Casi quince años después de que Andrés Manuel López Obrador decidió públicamente “hacer a un lado”, mandar “al diablo” a las instituciones nacionales, diputados del supuestamente opositor bloque partidista “Va por México”, decidieron permitírselo, al aprobar una nueva Ley que faculta al gobierno a “la eliminación” de “barreras institucionales” y hasta culturales que impidan abortos, bodas gay y, en general, la aplicación de la Agenda LGBTIQ en México.
De esa manera, aliados con los del gubernamental Partido MORENA, legisladores de la ahora coalición hacia el 2021 “VA POR MÉXICO” unánimemente llevan al país a la “tiranía”, toda vez que obsequiaron sus firmas para que AMLO pueda finalmente “hacer a un lado”, “mandar al diablo”, eliminar, todas aquellas “barreras socio culturales e institucionales” que no se ajusten a sus planes. Tal concesión, como veremos, quedó plasmada en la nueva “Ley General de Población” precisamente aprobada el pasado mes de diciembre por los diputados, y que en este momento se encuentra en poder de la Cámara de Senadores, para su ratificación y aprobación.
El “derecho” concedido por los legisladores al Ejecutivo, para que éste pueda eliminar lo que la Ley denomina “barreras socio culturales e institucionales”, deja vía libre al gobierno para conculcar la libertad y atentar impunemente contra disidentes y opositores, sin límite ni contrapeso alguno. Esto es así, en razón de que en ningún apartado del texto de la nueva Ley General de Población aprobada, se especifica cuáles son esas “barreras socioculturales” ni cuáles las “barreras institucionales” a “eliminar” por parte la autoridad.
Con una referencia así de difusa, así de imprecisa, así de general, de vaga, contraria al Principio de Especificidad de toda Ley, se está regalando carta blanca al gobierno para reprimir, hoy o mañana, más pronto que tarde, tradiciones, actos de religiosidad popular, el rezo de rosarios públicos por la vida, declaraciones formales de laicos y religiosos en contra del aborto… así como “instituciones” civiles y religiosas que proclaman y defienden la ley y el orden naturales.
Por lo tanto, toda manifestación cultural e institución como la familia, la escuela, los medios de comunicación, la Iglesia; que impliquen y fomenten libertad de pensamiento, de expresión, de denuncia, de formación, valores y normas, todo lo que obstruya “esa cosmovisión ideológica perversa” y que se oponga al Nuevo Orden pretendido, el gobierno mexicano la “eliminará” (sic), con apego a la Ley. Sí, a la Ley General de Población aprobada por los diputados del PAN, del PRI, del PRD, en alianza con los de MORENA y sus partidos satélites; diputados, por cierto, la mayor parte de los cuales pretende reelegirse en los comicios de junio próximo y que figuran hoy hasta en las listas plurinominales.
De esa manera, la libertad, don sagrado, está en jaque en México. La partidocracia así lo ha decidido en este país.
“Ahora el Gobierno, en un momento determinado, toma la prerrogativa de a quién le da permiso de matar y a quién no”, comentó el presbítero Ernesto María Caro, al ser consultado por la AGENCIA CATÓLICA DE NOTICIAS.
“Tenemos que anunciar la verdad, añadió, y el anuncio de la verdad parte del conocimiento. La ignorancia es lo peor que podemos tener; de ahí parten todos nuestros males. Entonces el saber la raíz, dónde está lo malo de esta Ley, dónde está lo malo de lo que yo hago, dónde está lo malo del homosexualismo, dónde está lo malo del aborto, deja al descubierto la mentira y deja al descubierto todo lo demás”.
Una Ley que busca desaparecer a los pobres
La nueva Ley General de Población tiene sus antecedentes, su estratagema, sus acuerdos, su plan estratégico; una pieza clave en un tablero que manos tiránicas fueron moviendo por tiempos. Habría que votarla en el contexto electoral 2021, un tiempo propicio para que, en bloques, favorecieran con sus votos quienes aspiran repetir en el puesto ¿Desde dónde se mueven los hilos? Vea usted:
El 20 de abril pasado, la Secretaria de Gobernación Lic. Olga María del Carmen Sánchez Cordero Dávila asumía bajo “Convenio” con el Fondo de Población de las Naciones Unidas, denominado “Convenio Marco de Cooperación Técnica entre la Secretaría de Gobernación de México y el Fondo de Población de las Naciones Unidas” la «Reducción de la pobreza y de las desigualdades socioeconómicas a través de intervenciones estratégicas en las áreas de salud sexual y reproductiva, población e igualdad de género». En el mismo documento establecieron “la «formulación de políticas y programas de reducción de la pobreza, para asegurar que todo embarazo sea deseado, todos los partos sean seguros».
