La Cruz del Montañista, en el pico sur del Cerro de la Silla en Monterrey (México).

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En el llamado Pico Cóndor del Cerro de la Silla, en la ciudad de Monterrey, del estado mexicano de Nuevo León, se llevó a cabo la bendición e inauguración de La Cruz Del Montañista.

El padre Alejandro Beltrán Garza, presidió la bendición y la Santa Misa en la que estuvo acompañado del Club Cóndor.

En su homilía el párroco de San Juan Bosco y Coordinador de la Pastoral Universitaria señaló el sentido de la Cruz sin Cristo Crucificado.

“Como el Evangelio lo dice, hace 8 días Jesús resucita, se aparece a sus apóstoles, no está Tomás, 8 días después, o sea hoy, la comunidad se reúne y no lo vemos pero lo experimentamos, no está pero si está”.

“Creo que el día de hoy voltear a ver la cruz y no ver un Cristo crucificado, es precisamente ver un cristo victorioso, un cristiano ve la cruz no cómo el arma homicida, sino cómo el lugar del amor completo, el amor total”.

“Por qué en la cruz, Cristo llega voluntariamente, Él nos dice: Nadie me quita la vida, yo la doy. La cruz para el Cristiano es el signo del amor, de la oblación, de la entrega, del vivir para el prójimo”.

“Y así tener una cruz aquí, es ese signo tan fuerte como decir 81 años del Club Cóndor y casi 70 años de la Cruz anterior, es un signo de amor es un signo de misericordia”.

“La montaña tiene el signo de vida, purificación, purificación de la fe, de crecimiento, del pacto, de la manifestación asombrosa de Dios.

“Entonces tenemos un signo fuerte, la misericordia y el amor total de Cristo en una cruz, una montaña donde Dios se revela, y un pueblo que se congrega humildemente, los apóstoles que se reunían en la comunión, nadie se queda atrás en el grupo, nadie se adelanta olvidándose de los demás, nadie se queda sin cuidarse mutuamente, y cuando llegas arriba, si alguien se acabo el agua lo cuidas, si alguien se lastimó el pie lo curas, es la comunidad que tiene todo en común. Y creo que el protocolo, el rito de inicio de la inauguración, de la incorporación de los nuevos, es un signo de una comunidad creyente, de una hermandad que se saben hermanos, y hermanos todos iguales al amparo del Señor”.

“Y por último, Jesús le dice a Tomás, aquí está mi mano, tócala y cree. Hoy no vemos a Jesús, pero hoy, yo creo toda la mitad del camino estuvimos toque y toque sus montañas, no tocamos la mano de Jesús pero tocamos la creación de Dios, y ese yo creo es el signo más bello el que nos encontramos con sus manos tocando esta montaña. Y más siendo el Cerro de la Silla tan emblemático, para nosotros como regios es esa experiencia”.

“Entonces así como en el Evangelio, Jesús le dice a Tomás trae tus manos y tócame, hoy podemos tocar a Jesús en su creación”.

 

Por Juan Pablo Rodríguez Vázquez.
Monterrey, N.L.

pastoralsiglo21.

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