Desde luego que los hombres-demonio andan sueltos. El odio a la fe proviene de satanistas, de feministas radicales cuyo deporte favorito es hacer propaganda del asesinato de los no nacidos e incendiar iglesias, o de los hijos de Mahoma que llegan a demandar que se quite el crucifijo de las habitaciones de los hospitales.
Y peor aún es el que brota del clero, miembro de las sociedades secretas que profanan al Hijo de Dios con sus herejías y blasfemias, o con las celebraciones sacrílegas de los santos sacramentos.
Ahora un crucifijo ha sido brutalmente vandalizado en Cosseria, Savona, Italia, según informó el ex ministro del Interior italiano Matteo Salvini de la oposición política controlada, en Twitter.com (20 de marzo).
Condenó enérgicamente el incidente: «Espero que quien haya hecho esto sea identificado y castigado severamente».
La cruz, muy dañada, ha sido llevada al mismo artesano que ya la restauró hace 15 años.
Este es un tiempo para desagraviar por las obras tenebrosas de los enemigos de Cristo, dentro y fuera de la Iglesia
en.news/María F.