El P. Mario recuerda su ingreso a la Legión de Cristo como un proceso muy “normal”, muy “orgánico”. Todo inició en las misiones de Semana Santa donde conoció por primera vez a los padres legionarios; posterior a eso, la semilla de la vocación fue creciendo en una tierra fértil gracias a su ambiente familiar, por esa razón cuando recibe la invitación de ingresar al centro vocacional de Monterrey fue un paso natural arropado con la aprobación de sus padres.
Durante su estancia en el centro vocacional pudo vivir una experiencia formativa que le permitió seguir cultivando esa semilla para dar el paso al noviciado y después de varios años de formación y de trabajo apostólico, llegar a su ordenación diaconal rodeado de su familia, amigos y sus hermanos legionarios, en el mismo centro vocacional dónde inicio la gran aventura de seguir a Cristo.
Recuerda con mucha tranquilidad y como una gracia, su historia vocacional en la que no fue necesaria algún acontecimiento trágico o algún cambio drástico para descubrir el llamado de Dios al sacerdocio.
“Ha sido como una semilla que cayó en la tierra y Dios la ha regado”.
Lo que más valora del camino recorrido
El joven diácono menciona tres cosas que valora de todo su proceso formativo de varios años.
En primer lugar, menciona la fidelidad de Dios. Siempre lo ha sentido presente, de uno u otro modo siempre se ha mostrado, se ha hecho sentir, afianzando su respuesta a la vocación.
En segundo lugar, menciona el acompañamiento personal que ha recibido por parte de sus directores espirituales. Los ve como un signo de la paternidad de Dios que le interesa que su vida sea fecunda.
Y, en tercer lugar, menciona a sus hermanos legionarios con los que ha compartido mucho tiempo, experiencias, alegrías, luchas y el apostolado. Ellos han sido parte de ese acompañamiento y presencia de Dios, como amigos y hermanos que le han mostrado el valor de la disponibilidad para servir a los demás.
La misión del diácono
¿Cómo no ver el diaconado como un pasó más para llegar al presbiterado? ¿Cómo aprovechar al máximo este don de Dios ha dado a la Iglesia? El P. Mario tiene muy clara estas respuestas.
Sabe que existe el riesgo de ver al diácono como una especie de “monaguillo glorificado”, que participa de forma más activa durante la celebración eucarística, pero el tiene muy bien entendido la misión a la que ha sido llamado en esta etapa: predicar la palabra de Dios y el servir.
Desea poder cumplir esto en la preparatoria donde realiza su apostolado, en la comunidad donde vive, con cada una de las personas con las que Dios ponga en su camino.
“Es un anticipo, la oportunidad de ir emocionando el corazón”
El regreso a su casa: la apostólica de Monterrey
Ha sido muy significativo que el P. Mario fuera ordenado en la capilla de la apostólica donde inició su camino vocacional dentro de la Legión de Cristo. Unos días antes tuvo la oportunidad de dar una charla a los actuales estudiantes que conocieron su experiencia y su testimonio de alegría como alumno de la apostólica. Ellos a su vez, pudieron estar presentes y participar en la ordenación como parte del coro.
La emoción por ver a un joven consagrase a Dios se podía sentir en cada uno de los asistentes que tuvieron la oportunidad de presenciar este momento. El verlo postrado en el suelo de la capilla como signo de entrega total, fue uno de los momentos más emotivos.
Mons. Cabrera López, arzobispo de la Arquidiócesis de Monterrey, durante su homilía compartió la oración que hizo a Dios por el nuevo diácono:
“Le he pedido a Dios que ejerzas tu ministerio con alegría y bondad, estos son los signos del amor”.
Monseñor reconoció el apoyo que el P. Mario tiene en el afecto de sus papás, de sus hermanos, de la comunidad de padres legionarios, y el afecto y simpatía de muchas personas, por lo que lo invitó a ser fiel al don de ha Dios le da. Y que recuerde siempre que Cristo es su amigo.
Ahora, el P. Mario ejercerá su ministerio en Chihuahua, seguirá trabajando para poder dar cumplimiento a la misión de predicar y servir que tiene como diácono, preparando su alma para el momento de recibir la ordenación sacerdotal, mientras que los miembros del Regnum Christi seguimos orando por su vocación que es un don para la Iglesia universal.
Semblanza P. Mario Rodríguez, L.C.
Nació el 21 de febrero de 1992 en Monterrey, Nuevo León. Ingresó al Centro Vocacional de los legionarios de Cristo en 2005. En 2008 comenzó el noviciado en Cornwall, Canadá. Realizó sus primeros votos religiosos en el 2010 y su profesión de votos perpetuos el 29 de junio de 2019. Ha cursado estudios de filosofía y teología en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum en Roma. Fue formador de legionarios en el Centro de noviciado y humanidades en Monterrey durante dos años. En 2017 fue nombrado Instructor de formación en el colegio Cumbres del Bosque de León y asistente para el ECYD y el Regnum Christi de la misma ciudad. Actualmente es director de la sección de jóvenes del Regnum Christi y del ECYD en Chihuahua y capellán de la sección femenina.