Los católicos llamados «papólatras«…recibieron este sábado 11 de septiembre de 2021 un duro revés por parte del mismo Papa: Francisco.
Sabido es que hay muchos católicos que todo, absolutamente todo , dispensan al Papa…en razón de un argumento circular, autorreferencial y, por lo tanto, inválido: «que el Papa es el Papa» y que, como tal, puede hacer y decir lo que le plazca, dicen. De ahí no salen. Y a todo aquél que respetuosa y fundadamente hace alguna observaciòn de lo dicho o hecho por Su Santidad, inmediatamente tratan de desprestigiarlo como «sedevacantista» o «enemigo del Papa».
Pregunto: ¿fue acaso Pablo un primigenio «sedevacantista«, un prematuro «enemigo del Papa» porque cuestionò a Pedro, sí, a Pedro, en torno su comportamiento poco coherente para con los judíos?
El sacerdote argentino Javier Olivera Ravasi ha incursionado más sobre aquellos mismos rumbos papólatras, cuando ha planteado con agudeza:
«Si tuviéramos que seguir en todo al Papa, los primeros católicos habrían tenido que negar tres veces a Cristo como hizo San Pedro antes de que cantara el gallo, o San Pablo habría sido excomulgado por haber reprendido a San Pedro en el incidente de Antioquía, cuando criticó su doblez de corazón frente a los rituales de purificación que sólo observaba cuando estaba con los católicos judíos.»
Por su parte, el Padre Federico ha recordado otro suceso histórico que ofrece a todos los católicos un ejemplo de que por encima de la justificación al decir u obrar de un Papa en cualquier caso, en cualquier tema, está la defensa de la Verdad. Porque esa defensa ciega a todos lo que haga o diga Su Santidad, constituye un amor desordenado que no debe admitirse:
«La elevación al trono de Pedro de S.S. Alejandro VI (quien si bien fue el Papa de la providencial y felicísima donación de América al Imperio Español, tuvo algunas costumbres poco edificantes durante algún tiempo), puso a la Sierva de Dios Isabel La Católica en un aprieto. Isabel conocía bien a quien había sido antes el Cardenal español, Rodrigo de Borja; ahora como Sumo Pontífice, le merecía el mayor de los respetos y sumisión religiosa, pero como pecador, no; y no podía aprobar conductas indignas de un prelado que causasen incluso escándalo a los fieles.
«Así, con motivo de haberse celebrado en los Estados Pontificios, con toda fastuosidad, las bodas de Lucrecia Borja, hija del Papa (nacida varios años antes de la asunción de éste al trono pontificio), la Reina Isabel citó al Nuncio Apostólico Mons. Francisco des Prats, a Medina del Campo, donde se encontraba la corte. Allí, con exquisita discreción (al punto que hoy se conoce esta reprimenda sólo por un informe secreto del nuncio al Papa, conservado en el Archivo Secreto Vaticano) luego de despedir a sus secretarios y ayudantes, presentó sus quejas:
La Reina me ha dicho que hacía días quería hablarme (…). «Me dijo que su Majestad tenía mucha voluntad y amor a vuestra Beatitud (…) que estuviese cierto de que no las decía con mal ánimo, sino con todo amor, y que se veía constreñida a hablar y tratar algunas cosas que de vuestra Beatitud oía, de las cuales, porque quiere bien a vuestra Santidad, recibía gran enojo y displicencia, mayormente porque eran tales que engendraban escándalo y podrían traer consigo algún inconveniente; concretamente, las fiestas que se hicieron en los esponsales de doña Lucrecia, y la
Obstinadamente, los «papólatras» no admiten que al Papa, sea el que sea, se le debe obedecer solo en lo debido...y no en todo lo que hace o lo que dice. Porque es un hombre, porque es una persona con errores propios de la naturaleza humana caída, lastimada por el Pecado Original y, por tanto, sujeta a las fallas. Así por ejemplo, cuando meses atrás Francisco zarandeó a una mujer que no querìa soltarle la mano, los papólatras inmediatamente intervinieron para tratar de acallar a las Redes Sociales…pero el mismo pontìfice argentino , al día siguiente, ofreciò disculpas públicas por su comportamiento. Mejor él, que ellos.
Pues bien, hoy Francisco dejó a los papólatras, como se dice coloquialmente, «helados». Vamos, los dejó en ridìculo.
Y lo dijo delante de los Carmelitas Descalzos, a los que recibió este sábado:
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A continuación, un extracto del discurso del Pontífice de hoy a los participantes en el Capítulo General de la Orden de los Carmelitas:
«En la escuela de Cristo, se trata de ser fieles al presente y al mismo tiempo libres y abiertos al horizonte de Dios, inmersos en su misterio de amor. La vida carmelita es una vida contemplativa. Este es el don que que el Espíritu ha dado a la Iglesia con santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz, y luego con los santos carmelitas, son muchos. Fiel a este don, la vida carmelita es una respuesta a la sed del hombre contemporáneo, que en el fondo Tiene sed de Dios, sed de eternidad y muchas veces no lo comprende, lo busca por todas partes y está protegido de psicologismos, espiritualismos o de falsas actualizaciones que esconden un espíritu de mundanalidad.
«Eres muy consciente de la tentación de los psicologismos, espiritualismos y actualizaciones mundanas, el espíritu de mundanalidad. Y sobre esto les pido, por favor: tengan cuidado con la mundanalidad espiritual, que es el peor de los males que le pueden pasar a la Iglesia. Cuando leí esto en las últimas páginas de la Meditación sobre la Iglesia del Padre de Lubac – leí las últimas cuatro páginas – no me lo podía creer: pero ¿por qué – todavía estaba en Buenos Aires -, por qué sucede esto?
