En este último domingo del año litúrgico celebramos la solemnidad de JESUCRISTO COMO REY DEL UNIVERSO. La iglesia nos invita a contemplar la realeza de Jesús. Ciertamente se trata de una realeza muy particular. La realeza y la soberanía de Jesús son de naturaleza muy diferente a la de los monarcas de este mundo. Jesús mismo lo dijo en el evangelio: “Si, yo soy rey, pero mi reino no es de este mundo”.
El reino de Jesús no consiste por tanto, en el dominio de los pueblos o el sometimiento de los demás; su autoridad no se expresa anexándose territorios o mediante la fuerza de las armas o imponiéndose. Como lo expresamos en las oraciones de la santa misa, el reino de Cristo es un reino de verdad y de vida, un reino de santidad y de gracia; un reino de justicia, de amor y de paz.
El evangelio que escucharemos este domingo (Jn 18, 33-37), nos presenta a Jesús como rey y precisa además algunas características de su realeza.
Mi reino no es de este mundo. Con estas palabras Jesús señala que su soberanía no le viene concedida por los seres humanos, sino por el mismo Dios. Se trata de un rey cuya autoridad le viene del Padre. Además debe entenderse que su reino y su poder no son de tipo político o terrenal, sino de tipo espiritual. El reino de Jesús no obedece a la lógica de la fuerza o de la violencia sino a la lógica del amor. Por eso, Jesús como rey del universo, no se comporta como los reyes de este mundo.
Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Jesús declara con estas palabras que su realeza se funda sobre la verdad. La verdad es un término muy rico en significados en el evangelio de San Juan. Así por ejemplo. La verdad es la misma palabra del Padre como se dice en Jn 17, 17: “Padre conságralos en la verdad, tu Palabra es la verdad”. La verdad es el mismo Jesucristo en cuanto que nos comunica la Palabra del Padre y nos ofrece la vida divina. En efecto Jesús dice; yo soy el camino, la verdad y la vida Jn 14, 6. La verdad es el mismo Espíritu Santo (1 Jn 5, 6), él nos guía a la verdad plena (Jn 16, 13). En síntesis, la Verdad en el evangelista San Juan es la Palabra del Padre encarnada y revelada en Cristo, interiorizada y hecha eficaz en cada uno de nosotros por medio del Espíritu Santo.
Como consecuencia de todo esto, Jesús mismo define a todo aquel que forma parte de su reino “Todo el que es de la verdad escucha mi voz”, dice Jesús. Por lo tanto, todos aquellos que están en armonía con su palabra de verdad, los que escuchan su palabra y la ponen en práctica forman parte del reino de Dios. Como el mismo Jesús lo dice en otra parte del Evangelio: “no todo el que me diga Señor, Señor, entrará al reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi padre (Mt 7, 21).
Celebrar a Cristo Rey quiere decir entonces, que Cristo es nuestro rey, que reconocemos su soberanía sobre nosotros y que deseamos que reine dentro de nosotros; quiere decir además que nos comprometemos a seguir a Cristo rey sobre todo a través del servicio a nuestros hermanos; este es el mejor modo de participar en su realeza divina; y que deseamos cooperar con Dios para que el reino de Cristo se establezca y se extienda en el mundo.
Pbro. José Manuel Suazo Reyes
Vocero de la Arquidiócesis de Xalapa