¿Qué tiene que ver que “todos los embarazos sean deseados” en México, con la Ley General de Población?
En el protocolo de este Convenio entre el Gobierno de AMLO y el Fondo de Población de LAS NACIONES UNIDAS, ellos, publican que este “plan” da seguimiento a la agenda internacional en materia de población y desarrollo, destacando la coordinación de México en el Grupo de Trabajo de Indicadores, impulsando al Comité Nacional del Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo ¡Ojo! Es el mismo texto argumentativo con el que crean esta nueva Ley General de Población y que suscriben como I. ANTECEDENTES (pgs. 8 y 9 del Dictamen de la Comisión de Gobernación y Población de la Cámara de diputados federales y publicado en la Gaceta Parlamentaria número 5665-V).
El filósofo, escritor, geopolítico e investigador argentino José Arturo Quarrancino señaló a la AGENCIA CATÓLICA DE NOTICIAS (ACN), que esta Ley que asume toda la filosofía del progresismo neomalthusiano es altamente contradictoria, pues su “principio anti natalista, anticonceptivo y abortista contrasta con el decrecimiento poblacional de México”.
En una declaración amplia para ACN abundó que “todas las estimaciones indican que el ritmo de crecimiento continuará disminuyendo”. México se encuentra en un proceso de envejecimiento de su población.
Esta nueva Ley mexicana está redactada ad maiorem gloriam de los Rockefeller-Kissinger, convirtiendo a México en la granja de ese poder globalista y en el campo de exterminio de los hijos del pueblo mexicano. No es una ley para beneficio de México, sino de la plutocracia financiera internacional, una auténtica obra maestra de traición a la Patria por legisladores que de mexicanos sólo tienen un documento de identidad.
Es evidente, entonces, el objetivo de esta nueva Ley General de Población.
Consentimientos y engaños
¿Cómo creer que diputados con amplia trayectoria legislativa, y algunos hasta ex gobernadores, como Juan Carlos Romero Hicks, Marco Antonio Adame o Ernesto Ruffo Appel, traten ahora de desafanarse, diciendo que fueron “sorprendidos”?
¿Cuáles son esas barreras socio culturales e institucionales que refieren los diputados y que no se expresan abiertamente en el texto de la Ley?
Es decir, ¿qué esconde la “eliminación de barreras socio culturales e institucionales?
La escritora española Alicia Beatriz Montes Ferrer, -Master en Ciencias para la Familia por la Universidad de Málaga y autora del libro “Frente a la ideología de género educar en la libertad desde la infancia” afirmó para la ACN que estas barreras “son todo aquello que impida, que ellos (El Nuevo Orden que imponen), puedan llegar a su objetivo; y el objetivo es introducir el aborto libre y gratuito, la ideología de género y disminuir la población. Todo aquello que en la sociedad les obstaculice, debe de ser censurado, atacado y destruido”.
“Las instituciones que principalmente podrían estar más en el ojo de mira, son las instituciones sanitarias, las instituciones culturales y educativas, la institución de la familia y la institución religiosa; yo creo que éstas son las que les estorban para su plan, porque esto es una agenda a nivel global que se está imponiendo como un pensamiento único”.
“La institución sanitaria, evidentemente, pues para que una persona pueda solicitar “cambiarse de sexo” o pueda hormonarse, o que pueda abortar, los médicos deben estar al servicio de esta ideología y no negarse; la objeción de conciencia no se admite, y piense cada uno como piense, ha de estar callado y obedecer. Esto es una dictadura comunista, disfrazada con el término de progresismo”.
¿Cómo es posible entonces que ni uno solo de los legisladores de la supuesta “oposición” haya demandado claridad y precisión en el texto presentado por MORENA y aprobado por ellos?
¿Cuál es la razón de fondo por la que incluso Partidos políticos que dicen defender la vida y la familia, aprobaron una nueva Ley General de Población que atenta contra la patria potestad de los padres sobre sus hijos; que obliga al personal médico del país a violar su Derecho a la Objeción de Conciencia, al practicar abortos contra su voluntad y principios, y que además impone la ideologización sexual a niños y adolescente en las instituciones educativas del país?
¿De verdad puede creerse que ningún diputado se dio cuenta de la peligrosidad de la nueva Ley General de Población?
