El aterrador balance de las víctimas de los secuestros de masa en las escuelas y los raids en las aldeas. En solo 200 días, los islamistas han masacrados a miles de fieles.
Utilicemos la tan manida fórmula: ¿quién se arrodillará por la vida de los cristianos en Nigeria? Los torturadores de los estudiantes de la Bethel Baptist High School de Kaduna secuestrados el pasado 5 de julio quieren 60 millones de nairas. Tras la liberación de un niño que había «enfermado» en su cautiverio, la policía rescató a otros dos en la carretera de Abuja. Quedan un total de 118, todavía cautivos y ocultos en algún lugar del bosque.
La suma exigida como rescate a los padres fue inicialmente mucho mayor, al igual que el número de víctimas del secuestro masivo, el cuarto en una escuela del estado de Kaduna en pocos meses; el mayor y más grave, como señaló el líder regional de la Asociación Cristiana Nigeriana (Can sus siglas en inglés), Joseph Hayab. Su hijo está entre los secuestrados.
Secuestrados en la escuela, asesinados en las aldeas
Muchos han escapado, algunos ya han sido «rescatados» por sus familias (el «coste» por estudiante es de 500.000 nairas). El pastor Gideon Para-Mallam ha declarado que el secuestro del 5 de julio ha sido «el mayor secuestro de cristianos jamás realizado en Nigeria. Hay demasiados santuarios donde los miembros del triunvirato del mal -Boko Haram, los fulani y los bandidos- pueden refugiarse sin que el gobierno pueda controlarlos. Los tres quieren erradicar a los cristianos, robarles sus tierras e islamizar Nigeria».
En el mismo estado de Kaduna, el 8 de julio, grupos de pastores fulani, gritando a la yihad, iniciaron una sangrienta incursión en las aldeas cristianas. Durante siete días, hasta el 14 de julio, incendiaron casas e iglesias y mataron a 33 personas. «Perdí a mi tío, a su mujer, a sus hijos, a ocho miembros de mi familia», ha relatado un testigo del ataque del 11 de julio en Warkan. «La iglesia católica de la aldea de Matyei fue incendiada, un catequista y un niño murieron en el ataque», relata otro testigo tras el asalto en Matyei, donde 156 casas quedaron reducidas a cenizas y otros ocho cristianos murieron.
Una semana de derramamiento de sangre
A continuación, los pastores armados llegaron hasta Abuyab y prendieron fuego al edificio de la Iglesia evangélica y quemaron 12 casas, incluida la de un general cristiano retirado muy querido en el pueblo. Tras marchar sobre Makarau y Kachechere, donde dejaron diez víctimas e incendiaron todo lo que encontraban a su paso, destruyeron los puentes que unían los pueblos con las ciudades. Después de disparar en Magamiya, quemar la iglesia católica de San Pío, matar a algunos ancianos y a un joven que volvía de la granja, no tuvieron piedad ni siquiera con la abuela de la aldea de Kibori y su nieto de seis años, asesinados con otros dos miembros de la familia. 33 cristianos asesinados y 215 casas quemadas es el último balance que ha dejado este grupo de feroces pastores islamistas.
3.462 asesinatos en 200 días
Un grupo que se ha cobrado más víctimas en el último año que Boko Haram, Iswap y las bandas criminales afiliadas. El 18 de julio, la ONG nigeriana Intersociety Rule of Law publicó una actualización de sus detallados informes: de enero a julio, es decir, en apenas 200 días, han sido masacrados 3.462 cristianos en Nigeria, 68 menos que los asesinados en todo 2020. Tres mil fieles han sido secuestrados (780 solo en los últimos 80 días), 300 iglesias asaltadas y diez ataques a sacerdotes han terminado en asesinato o secuestro.
Estos datos indican que la violencia sigue aumentando en el país, incluso en comparación con el año pasado, cuando, según Open Doors, 3.530 cristianos fueron asesinados por su fe. Según el informe de Intersociety, la mayor parte de las muertes en los últimos 200 días (1.909 personas) se produjeron a manos de los pastores fulani, 1.063 a manos de los terroristas y 490 implicaron directamente a grupos de las fuerzas de seguridad en connivencia con el triunvirato del mal. La media es de 17 cristianos asesinados al día en Nigeria. A los números no nos acostumbramos, pero a las fórmulas sí: ¿quién se arrodillará por la vida de los cristianos en Nigeria?
por Caterina Giojelli.
Tempi.
Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana.