perdonado».
Según este informe publicado el 20 de enero por la firma Westpfahl Spilker Wastl (WSW), que enumera más de 400 víctimas de abusos en la archidiócesis de Múnich y Freising, el cardenal Joseph Ratzinger, antes de convertirse en Papa, estaba al tanto del pasado pedocriminal. de un sacerdote, Peter Hullermann, aunque siempre lo ha negado.
En 1980, este clérigo, sospechoso de abuso infantil grave, fue trasladado de Renania del Norte-Westfalia a Baviera. Sin embargo, según el protocolo, citado por el informe, de la reunión de admisión de Hullermann, se mencionó su pasado y estuvo presente el obispo Ratzinger.
Si ahora reconoce su presencia, Benedicto XVI sostiene que “no se ha tomado ninguna decisión sobre la atribución de una misión pastoral al sacerdote en cuestión”. «Solo se aceptó la solicitud de proporcionarle alojamiento durante su terapia en Munich», dijo. El Papa emérito de 94 años, que vive recluido en un monasterio del Vaticano desde su renuncia en 2013, aún no ha reaccionado directamente al contenido del informe, ya que no ha tenido tiempo de leerlo en su totalidad, según su secretaria particular Pero rechaza toda responsabilidad.
Con textos de AskaNews, 2oMinutes y de Franca Giansoldati, Il Messaggero.