Crisis en Iglesias por líderes malos y escándalos; dejan solos a fieles que defienden vida y familia.

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Las iglesias católicas de varios países, incluyendo España y las naciones hispanas, se encuentran tocadas por un desánimo que tiene varias causas, pero en gran parte se debe a un liderazgo muy defectuoso.

Los obispos y otros jerarcas han demostrado ser poco eficaces en las últimas décadas en la prevención y castigo de abusos sexuales, que han causado un gran desprestigio a la Iglesia. Tampoco muestran agilidad para adaptar las estructuras de evangelización a los ritmos de vida actuales. En temas sociales de frontera, como la defensa de la vida y la familia, a menudo parecen dejar solos a laicos comprometidos, quienes además se dedican solo a tiempo parcial. Y varios líderes de movimientos o asociaciones católicas han resultado ser corruptos. Otros sólo son timoratos o inoperantes.

Mientras tanto, entre los protestantes, en el mundo evangélico conservador, pese a que su estructura de liderazgo es muy distinta, los problemas parecen similares.

En los últimos años, sobre todo en Estados Unidos, se han descubierto diversos escándalos en líderes que parecían ser ortodoxos en doctrina (para estándares evangélicos, es decir: provida, profamilia, intentando basarse en la Biblia…). Algunos llevaban una doble vida, otros eran violentos y abusivos con sus subordinados, algunos engañaban a sus esposas, otros robaban dinero… Muchos, simplemente, eran dañinos narcisistas tóxicos.

Sus seguidores y donantes han quedado muy decepcionados, y el desánimo golpea también a los pastores honrados.

Una diferencia entre el contexto evangélico y el católico, es que las estructuras de las comunidades evangélicas permiten intentar cambios para reenderezar el ritmo mucho más rápido. En el ámbito católico, muchos obispos se miran unos a otros esperando que «alguien» mueva ficha, o que sea Roma quien lo haga. Otros sólo esperan jubilarse sin más problemas.

En entornos evangélicos, en cambio, hay más competencia por ser el primero en ofrecer medidas para mejorar, medidas que prevengan abusos y errores, formando y supervisando a los líderes. Quien ofrezca esas medidas, atraerá a cristianos a la vez generosos y exigentes que querrán servir en ese contexto más eficaz.

La visión de Acts 29

De estas medidas habla Matt Chandler, de 47 años, que cumple 10 años al frente de Acts 29. Lo hace entrevistado por Christianity Today.

Matt Chandler lleva 10 años al frente de Acts 29, una plataforma de formación de líderes evangelizadores

Matt Chandler lleva 10 años al frente de Acts 29, una plataforma de formación de líderes evangelizadores.

La experiencia de Chandler y Acts 29 es interesante porque tiene una visión mundial y se centra en lanzar nuevas congregaciones (lo que llaman «plantar iglesias»). Después las apoyan para que crezcan y a su vez den inicio a más comunidades. Lo hacen centrándose en formar líderes, sostenerlos económica y espiritualmente y apoyando a sus esposas y familias. Acts 29 es teológicamente calvinista, aunque muchas de sus congregaciones pueden ser baptistas o presbiterianas y en lo pastoral algunas pueden ser bastante carismáticas.

Evangelización de alejados, primer anuncio, discipulado y formación de líderes y comunidades son sus puntos fuertes. Actualmente están formando a 500 hombres en esta tarea. Aunque las mujeres tienen todo tipo de espacios para evangelizar en Acts 29, consideran que el liderazgo principal («en servicio», matizan) deben ejercerlo hombres.

En 2022 declaran trabajar con 700 comunidades en 44 países, incluyendo unas 90 en Europa (una en Sevilla) y al menos 50 en América Latina. Desde que Chandler preside Acts 29, los objetivos declarados de esta alianza han sido:

– «Plantar iglesias sanas que plantan iglesias»
– «Buscar la santidad y la humildad»
– «Ser una comunidad radicalmente diversa y global» (es decir, de distintas razas y culturas y en muchos países)
– «Orar por que haya conversiones a través de la evangelización»

Chandler constata que «parece que hay mucha polarización y división ahora, muchas tribus ideológicas». No concreta mucho, pero asegura que Acts 29, al tener unos «cimientos» teológicos firmes, «navega» mejor esta época. Parece referirse a que mientras otras comunidades protestantes se rompen al plantearse muchos debates (desde la ideología de género, a la visión de los LGTB, lo woke o temas raciales) Acts 29 tiene unas posturas muy claras y definidas y no experimenta cismas ni rupturas al respecto.

