Tras la aprobación definitiva este jueves de la Ley española de la Eutanasia que empezará a aplicarse en enfermos en tres meses han comenzado a llegar las primeras reacciones ante una noticia cuyas consecuencias serán terribles para todo el país.
La Conferencia Episcopal ha reaccionado inmediatamente en boca de su secretario general, monseñor Luis Argüello, que ha asegurado que “desgraciadamente se ha buscado la solución de evitar el sufrimiento provocando la muerte de quien sufre”.
De este modo, el también obispo auxiliar de Valladolid ha considerado “dramático que en España haya 60.000 personas cada año que mueren con sufrimiento, pudiéndose remediar con una política adecuada de cuidados paliativos”.
“Pensamos que este es un momento en favor de promover una cultura de la vida y de dar pasos concretos promoviendo un testamento vital o de declaraciones anticipadas que haga posible que los ciudadanos españoles manifiesten de una manera clara y determinada su deseo de recibir cuidados paliativos”, agregó.
Por último, ha agregado que también es momento de “promover la objeción de conciencia y para promover todo aquello que tenga que ver con esta cultura de la vida que quiere tener una línea roja diciendo con fuerza: ‘no matarás, no provocarás de manera decidida la muerte para aliviar el sufrimiento, sino al contrario, cuidarás, practicarás la ternura, la cercanía, la misericordia, el ánimo, la esperanza para aquellas personas que se encuentran en el tramo final de su existencia, quizás en momentos de sufrimiento que necesitan consuelo, cuidado y esperanza’”.
Reig Pla: «un campo de exterminio, una conjura contra la vida»
El obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, ha difundido (aquí) un texto titulado «España transformada en un campo de exterminio».
«Lo que está enfrente, como decía San Juan Pablo II, es una auténtica “estructura de pecado … una conjura contra la vida … una guerra de los poderosos contra los débiles” (Evangelium vitae, 12). Resulta una ironía amarga que en este tiempo de “pandemia”, en vez de cuidar exquisitamente de las necesidades sanitarias y laborales, desde el gobierno de la nación se produzca este asalto a la dignidad de la vida humana y se sea indiferente ante el sufrimiento de tantas personas que reclaman cuidado y protección», denuncia el obispo.
Detalla el obispo Reig Pla que la oleada de leyes contra la vida y la familia vienen impulsadas por «las fuerzas globalistas, los lobbies financieros, sus terminales eutanásicas y el laicismo militante«, que «pueden darse por vencedores ante un pueblo anestesiado por los medios de comunicación, la fuerte ingeniería social desarrollada con la perversión del lenguaje, un Tribunal constitucional atrapado por el positivismo jurídico y que deja en desamparo lo que naturalmente constituye lo específicamente humano».
Otros obispos en redes sociales
Además de la nota del portavoz de Conferencia Episcopal, unos pocos obispos (más bien pocos en el mismo jueves) reaccionaron desde las redes sociales.
El cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de Conferencia Episcopal, escribió en su cuenta de Twitter: «¿Nos podemos considerar una sociedad avanzada aprobando una ley que empuja a los enfermos a tirar la toalla y a terminar su existencia?#EnFavorDeLaVida».
El cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, escribió en Twitter: «La pandemia debe provocar un cambio de paradigma: pasemos de la búsqueda egoísta del propio bienestar al cuidado…Somos cuidadores del prójimo y, por ello, es dramático que hoy se apueste por la eutanasia».
José Mª Gil Tamayo, obispo de Ávila, que se recuperó después de enfermar con seriedad de Covid-19, publicó: «Cuando nos enorgullece y da esperanza la lucha heroica y los cuidados del personal sanitario en favor de la vida frente al #COVID19 y cuando faltan +cuidados paliativos, nos entristece y rechazamos la aprobación en las Cortes de la Ley de Eutanasia: un suicidio asistido. De pena.»
Una ley «injusta y contraria al bien común»
Desde el punto de vista bioético, la Asociación Española de Bioética y Ética Médica (AEBI) ha rechazado también la aprobación de esta ley de la eutanasia en cuanto que “es injusta y contraria al bien común de la sociedad española”.
