La eutanasia se aprobó en España en marzo de 2021, tramitada en plena pandemia, con los hospitales golpeados por el coronavirus y los médicos desbordados, por un procedimiento simplificado (la «proposición de ley») para evitar consultar a órganos jurídicos y comités de bioética estatales. Tampoco se consultó a médicos ni asociaciones de paliativistas, enfermos, sanitarios, de prevención del suicidio, protección de ancianos, etc…
En enero de 2021, un artículo de El País proclamaba: «La eutanasia llegó sin alboroto». Quieren darla por consolidada y aceptada sin debate. En ReL un artículo lo refutaba recordando que sí ha habido mucho alboroto:
– Se pronunciaron contra esta ley de eutanasia figuras históricas del PSOE como Joaquín Leguina , José Luis Corcuera , Francisco Vázquez , Mercedes Aroz y Eligio Hernández .
– Ellos y otras figuras públicas firmaron en septiembre de 2020 un manifiesto de 100 personalidades contra la eutanasia
– Después, en noviembre llegó un manifiesto de cien asociaciones y fundaciones contra la ley de eutanasia.
– AEBI, la Asociación Española de Bioética y Ética Médica, publicó varias notas contra esta ley, la última pidiendo directamente su derogación.
– Tres órganos colegiados sanitarios de Madrid (el Colegio de Farmacéuticos, el de Odontólogos y Estomatólogos y el de Médicos) firmaron una contundente declaración conjunta contra la ley de eutanasia, oponiéndose a que implicara a los médicos de ninguna manera.
– Los colegios de médicos recuerdan que aunque sea una práctica legalizada ahora por el Estado, la eutanasia está prohibida por el Código Deontológico de los médicos de España de 2011 y que la Asociación Médica Mundial repitió en 2019 (como en varias ocasiones anteriores) que el médico debe oponerse a la eutanasia y no debe aplicarla.
– Protestaron con otro manifiesto 30 médicos españoles de primera fila (lo contamos aquí), la mayoría de ellos especialistas en cuidados paliativos o trabajo con enfermos terminales
– el Comité de Bioética (creado por el gobierno socialista de Zapatero para asesorar a los gobiernos) criticó la ley en varias ocasiones a lo largo de 2020. (Aquí su nota oficial).
– Y protestaron con otro documento más de 160 profesores y académicos de Derecho, incluyendo 82 catedráticos y 74 profesores titulares de 37 universidades de toda España, más otros 6 miembros de número de varias Academias jurídicas. «La Proposición de que se trata es contraria a los artículos 10, 14, 15, 43.1, 49 y 50 de la Constitución Española», detallaban. (Aquí en PDF su documento y lista de prestigiosos firmantes).
– Protestaron con numerosos actos los activistas del colectivo Vividores.org , difundiendo también vídeos de superación a favor de la vida. Y circuló mucho el vídeo de MorirEnPaz.org, a favor de cuidados paliativos, y no de eutanasia.
– En diciembre de 2020, los obispos católicos y representantes de comunidades cristianas ortodoxas y protestantes, junto con líderes judíos, musulmanes e hindúes, publicaron una nota conjunta contra la eutanasia y a favor de buenos cuidados paliativos (no es común que las religiones en España firmen juntas una nota criticando una ley)
– Y nació una gran alianza de asociaciones en toda España con el objetivo de derogar esta y otras leyes anti-vida y anti-familia.
En esta ola de protesta y de defensa de una alternativa humana se enmarca ahora el libro La eutanasia en España (editorial Rialp), una obra en la que participan 20 autores . El recopilador e impulsor es Aniceto Masferrer, catedrático de Historia del Derecho, y la iniciativa la ha impulsado el Grupo de Estudios Sociales e Interdisciplinares (GESI) de la Fundación Universitas.
Los textos recogidos, en su inmensa mayoría, lograron ser publicados en periódicos españoles de tirada nacional. «Esas voces discrepante deben comparecer ante la ciudadanía y expresar la pluralidad que converge en un tema de tan hondo calado», escribe Masferrer. El libro incluye algunos de los manifiestos y sus listas de firmantes: son listas de honor que vale la pena tener impresas.
Desprecio a la vulnerabilidad y abandono del que sufre
En el artículo inicial, Masferrer recuerda que el hombre siempre ha sido y será vulnerable, y que lo verdaderamente humano es reconocerlo y cuidar a los más vulnerables. Después, resume los daños de la ley española de eutanasia.
«Más allá de la inoportuna y precipitada entrada en vigor, la ley contiene varios defectos mayúsculos:
– discrimina a las personas por razón de su discapacidad
– no garantiza la absoluta libertad del solicitante de la eutanasia
– sacraliza las voluntades anticipadas sin dar relevancia a la voluntad del individuo en el momento presente
– margina el papel de la enfermería
– crea una burocracia que en realidad es muy poco garantista,
– y, lo más criticable, no ofrece una asistencia socio-sanitaria integral al final de la vida para evitar que la verdadera razón que induzca a muchas personas a optar por la eutanasia sea la carencia de unos cuidados dignos que le animen a querer seguir viviendo sin dolor, convenientemente atendido y felizmente acompañado».
«En realidad, con la LORE [ley de eutanasia] se deja al enfermo y a la persona discapacitada más solo e indefenso, porque, a la falta de los cuidados que necesita y el Estado no proporciona, se le muestra la alternativa: solicitar que un profesional sanitario acabe con su vida, decisión que, comprensiblemente, puede tomarse cuando el sistema sanitario no es capaz de remitir el dolor que padece una persona», añade el editor del libro.
¿Decisión «autónoma» del hundido, enfermo y desesperado?
Emilio García Sánchez, biólogo y máster en Bioética, se expresa en una línea similar.