Se cierran muchas más congregaciones que las que se crean

Chandler tiene sobre la mesa unas cifras de Lifeway Research sobre 34 denominaciones protestantes en EEUU: en 2019, antes de la pandemia, en EEUU se iniciaron 3.000 nuevas comunidades (parroquias, diríamos en lenguaje católico, aunque por lo general son más pequeñas) pero se cerraron 4.500.

EEUU es un país muy dinámico en lo espiritual, pero ahora mismo lo es más destruyendo que creando comunidades cristianas.

¿Qué personas son las adecuadas para liderar?

Acts 29 se dedica a dar dinero y acompañar a largo plazo a hombres que impulsen nuevas comunidades y Chandler y su equipo quieren asegurarse que se lo dan a personas adecuadas.

Para empezar, quieren líderes jóvenes, pero no muy jóvenes. «Hace 7 u 8 años decidimos que no queríamos [financiar] a alguien de 22 o 23 años que no ha pasado un tiempo significativo en una iglesia bajo alguien más. Queremos un tipo de 28 años, o de 31, o de 36, no alguien de 22 que piensa que va a arreglar la evangelización y que tiene un don de predicación dinámica. Así te metes en líos, cuando crees que un don dinámico supera todo lo demás».

Se plantean una serie de preguntas respecto a los líderes (que pueden parecerse a las que podrían plantearse en los seminarios católicos): «¿caminan en humildad?, ¿están dispuestos a servir a los demás?, ¿necesitan ser el foco de atención?, ¿necesitan estar al mando? Desde que hicimos ese cambio, no hemos tenido muchos problemas con el narcisismo».

[Sobre el problema destructivo del narcisismo en líderes religiososlea aquí].

Chandler explica que Acts 29 está trabajando estas 11 capacidades, que son las que piden a sus alumnos y las que quiere que amplíen y apliquen como líderes:

– Vitalidad espiritual
– Claridad teológica
– Convencimiento
– Un matrimonio sano (prefieren pastores casados)
– Relaciones sanas y amistades genuinas (él no lo especifica, pero es una forma de descartar narcisistas)
– Experiencia previo de liderazgo «según Dios»
– Madurez espiritual
– «¿Compartes el Evangelio con otras personas o solo lo haces cuando predicas?»
– Experiencia previa en hacer discípulos
– Tener realmente capacidad para enseñar
– Y una actitud emprendedora, «porque en Acts 29 queremos plantar iglesias que planten iglesias»

A quien tenga estas capacidades, lo financiarán, formarán y apoyarán. Y a quien no las tenga, no. La lista la han ido elaborando en los últimos pocos años «al intentar mejorar nuestro trabajo».

Pastores que no son abusivos, pero sí supervisan en serio

Chandler está completamente convencido de que la mayoría de los pastores evangélicos son personas enamoradas de Jesús que quieren servir a Dios y a la gente, que cobran poco o nada y no buscan glorias personales.

Pero los escándalos de unos pocos (los que salen en los medios, también en la prensa cristiana) han hipersensibilizado a algunos feligreses. Existen líderes abusivos y excesivamente autoritarios, que deben ser frenados. Pero también hay líderes que simplemente piden a sus feligreses o colaboradores claridad y rendir cuentas y esos feligreses pueden percibir la petición de claridad como «exceso de control» y la de rendir cuentas como «abuso de autoridad».

«Yo soy un tipo muy de Efesios 5,11: no toméis parte en las obras estériles de la oscuridad, haced que salgan a la luz. Hay que sacar esas cosas a la luz. Pero me preocupa que metan en esa categoría a personas que no pertenecen de verdad a ella».

Oportunidades: las promesas del mundo ya decepcionan

Por último, Chandler comenta oportunidades que ve para la evangelización en nuestra época.

Cree que pronto veremos como se incumplen «las promesas que el mundo hace», y esa es una oportunidad para que los cristianos ofrezcan su mensaje.

Así, el mundo postmoderno insiste en que «tú puedes definirte por ti mismo y solucionarte lo tuyo por ti mismo. Creo que la gente pronto empezará a ver que eso no es verdad. Las iglesias pueden entrar en ese espacio, pero tenemos que hacerlo, creo, con inteligencia y con amabilidad«.

Eso implica hacerlo con mucha cercanía, con hospitalidad. «El tipo de conversaciones que necesitamos tener para compartir el Evangelio tienen que darse en la mesa del comedor y en la salas de estar», explica. «Ir a los vecindarios y pedir bendiciones para los hogares de los vecinos, y después encontrarnos con ellos, que nos inviten a su casa, conocerles como personas, y en ese marco, ofrecerles el Evangelio. Así es como funciona el Evangelio».

 

Pablo J. Ginés/ReL.

13 enero 2022.

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