La conducta asumida por los diputados del bloque socialdemócrata PAN, PRD y PRI, de trabajar aliados con los legisladores de MORENA y sus partidos satélites, evidencia dos momentos muy claros, que no pueden pasar desapercibidos:
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- El primer momento: el de la aceptación del texto. Es decir, el contenido de la nueva Ley General de Población no fue ajeno, impuesto, desconocido ni sorpresivo para los diputados “católicos” del PAN ni para los de las bancadas del PRD y del PRI. Nada de eso. La aprobación de dicha Ley no fue producto de un “albazo” de MORENA, ni tampoco de una acción legislativa apresurada. Por el contrario, los diputados de todas las fracciones trabajaron el texto (finalmente aprobado en diciembre de 2020), a lo largo de 16 meses. Es decir, durante casi un año y medio, la bancada de MORENA presentó dos iniciativas, la primera el 7 de agosto de 2019, por parte de la diputada Lorenia Iveth Valles Sampedro, y la segunda correspondió a la legisladora también de MORENA, Rocío Barrera Badillo, el 27 de mayo de 2020. En esos 16 meses, los diputados de la “oposición” a MORENA trabajaron sobre el texto: lo leyeron, lo analizaron, lo discutieron. Peor aún: ni el PAN, ni el PRI, ni el PRD se atrevieron a presentar una Iniciativa propia, con un texto alternativo que careciera del perfil pro aborto, pro Ideología de Género, pro LGBTIQ que distingue al que aprobaron finalmente en diciembre pasado. ¿Por qué ese desgano? ¿Por qué esa pasividad ante una Ley tan importante?
Ver PDF Dictámen Ley General de Población
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- El segundo momento: el de la aprobación formal del contenido. Esto es, los, los diputados del PAN, del PRI y del PRD, durante una sesión formal del Congreso, votaron en bloque a favor de la nueva Ley General de Población que hoy tanto preocupa a los mexicanos. Es decir, de forma consciente, deliberada, libre, aprobaron tal Ley Si verdaderamente les preocupaba lo contenido en ella, como ahora dicen algunos, hubieran realizado un acto de dignidad votando en contra de la misma y denunciando abiertamente su peligrosidad, pero no lo hicieron, permanecieron siempre en silencio. Y fue hasta que organizaciones independientes dedicadas a la defensa de la Vida y la Familia denunciaron el peligroso contenido de la citada Ley, que algunos diputados, sólo algunos, entonces empezaron a tratar de justificarse. Pero una cosa es clara, definitiva, contundente y dolorosa: tanto los legisladores como las uniones nacionales de padres de familia y los frentes por la vida que manejan, permanecieron en sospechoso silencio durante año y medio. Nunca advirtieron a los mexicanos de los riesgos que entraña dicha Ley: ¿por qué actuaron de esa manera? ¿Qué o quién los obligó a mantener la boca cerrada? ¿Dónde quedó la valentía de la que presumían? ¿Por qué esa alianza con MORENA, en tan importante Ley?
Como puede observarse, esos dos “tiempos”, esos dos “momentos”, son particularmente graves y reveladores, sobre todo en lo que se refiere a los diputados del PAN, algunos de los cuales se hacen presentar como fervientes “católicos” y defensores de la vida y la familia.
En efecto, esos dos momentos (el de la aceptación – adhesión a la propuesta de MORENA en materia sexual-poblacional, y el de la aprobación del texto para convertirlo en Ley, en la nueva Ley General de Población), evidencian el fondo, es decir, lo que está detrás del aparentemente desconcertante comportamiento de los supuestos defensores de la libertad, PRI y PRD así como los “católicos” del PAN: el consentimiento. Y esto es muy importante, porque…
Consentimiento programático
…Se trata no sólo de un consentimiento parlamentario, ni tampoco de sólo un evidente consentimiento ideológico (en el diseño, en la definición de una nueva política sexual-poblacional pro LGBTIQ para México) entre supuestos rivales electorales, sino también de un consentimiento programático entre Partidos mercadológicamente opuestos, que se venden a la población como si fueran contrincantes (izquierda contra derecha) en las elecciones. Me explico: éste consentimiento programático (que se expresa en una política sexual-poblacional común, respaldada por ambas corrientes: izquierda y supuesta derecha), no es otra cosa que el seguimiento fiel, la puntual aplicación de la hoja de ruta diseñada por el marxista italiano Antonio Gramsci, de precisamente eliminar las barreras socio culturales e institucionales opuestas al proceso revolucionario… con la ayuda, con la colaboración de los “católicos democráticos”.