En su opinión, es “una imposición ideológica regresiva, que vulnera los derechos de los ciudadanos, el ethos de las profesiones sanitarias y desprotege a los más débiles. Junto a esto, la propia ley presenta una pobre calidad tecno- jurídica que va a permitir con gran facilidad un uso fraudulento de ella. Esto último se agrava por una implantación rápida e incontrolada”.
Piden la derogación y la “no colaboración en su aplicación por parte de los profesionales sanitarios”. De igual modo, plantean la posibilidad de un recurso de inconstitucionalidad y la exigencia a los gobernantes de aplicar un sistema eficaz de cuidados paliativos.
“Reiteramos que la protección legal de la vida humana tiene que ser incondicional y abarcar el entero ciclo vital. Generar excepciones supone condicionar su respeto a la valoración de otras personas. Además, nunca puede ser un deber de un profesional sanitario provocar la muerte o ayudar al suicidio de una persona tal como indica la ley, porque no son actos relacionados con la salud de los pacientes. Son, por el contrario, acciones opuestas a la deontología de esos profesionales y, en consecuencia, no se les puede exigir realizarlas”, recuerdan desde AEBI.
Añaden que “un registro de objetores a estas prácticas eutanásicas ni es necesario para garantizar la “prestación reconocida” en la ley, ni es un presupuesto para el ejercicio del derecho de objeción por parte de los profesionales. Manifestamos también que no ha lugar a diferenciar tipos de objeción respecto a la ayuda para la muerte en cuanto, tanto su prescripción como su realización, son una participación directa en ella”.
Una ley que ataca a la ética médica
Luisa González, vicepresidenta del Colegio Oficial de Médicos de Madrid, entrevistada en «La Lupa de la Mañana’, en TRECE, critica el registro de objetores como una lista negra: “La Ley, tal y como está redactada, obliga a hacer un registro de las personas que no quieren facilitar la muerte de los pacientes cuando debería ser la revés. Es como una especie de lista negra, pero deberían registrarse aquellos que quieren saltarse nuestro código deontológico. No es constitucional. Nos gustaría que en el Parlamento nos escucharan, a los que pensamos diferente. Consideramos que esta ley ataca frontalmente nuestra identidad. El Gobierno no puede interferir en nuestro derecho de decidir qué es medicina y que no es medicina”.
Ha añadido que la ley no daña sólo a los médicos sino a todas las personas. “Todo el mundo debe reflexionar y opinar sobre las consecuencias de esta ley. Hay que considerar las consecuencias. Esta ley incorpora un derecho a la muerte que lleva consigo un deber de matar. Nada menos que por parte de los médicos que somos las últimas personas que deberíamos matar”.
Expertos en Bioética en la Universidad Francisco de Vitoria
La norma se aprobó coincidiendo con la presentación en la Universidad Francisco de Vitoria del manifiesto «Cuidar siempre es posible, una mirada desde la antropología y la deontología médica en favor de toda vida humana».
Elena Postigo, doctora en filosofía y directora del Instituto de Bioética de la UFV, escribió en Twitter: «Ellos celebran la eutanasia; yo siempre celebraré la vida, no la muerte. Ya hemos tenido demasiadas». En su ponencia defendió los cuidados al vulnerable que cuidan y acompañan y no le matan. «Que seamos contrarios a la Ley de Eutanasia no significa que no entendamos, comprendamos y acojamos el dolor de las personas que sufren. Queremos acompañarlas y cuidarlas».
María Lacalle, especialista en Teoría del Derecho, añadió que si el fundamento de esta ley está en la autodeterminación o la autonomía individual, «se podría pedir la muerte en cualquier momento». Señaló también que la ley no aporta vías para poder averiguar si el paciente esté siendo presionado por su entorno. «La mayoría de pacientes lo que pide es ayuda para seguir viviendo, para no sufrir, para poder valerse por ellos mismos», insistió.
