El cardenal Müller, ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha escrito un texto en el que critica las pretensiones del ‘camino sinodal’ que la Iglesia en su país, Alemania, está llevando a cabo, a raíz de la visita de esta semana del presidente del episcopado germano al Papa.
Les ofrecemos el texto del cardenal Müller:
El comunicado de prensa de la Conferencia Episcopal Alemana (DBK), del 24 de junio de 2021, sobre la visita de su presidente, el obispo Bätzing, al papa, contiene, en frases diplomáticas, un autoelogio muy sofisticado. No pretende otra cosa que la conocida táctica de apaciguar a los críticos del camino sinodal y ocultar su agenda anticatólica. Como siempre, uno se siente muy alentado por el papa a seguir por el camino anterior hasta el (bendito o amargo) final. Summa summarum: ¡Mucho ruido y pocas nueces y todo el entusiasmo en vano! Ya que el obispo de Limburgo ha «dejado claro» al sucesor de Pedro, a quien Cristo «puso al frente de los demás Apóstoles […] [instituyendo en su persona] el principio y fundamento, perpetuo y visible, de la unidad de fe y de comunión» (Lumen gentium, 18), que las atribuciones que circulan según las cuales la Iglesia en Alemania quiere ir por determinados caminos surgen de la nada.
Entonces, las advertencias sobre una confrontación en lo que atañe a la unidad de la Iglesia y su doctrina de la fe revelada ¿han sido sido inventadas por cardenales, obispos y teólogos retorcidos o incompetentes de todo el mundo con el objetivo de preocupar al papa en Roma, o incluso para instrumentalizarlo para un catolicismo que no quiere tomar nota de las realidades de la vida actual?
Solo los que gozan del don de la ingenuidad infinita siguen creyendo en el cuento de hadas del papa bueno y avanzado y de sus malvados y lentos colaboradores (Ladaria, Koch e incluso Kasper). ¿Significa esto que solo querían ver hasta dónde podían llegar, o ha crecido la conciencia de que la agenda del camino sinodal es diametralmente opuesta a la fe católica en forma y contenido? Lo que es católico no es el resultado de la combinación de la mayoría de las opiniones subjetivas, sino que lo es, objetivamente, de los documentos doctrinales vinculantes de la Iglesia católica guiada por el papa y los obispos en comunión con él (cf. Lumen gentium, 8).
Para que la comunión de los fieles no se «desvíe del camino de la fe», los obispos, como sucesores de los apóstoles, deben guardar el depósito que les ha sido confiado (cf. 1 Tim 6,20), es decir, «perseverar en la enseñanza de los apóstoles» (Hch 2,42). En cuanto a la agenda del camino sinodal, que está en curso de colisión con la fe católica, una vez más mencionamos sus puntos más importantes en aras de la claridad:
- La asamblea informal de obispos alemanes con representantes de organizaciones laicas, llamada camino sinodal, no tiene autoridad docente en cuestiones de fe católica y no está por encima de la constitución sacramental (=jerárquica) de la Iglesia. («Jerarquía» aquí es solo el equivalente de la sacramentalidad y no tiene nada que ver con una super- y subordinación político-sociológica en un órgano de gobierno secular).
- Es falso y deshonroso atribuir los delitos sexuales de personas individuales (clérigos y laicos al servicio de la Iglesia) al celibato de los sacerdotes, a los votos de las órdenes religiosas y a la ética sexual de la Iglesia enraizada en la imagen cristiana del hombre según los Mandamientos de Dios. Dado que los consejos evangélicos son dones del Espíritu Santo, la tesis materialista según la cual es imposible resistirse al instinto sexual, o que este se descarga automáticamente en perversiones, significaría que Dios mismo tendría que ser declarado autor del pecado. El creyente, sin embargo, está capacitado por la gracia de Dios para cumplir sus Mandamientos en el libre albedrío y cumpliendo la promesa de abstinencia.
- La autoridad apostólica del papa, de los obispos y de los sacerdotes para enseñar, guiar y santificar a los fieles no proviene de una pretensión de poder en sentido secular, sino que les ha sido conferida por Jesús como participación en su autoridad y misión mesiánicas. Sacerdotes y laicos están unidos en Cristo Sumo Sacerdote y trabajan juntos en la construcción del Cuerpo de Cristo, la Iglesia.
- Los tres grados del Orden Sagrado presuponen, entre otros criterios, el sexo masculino del que lo recibe. Esta verdad es una enseñanza definitiva de la Iglesia y no debe ser secularizada según la lógica del prestigio y el poder.
5 La Iglesia solo puede recuperar su credibilidad mediante una vida auténticamente cristiana de los católicos. El ministerio apostólico se convierte en un testimonio de Cristo cuando los sacerdotes se ven a sí mismos como buenos pastores y viven según el ejemplo de Jesús, que dio su vida por sus ovejas.
Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana.