Francisco se mete de lleno en la campaña electoral argentina y favorece al precandidato presidencial de Cristina

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Si hubiera algún mensaje del Vaticano producto de la casualidad, sería tanta casualidad que parecería un milagro. ¿Cómo resistirse a ver un mensaje en la foto del Papa, sonriente, con el gobernador y precandidato presidencial cristinista Jorge Capitanich, más sonriente, este jueves y a solas? Bergoglio también recibió al intendente no K Fernando Gray, aunque eso sí: con foto colectiva. Francisco habla con palabras y con gestos que son fotos.

La foto, de a dos, fue especial pero las palabras de Capitanich, trajeron más de catálogo que de novedades: (el Papa) “es una persona que alumbra con su luz promoviendo la paz y la cultura del encuentro”. Capitanich está lanzado hacia el 2023, año que tiene a toda la política obsesionada y algo que no tiene nada de milagroso aunque el país esté esperando el milagro de que alguien se ocupe de la crisis.

Como antes Alberto Fernández, Capitanich busca ser el señalado por el dedo de Cristina. Sabe que en una interna tiene pocas posibilidades o ninguna posibilidad. Y hace todo lo que ella le manda hacer para convertirse en el nuevo elegido. ¿Cuánto le puede aportar en esta carrera una foto con Bergoglio? ¿Empatarle a otro precandidato cristinista, Wado De Pedro, ya con foto papal? No va a gravitar en la elección, aunque puede ayudarlo en las PASO.

¿A santo de qué lo recibió Francisco? La razón, excusa, justificación o como se lo quiera llamar fue participar de un encuentro de las Scholas Occurrentes, la red de escuelas que tejió aquí Bergoglio cardenal y ahora importó al Vaticano. Le dieron a Capitanich una mochila (1) para purificar agua en el Chaco, donada a Scholas por Israel. Sobre algunas relaciones de Scholas, mejor no preguntar.

Scholas es una organización que cada vez importa más al Vaticano de Francisco. Algo que a su alrededor nadie lo entiende. Este jueves, el Papa anunció que pasaba a ser oficialmente una “asociación privada de fieles”, que es como decir que Scholas alcanzó estatus propio dentro de la Iglesia. Un par de semanas antes, el Papa había promovido a sus dos jefes, José María del Corral y Enrique Palmeyro, ahora consultores de la Congregación para la Educación Católica. O sea, son también funcionarios de la Iglesia.

Conocen a Bergoglio de toda la vida y han estado en la mira por cómo se financian y en qué gastan la plata con la que se financian. Circulan sin patente o con chapa del Vaticano, habría que decir: atraen donaciones de gobiernos y de empresarios y convocan a grandes figuras a las que recompensan con citas y fotos con el Papa cuyo tamaño, en general, depende del tamaño del aporte. Pero, fundamental, Del Corral y Palmeyro comparten con Bergoglio una ideología religiosa, que en una sola palabra se sintetiza: pobrismo. El pobrismo es virtud.

Al pasado lo llevamos todos a cuestas, nos guste o no. En 2014 tuvieron que aclarar que la ONG Rescátame Argentina no formaba parte de su red. Esa ONG estaba manejada por el barrabrava Marcelo Mallo, jefe de Hinchadas Unidas y pegado a Aníbal Fernández y que, procesado por estafas, le pidió al juez permiso para viajar a Roma porque “había sido invitado por Scholas Ocurrentes”.

Dos años después, otra polémica: el Papa ordenó rechazar una donación que él mismo había pedido a Macri para Del Corral, que tuvo roces con el padre Torrella, responsable de educación de la Vicaría de la Ciudad. También lo cruzó el obispo Sanchez Sorondo, enemigo interno de Francisco y que suspendió un contrato gestionado por Scholas con la AFA y la Confederación Sudamericana de Fútbol.

Del Corral fue jefe de prensa del obispado porteño y al igual que Palmeyro, egresó de la Universidad Católica Argentina. Exalumnos de ahí son claves para sus relaciones políticas.

  • Uno: Juan Maquieyra, que diez años atrás saltó a la fama cuando cursando un máster en Harvardincomodó con sus preguntas a Cristina Kirchner. Maquieyra presidió el Instituto de Vivienda porteño y ahora dirige la escuela Fratelli Tutti, además de asesorar a Larreta, que lo usa de puente con el Papa. Con su mediación, la Ciudad le donó a Scholas en 2018 una sede en el Barrio 31, en un acto que el propio Bergoglio siguió por zoom.

  • Otro ex UCA muy cercano al Papa es Christian Asinelli. Fue legislador del PJ porteño y trabajó con Alberto Fernández, que le propuso coordinar el Grupo Callao, una oferta que rechazó y quedó finalmente para Santiago Cafiero. Apadrinado por Béliz, Asinelli fue el candidato del gobierno para presidir la Corporación Andina de Fomento (CAF), con una caja de 15.000 millones de dólares y de la que hoy es vicepresidente. Asinelli llevó al Vaticano a su amigo Martín Lousteau, a quien había introducido con Bergoglio. Fue para sacarse otra foto de a dos pero sólo le salió una colectiva con Bono, el músico irlandés.

¿Quién tendrá la bendición de que Francisco pida que le recen, como pidió por Cristina? Por ahora, Fernández no. Por eso debió acudir a otras ayudas. Una, que sobrepasa la caradurez: Manzur, su jefe de Gabinete, pidiendo a los ministros asistencia perfecta al camping de la UOCRA. Como a los planeros que les exigen ir a las marchas, a los ministros se los conmina a asistir a los actos a favor del presidente que, para colmo, ese día se enredó con anuncios sobre retenciones en contra de lo que venía hablando el Gobierno. Después y sin sorprender a nadie, se desdijo.

Fernández dijo en una radio lo que no pensaba decir y no dijo en el acto lo que se esperaba que dijera. ¿Para qué lo convocó y alimentó la expectativa de que iba a definir o aclarar su futuro político? Es el campeón de los aprontes. Sabiéndolo, no fueron ni los propios.

Por RICARDO ROA, Editor.
BUENOS AIRES, Argentina.
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