El médico y profesor Ricardo Abengózar apuntó que «matar a alguien es objetivamente malo y la sociedad da por sentado que médicos y enfermeros tenemos que ser la mano ejecutora». Recordó que la Sociedad Europea de Cuidados Paliativos recomienda dos unidades destinadas a este tipo de cuidados cada 100.000 habitantes, mientras que España está en apenas 0,6. «Esta ley no respeta ningún principio de la bioética», concluyó.
¿Nueva ética para los médicos de España, distinta a la mundial?
En una entrevista en Acta Sanitaria, Tomás Cobo, el nuevo presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (Cgcom) ha declarado que «el Código de Deontología Médica necesita la introducción de nuevas realidades, en concreto en el tema de la Ley de Eutanasia».
No está claro qué significa eso: ¿crearán los médicos españoles un código ético distinto y contrario al del resto de países del mundo y a la Asociación Médica Mundial, la cual se opone a la eutanasia? ¿Lo harán porque se lo ordenan unos partidos políticos?
También ha hablado de «incertidumbres. Entre las más relevantes destaca saber quiénes formarán parte de las comisiones que menciona la ley, de qué especialidades serán o quién les nombrará».
El único punto con el que ha declarado que «estamos en claro y directo desacuerdo» es la norma sobre crear un registro de médicos objetores. Una nota posterior del CGCOM ha declarado que la eutanasia “no es un acto médico”, pero que “tenemos que cumplir la Ley”, y que “nuestro papel y reto como organización que representa a los profesionales médicos de España es ser lo más garantistas posible para proteger la seguridad en la objeción de conciencia”.
E-Cristians: el médico que tenemos delante, ¿podría matarnos?
Josep Miró, presidente de la asociación E-Cristians, ha señalado: «que la ley se apruebe no significa que la puedan aplicar con facilidad, porque a pesar de que se ha llevado todo el proceso intentando evitar el debate público, este está aflorando con fuerza, empezando por los propios médicos, que ven transformada radicalmente su profesión. Ahora cuando vayas al médico tienes que pensar si tienes delante una persona que tiene una mentalidad que le permite matarte para que no sufras o bien, como ha sido siempre, puedes confiar en él para que te acompañe en las mejores condiciones para ti sin acudir a la solución de los veterinarios». Miró anima a los cristianos a ser activos en su oposición a este tipo de leyes y no «ponerse de perfil».
Provida: «día de luto en España; lucharemos»
«Día de luto en España y un paso atrás en el derecho a la vida hasta su muerte natural y en el cuidado de personas especialmente vulnerables. No permaneceremos impasibles, lucharemos para que la eutanasia salga de nuestras leyes y nuestras vidas», se publicó en las redes sociales de la Federación Española de Asociaciones Provida
Vividores: «es ideología que obceca la razón»
Pablo Velasco, un portavoz de la plataforma ‘Vividores’, impulsada por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), defendió la pancarta que han difundido con el lema ‘Gobierno de la muerte’. Han lamentado en Europa Press que «la ideología pesa mucho, obceca la razón y no permite un diálogo para descubrir juntos la verdad» y que el proceso para aprobar la ley ha sido «muy opaco, casi a escondidas», sin «verdadero debate público», sin atender al Comité de Bioética oficial, etc… «La alternativa que da el Gobierno a tantos enfermos terminales es la muerte», denuncian.
Derecho a Vivir: «de las peores noticias de la historia reciente»
La asociación Derecho a Vivir considera que la aprobación de la eutanasia es «una de las peores noticias de la historia reciente», y ha hecho un llamamiento a médicos, enfermeros y a todo el personal sanitario «para que planten cara a esta ley criminal y se nieguen a acabar con la vida de los pacientes»
La asociación también pide a los ciudadanos «que nieguen el voto a los partidos de cualquier signo político que hayan impulsado la legalización de la eutanasia, una práctica ancestral que ya se aplicó en la Alemania nazi», según su portavoz, Rosana Ribera de Gracia.
Largos aplausos de los diputados proeutanasia (todos, menos los de PP, Vox, UPN y Foro Asturias).
ReL