La vida económica del pueblo de Israel se basaba en diversas actividades: agricultura, ganadería, comercio y pesca. Jesucristo toma diversos ejemplos de su vida diaria para darles alguna enseñanza acerca del Reino de los Cielos. Hoy les habla en términos de la actividad pastoril y exige ser buenos pastores a ejemplo de Él, para poder conducir a los pastos de la vida eterna.
- EL BUEN PASTOR CONOCE A SUS OVEJAS
Conocer significa tener una experiencia profunda, gozosa y fructífera. No se conoce a medias, ni a secas ni de modo estéril. Conocerse requiere tratarse, convivir, comunicarse, frecuentarse, desnudarse emocionalmente ante el otro. El conocimiento auténtico se basa en la honestidad, la sinceridad, la transparencia, y la verdad. Jesucristo conoce lo que hay de noble, verdadero y justo en el corazón humano, aunque también se da cuenta de nuestras infidelidades, hipocresías y mentiras. Jesucristo sabe lo que estamos sintiendo, pensando, haciendo y viviendo; conoce nuestros miedos, angustias y depresiones; conoce nuestros sueños, objetivos y aspiraciones más profundas; sabe cuándo estamos tristes, enojados o alegres; sabe cuándo estamos enfermos, sanos o sin ánimo. Abramos nuestro corazón a Él, para que entre, se hospede y nos salve.
- EL BUEN PASTOR CONDUCE A SUS OVEJAS
La función de conducir es de las más nobles y delicadas del pastor; conducir significa tomar de la mano al otro y llevarlo por un camino hacia una meta. Es hacerse responsable del otro, abrirle los ojos y el entendimiento para que pueda valerse por sí mismo; conducir es tomar la vida del otro en tus manos, guiarla y orientarla. El que conduce debe estar bien capacitado, conocer el camino, la meta y los resultados. Debe, además, contar con estrategias oportunas para salir de situaciones inesperadas. Conducir significa discernir, juzgar, guiar, educar, regir, orientar, acompañar, llevar, hacerse cargo del otro. Jesucristo es el Buen Pastor que nos lleva a buenos pastos, a beber agua cristalina, nos conduce hacia su Padre, nos lleva hacia la Eucaristía; nos orienta hacia el bien y la verdad. Dejémonos conducir por Él, que es el Camino, la verdad y la vida.
- EL BUEN PASTOR DA LA VIDA POR SUS OVEJAS
La vida es el bien más sagrado que tenemos y nos fue dada por Dios como un don y una responsabilidad, por lo cual, debemos cuidarla, protegerla, defenderla y amarla. La vida no es un bien relativo sino absoluto, pues de ella dependen todos los demás bienes, valores y derechos que tenemos. Cuidar de ella es una gran responsabilidad que implica compromiso, valor, decisión, creatividad y coraje. Jesucristo vino para darnos vida y vida en abundancia (Jn 10,10), Él mismo pasó toda su vida haciendo el bien, curando de enfermedades, sanando de dolencias y liberando del demonio (Hech 10,38). La vida que Cristo nos ofrece no es material ni mundana, sino es una vida plena, llena de bendiciones, lo que significa estar en gracia de Dios, estar llenos de su amor y su paz. ¡Cristo murió para darnos vida! (2ª. Cor 5,15). Dejemos que su amor inunde nuestro corazón, que su paz llene nuestra conciencia, que su gracia fortalezca nuestro espíritu y que su perdón llene nuestra vida toda. ¡Ábrele tu corazón y disfruta su vida divina!