¿Es posible vivir sin usura?

Gladium
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El dinero es el instrumento vital que permite mantener una economía rápidamente circulante al permitir el intercambio múltiple entre las personas que adquieren y se despojan de bienes y servicios, la moneda significó para los pueblos la posibilidad de agilizar todos los movimientos y transacciones económicas superando al sistema de trueque. Por ello los Estados a través del tiempo han considerado de extrema necesidad para su soberanía el contar con una moneda propia controlada por su propio gobierno, una administración fuerte mantiene su moneda fuera de la interferencia de agentes externos protegiendo su valor.

Con el establecimiento de la banca internacional hace cerca de 2 siglos, aquellas instituciones germinantes estaban en manos de quienes podían movilizar y asegurar una gran cantidad de oro y plata, que era el respaldo del dinero en ese momento, por lo que solo las grandes naciones con núcleos burgueses considerables podían correr tales empresas. Los británicos y los holandeses supieron primero que todos, y siendo los países florecientes del liberalismo, que la moneda tiene un papel determinante en la producción e intercambio de los bienes necesarios para el hombre.

Muchos han criticado a Alejandro Hamilton, padre fundador, de haber postulado un modelo rígido y centralizador en la cuestión de la banca, con el fin de cimentar un banco central dirigente de la vida económica de la naciente unión americana. Pero el solo daba cuenta de dos principios fundamentales: primero, que debe existir un Estado fuerte y con el poder suficiente para proteger las garantías y derechos de su pueblo, y segundo, que este Estado debe controlar su economía en favor del pueblo. Podrían hacerse muchos comentarios en contra de la revolución americana y sus figuras, pero en este respecto no podemos ignorar la certeza de este señor en materia económica. Hamilton, más mediante su acción que su palabra, fundaría junto a otros pensadores americanos la Escuela Americana de economía, siendo una reacción o critica a la Escuela Liberal Británica. Las escuelas historicistas, en especial su vertiente alemana, beberían del análisis y manifestaciones de esta Escuela Americana, el Institucionalismo sería la que desarrollaría contemporáneamente estas ideas y aún otras escuelas económicas hasta influir ciertamente a la perspectiva católica de la economía.

¿A qué viene todo esto? La historia nos enseña que el liberalismo económico, tanto en su forma clásica como el desarrollo neoclásico, pasaría a formar parte del pensamiento ortodoxo, no hay hasta hoy institución alguna donde no se oiga el nombre de Adam Smith y su Riqueza de las Naciones. La teoría cuantitativa, el monetarismo y el keynesianismo son los modelos analizados por millones de estudiantes de la ciencia económica en todo el mundo, sin quizás imaginar todo un margen de políticas monetarias y fiscales heterodoxas. Al final, Estados Unidos no se volvió grande gracias al liberalismo ortodoxo laissez-faire, sino a una política económica fuertemente proteccionista.

Pero la Reserva Federal sería fundada en el inicio del siglo pasado y la nación norteamericana empezaría a contar otra historia. La liberalización económica de la unión americana significó el fin de toda una era de política económica, la década de los 70s puso al gigante norteamericano en la misma clase que todas las naciones del proyecto neoliberal. La consigna de América Primero quedó atrás y la desindustrialización del país dejó un panorama poco amigable para el ciudadano estadounidense, viendo como la industria que desaparecía del país aparecía en el tercer mundo. El patrón-oro también fue abandonado para respaldar el dólar mediante la “confianza” del mercado global.

Los tentáculos del capitalismo financiero manejados por la gran banca internacional han conseguido un poder inconmensurable en el mundo presente. Todos los bienes y servicios más elementales para el hombre están en su propiedad aún en la menor medida, no hay forma en que cualquier contrato o titulo de propiedad no pase por el escritorio de un banco o institución financiera, los hogares, empresas y gobiernos están bajo la servidumbre de la banca internacional. El crédito es el arma destructora más eficaz del último tiempo, una cadena invisible que esclaviza desde individuos a naciones enteras a través de un sistema que crea dinero mediante dinero, algo contranatural, condenando a todos los países a la inflación constante y la concentración de capital.

En pasados artículos he hablado de numerosas propuestas sobre el control de la banca y la moneda, pero tenemos que ser ciegos para no ver que esta cuestión a trascendido a los Estados nacionales. Estamos frente a corporaciones más monstruosas que el leviatán. La pregunta que debemos hacerlo está en si una guerra es plausible contra este mal: ¿Es posible vivir sin usura? ¿Es posible quebrar las cadenas de la servidumbre del interés del dinero?

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