El pasado viernes, 12 de noviembre, se celebraron las elecciones para la comisión permanente del Consejo Presbiteral de la archidiócesis de Madrid.
Por derecho canónico existen varios consejos que deben convocarse y uno de ellos es el presbiteral. La función de estos consejos es aconsejar al obispo. En el último que se celebró el viernes tocaba elegir los miembros que formarán parte de la permanente de este consejo.
La comisión permanente del consejo presbiteral está compuesta por cinco sacerdotes que son elegidos de entre los miembros del consejo presbiteral. Este órgano, a su vez, es elegido por el clero en general y tiene algunos nombres de libre designación reservados al arzobispo.
Los nombres que han salido elegidos para la permanente del consejo presbiteral son: Gil González, vicario episcopal del Clero y Juan Carlos Merino, actual vicario de la Vicaría VII. Estos dos nombramientos responden a que debe haber dos vicarios episcopales, según los estatutos. Otro de los nombramientos es el de Carlos Aguilar, sacerdote que ha estado un tiempo en el dique seco por una denuncia relacionada con una relación sentimental con una mujer.
Entran dos sacerdotes vinculados al Opus Dei
Los otros dos elegidos son Jesús Higueras, párroco de la iglesia de Santa María de Caná, en Pozuelo de Alarcón, y hombre de confianza de Rouco Varela, que lo nombró miembro del colegio de consultores al cual sigue perteneciendo y director espiritual del seminario, oficio que ya no ejerce. Por último, Mario Fernández, párroco de San Germán que colaboró en las delegaciones de pastoral y juventud en la época Rouco. Ambos sacerdotes son miembros de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz del Opus Dei.
Lo más destacable, según cuentan fuentes próximas al arzobispado, es que ni uno sólo de los hombres de Osoro han salido elegidos elegidos. De los dos vicarios que debían ser elegidos miembros de la permanente, llama la atención que a los vicarios próximos a Osoro como José Luis Segovia Bernabé, vicario de pastoral social e innovación, José Luis Díaz, vicario de la vicaría II, Ángel Camino, vicario de la vicaría VIII y Elías Royón, vicario para la vida consagrada, a algunos no se les votó y otros sacaron escasos votos, lo cual hace pensar que el clero de Madrid va en otra línea con la que su Arzobispo no sintoniza.
En contraposición a los hombres de Osoro, se ha elegido a un hombre de Rouco, Gil González, al que es sabido que Osoro “no traga pero soporta, por decirle en público y en privado las verdades sobre su gestión con los curas de Madrid”, aseguran fuentes conocedoras de la situación.
Respecto a Merino, fue elegido por Osoro pero “ya se ha colocado en la disidencia” como se dice entre los curas de su vicaría. Además, en alguna ocasión ha llegado a decir entre los suyos la frase “para lo que me queda de vicario”. Esto ha levantado muchos rumores en su vicaría y sospechas de que haya podido ser efectiva su renuncia pero no aceptada ya que ha habido mucha tensión con algunos nombramientos en su vicaría. Una semana se comunicaba un nombramiento y a la semana siguiente se revocaba, así hasta cuatro veces, para que finalmente se impusiera Merino.
Infovaticana.