«Los enfermos graves, por su estado, cambian de opinión cada poco, y, de hecho, el mismo deseo de morir constituye un síntoma objetivo de la enfermedad, y no es la expresión lúcida de la capacidad de autodeterminación», detalla.
«Los enfermos que contempla la ley no son autónomos, sino dependientes. Esta es la realidad que rompe en pedazos la justificación garantista y autonomista que atraviesa la regulación de la eutanasia. Al final, como sucede en Holanda y Bélgica, serán otros (médicos y familiares) los que se apropiarán de la decisión de los enfermos graves -de su derecho a morir- cuando estos ya no puedan decidir, convirtiendo la eutanasia en un acto involuntario e ilegal».
Los controles estrictos enseguida dejan de ser estrictos
Carlos Barrios, catedrático e investigado prestigioso en cirugía ortopédica, pone un ejemplo concreto de cómo controles supuestamente estrictos enseguida se difuminan. Es el caso de Holanda, donde a la eutanasia le ha ido pasando como al aborto en España: se va concentrando en empresas especializadas en eso, casi sin supervisión.
«En su primer año de actividad (marzo 2012 a marzo 2013), la End of Life Clinic de Amsterdam, promovida por la filial holandesa de la Asociación Derecho a Morir, sólo atendió al 25% de los solicitantes, porque el 19% murió antes de poder ser ‘atendidos’, y el 9% cambió de opinión. La clínica rechazó el 46% de las solicitudes, principalmente por grave deterioro psicológico de los pacientes a los que se les consideró inhábiles para tomar la decisión por sí mismos. Hoy, siete años después, no se rechaza a ningún paciente -aunque alegue solo cansancio vital- y ya se incluyen niños entre los pacientes ‘tratados’. ¿Hay algún lucrativo negocio detrás de estos alarmantes cambios de criterio?
Los depresivos y los que piensan en el suicidio, en peligro
Otra pieza viene firmada por tres expertos en salud psíquica, Philippe Courtet, Adrián Alacreu-Crespo y Lucas Giner- quienes señalan que en Países Bajos se han constatado que :
– las características psíquicas de los que piden la eutanasia se parecen a los que intentan suicidarse: «pacientes con trastorno depresivo, historia de suicidio previo, aislamiento social y trastorno de personalidad
– no se les proporcionan tratamientos médicos y psicosociales modernos, actualizados a lo que hoy se sabe sobre sus enfermedades
– se habla de enfermedad mental «incurable» (la ley española usa ese adjetivo), pero los psicólogos hoy no usan la palabra «incurable» aplicado a la depresión, sino que sólo hablan de «depresión resistente»
La OMS ya tiene claro que las campañas preventivas contra el suicidio logran reducir los suicidios pero «la eutanasia por sufrimiento psíquico» (que permite la ley española) interferiría con ello. «No hay en España un programa de prevención del suicidio a nivel nacional, pero sí existe ahora una ley que permite el acceso a EAS [eutanasia] que podría facilitar el suicidio», denuncian los autores.
Si se basa en la libertad, ¿por qué limita la eutanasia a sólo algunos?
La ley de eutanasia española se contradice a sí misma: si es derecho, ¿no somos todos iguales en derechos? Si tenemos derecho a que nos eutanasien, ¿no debe poder elegirlo también una persona perfectamente sana?
Víctor Torre de Silva, letrado mayor del Consejo de Estado, lo expresa así:
«La lógica de la eutanasia pasa por admitir que yo soy el dueño de mi vida y de mi cuerpo, y que puedo hacer con ellos lo que desee. Y si se me prohíbe, se ataca mi libertad. Así las cosas, la ley de la eutanasia incurre en una grave contradicción cuando la limita a los enfermos graves e incurables o a quienes sufren un padecimiento grave, crónico o imposibilitante (artículo 5,1, e)».
Y añade: «Si la decisión de prescindir de la propia vida es algo que atañe a mi libertad, y por tanto es algo digno de tutela, ¿por qué no aplicarlo a toda la población mayor de edad? Incluso, ¿por qué no aplicarlo a menores con suficiente discernimiento? Debería bastar la decisión ‘autónoma’ y libre del individuo para que el Estado corriera a quitarle la vida».
«¿O es que son solo libres en este sentido los enfermos o quienes sufran un padecimiento? ¿Por qué no extender este nuevo ‘derecho’ a toda la población?», insiste este jurista.
La lógica -aunque el articulista no la desarrolla- llevaría a legalizar los juegos de gladiadores e incluso «El juego del calamar» (serie posterior a la fecha del artículo). Si por pura autonomía decido que me maten, puedo decidir hacerlo en un juego mortal y ganar un dinero para mi familia, o gloria y satisfacción.
El anciano jugador 001 se presenta al juego suicida de El Juego del Calamar porque, dice, tiene un tumor en el cerebro… otros se presentan por otras razones «no sanitarias». Si todo se basa en la autonomía, ¿por qué no?
Cuando la lógica de la «libertad» lleva al matar, enseguida los fuertes y poderosos se aprovechan de poder matar a los débiles y vulnerables. Y lo fomentarán.
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Este libro, La eutanasia en España, recopila argumentaciones detalladas de este tipo y es un documento que demuestra las argumentaciones que en 2020 e inicios de 2021 lograron sortear el «silencio exprés» implantado por el proceso de legalización de la eutanasia.
Pero, una vez ya aprobada, con España llenándose de «comités autonómicos de eutanasia» y la prensa publicando historias extremas convenientemente edulcoradas, ¿habrá espacio para estas voces discordantes? ¡Vale la pena conseguirlo! Quizá en unos años sea delito.
Emilio García Sánchez es uno de los autores de este libro