«¿Qué es esta mundanalidad espiritual? Es muy sutil, es muy sutil, entra y no nos damos cuenta de eso. El texto cita a un padre espiritual benedictino, de Lubac asume ese texto y dice: “Es el peor de los males que le pueden pasar a la Iglesia, de hecho peor que aquella época de los Papas concubinarios”.
«Esto también se lo dije a los claretianos el otro día …
«Obviamente, L’Osservatore Romano se asustó con este texto, que no es mío, es de Lubac, y lo puso “peor que los padres concubinarios”; le tenía miedo a la verdad, espero que el Observador se corrija bien.
La mundanalidad espiritual es terrible, se mete dentro de ti.Hay en el Evangelio, dijo Jesús, cuando habla de «demonios educados«, de «demonios educados«, porque Jesús dice esto: cuando el espíritu inmundo ha sido expulsado del alma de una persona, comienza a vagar por lugares desiertos y luego se «aburre», «no tiene trabajo», y dice: «Volveré a ver cómo era mi casa». Vuelve y ve que todo está limpio, todo en orden y, Jesús dice: “Va y toma siete demonios peores que él y entran. Y el final de ese hombre es peor que el principio ”.
Pero, ¿cómo entran estos siete demonios? No como ladrones, no: tocan el timbre, saludan y entran poco a poco, van entrando poco a poco y no te das cuenta de que se han apoderado de tu casa. Este es el espíritu de mundanalidad. Entra poco a poco, entra también en oración, entra. Cuidado con esto. Es el peor de los males que le pueden pasar a la Iglesia y, si no me crees, lee las últimas cuatro páginas de la Meditación sobre la Iglesia del padre de Lubac. Cuidado con la mundanalidad espiritual «.
Hasta aquì lo dicho hoy por Francisco. Sobre los «papas concubinarios«.
¿Te imaginas si yo hubiera empleado aquí ese mismo término: «papas concubinarios»?
Los papólatras, sin leer que era una expresión reciclada, reutilizada por el Papa… estarían en este momento «comiéndome vivo» en las Redes Sociales. Me estarìan lapidando como «sedevacantista», como «enemigo del Papa».
No hace muchos meses nos pasó así en la AGENCIA CATÓLICA DE NOTICIAS: resulta que el mismo Papa Francisco divulgó sus afecciones psíquicas y psiquiátricas, su asistencia temporal con una psicoanalista judìa, y, entre otras muchas cosas más, hasta su convicción de que los sacerdotes estudiaran psicologìa. Pues bien, publicamos esa nota, cuyo tìtulo bastó para que los papólatras difundieran indebida, malintencionadamente, que éramos «sedevacantistas», declarados «enemigos del Papa». ¡Sin leer la información, sin quererse enterar de que el propio Francisco había hecho tales revelaciones sobre sí mismo….!
Claro, los que se encargaron de difundir esa especie contra nosotros, fueron gatilleros de los falsos»católicos» del PAN que en el Congreso de México, en su calidad de diputados federales, coludidos con los de MORENA aprobaron leyes en favor del aborto y en contra de la Iglesia. Una Investigación de la AGENCIA CATÓLICA DE NOTICIAS los evidenció en su doble juego. Y les molestó.
Hoy, Francisco pone en su lugar a los papólatras, que quieren enterrar las fallas humanas de los pontìfices. Francisco los exhibe. Porque por encima de todo, dijo, está la Verdad. Y no hay que tenerle miedo a ella. Por el contrario, todos debemos defenderla.
Por JOSÉ A. PÉREZ STUART
AGENCIA CATÓLICA DE NOTICIAS.
P.D.
El Padre Federico ha elaborado una lista que puede ayudar grandemente a los católicos y evitar caer en la «papolatría»:
Las formulaciones generales son claras, pero ¿cómo puede verificarse un amor excesivo al Papa? Puede haber muchos modos, mencionemos los primeros que se nos vienen en mente:
Adorar al Papa.
Creer que todo lo que diga el Papa es infalible.
Cubrir bajo el manto de la infalibilidad aquello que no lo es.
Exigir adhesión pública incondicional a aquellos postulados papales falibles con los cuales la Iglesia, en ciertos casos, permite disentir en el foro interno.
Darle carácter dogmático a lo que no lo tiene.
Creer que una doctrina definida por la Iglesia es modificable por Papas posteriores.
Afirmar la impecabilidad papal.
Justificar moralmente actos papales pecaminosos.
Alabar actos papales indudable y peligrosamente ambiguos.
Creer que el Papa por ser Papa quedo exento de la posibilidad de condenarse eternamente.
Creer que todos los Cardenales creados por el Papa jamás proferirán herejías.
Querer salvar las proposiciones papales evidentemente insalvables.
Creer que todos y cada uno de los actos papales fueron inspirados por el Espíritu Santo.
Creer que las declaraciones del último Papa sobre un tema necesariamente mejoran las de los anteriores Pontífices.
Creer que todas las enseñanzas papales tienen el mismo valor.
Creer que es metafísicamente imposible que, en alguna infeliz circunstancia, el Papa diga una herejía en público.
Creer que el Papa no puede cometer un error, sea por descuido o sea por dolo.
Creer que el Papa necesariamente será santo.
Creer que el Papado supone o causa la confirmación en gracia.
Creer que el amor ilimitado al Papal es más piadoso que el amor ordenado.
Creer que los Cardenales electores necesariamente elegirán como Papa al que más gloria le dará a Dios y que lo harán bajo la “inspiración” del Espíritu Santo.