Gramsci (1891-1937), como es bien sabido, fue un destacado miembro del Partido Comunista en Italia, encarcelado durante el régimen fascista. Gramsci, quien pudo vivir el ascenso de los comunistas en Rusia zarista, aprovechó su estancia en la cárcel para escribir lo que se conoce como sus “Cuadernos de prisión”. Gramsci planteó un camino alternativo de ascenso al poder, con énfasis ya no en las luchas obreras, sino en la cultura, mediante el reemplazo, mediante la eliminación de barreras socio culturales e institucionales adversas al marxismo.
Ahora bien, la plena demostración de que la estrategia gramsciana ha sido adoptada y está siendo aplicada por el bloque partidista socialdemócrata “VA POR MÉXICO”, es que el trabajo que en buena medida lleva a cabo entre el electorado católico, se finca en dos planteamientos del ideólogo marxista italiano, como cualquiera podrá comprobar:
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- Como lo ha recordado recientemente De Mattei, ‘según Gramsci, el éxito de los comunistas no fue posible en Italia sin la colaboración de los católicos. La traición de los «católicos democráticos» era necesaria no tanto para ganar el poder como para mantenerlo. “El catolicismo democrático hace lo que el comunismo no pudo: amalgama, ordena, vivifica y se suicida (…). Lo popular es para los socialistas como Kerensky para Lenin «( Lo popular , en The New Order , 1 de noviembre de 1919)’.
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- Los presuntos impulsores, primero de “Sí Por México”, y después del bloque partidista “Va Por México”, impusieron el silencio a las agrupaciones pro Vida y pro Familia que se les adhirieran, para no molestar a los colectivos feministas, pro LGBTIQ y pro aborto, que se aliaron. A dicho silenciamiento le llamaron “Neutralidad Ideológica”. Los líderes católicos independientes respondieron a los dirigentes de “Sí Por México” y de “Va Por México”, que no estaban de acuerdo en callarse, en abatir principios, ya que la fe que los inspira no es “ideología”, como tampoco es “ideología” la defensa del no nacido en el vientre materno. Entonces, a la luz de la exigencia de silenciar a los pro Vida y pro Familia, surge la pregunta: ¿por qué adoptaron los de “Sí Por México” – “Va Por México” precisamente el término “Neutralidad ideológica”? La respuesta es muy simple: porque son gramscianos, netamente gramscianos. Aplican lo que Antonio Gramsci recomendó:
“El problema de la religión, no entendido en el sentido confesional, sino en el laico, es de unidad de fe, entre una concepción del mundo y una norma de conducta conforme a ella: pero ¿para qué llamar “religión” a esta unidad de fe, en lugar de llamarla “ideología”, o más bien, política? “. (Gramsci e la filosofía. Saggio sui Quaderni del carcere, Roma: Carocci editore, 2003, p. 10 ).
Desplazamiento semántico ideológico
De hecho, en lo sustantivo, la Ley General de Población se presenta como un mosaico de términos intencionalmente vagos, deliberadamente imprecisos, que responden a esa estrategia gramsciana de eliminar barreras socio culturales e institucionales mediante lo que se ha dado en llamar desplazamiento semántico ideológico. Así, en lugar de decir abiertamente “aborto”, le Ley General de Población habla de “interrupción legal del embarazo ILE”. En lugar de hablar de abortivos, de anticonceptivos, la Ley General de Población dice “salud sexual y reproductiva”.
En efecto, el numeral IV del Artículo 35 de la Ley General de Población (que los diputados federales aprobaron el 3 de diciembre pasado y ya turnaron al Senado de la República para su aprobación), textualmente dice lo siguiente:
“La eliminación de barreras socio culturales e institucionales que dificultan el acceso de las personas a servicios de salud sexual y reproductiva, interrupción del embarazo en las causales permitidas por la ley, así como el pleno ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos”.
“La ley dice lo que dice” y no da tregua alguna. Al seguir al pie de la letra el protocolo gramsciano, los autores de la nueva Ley General de Población arremeten con todo para transformar la cultura, y por lo tanto a sus históricos guardianes: la familia y el cristianismo.
Tal y como está, la nueva Ley General de Población auténticamente manda al diablo la “institución matrimonial”, pues la despoja de su inherente carácter de interés público, base y sustento de la sociedad, para reducirla a la formalización de conductas privadas con el mal llamado matrimonio igualitario.
En la entrega anterior comentamos cómo es que esta ley desgarra desde sus raíces nuestros principios y valores fundamentales:
- Abre paso al asesinato de seres humanos en el vientre materno.
- Elimina la objeción de conciencia en el personal médico del país.
- Impone la ideologización de nuestros hijos, especialmente en el ámbito de la sexualidad.
- Atenta gravemente contra la “Patria Potestad” y el respectivo tutelaje reconocido en la Convención Americana de Derechos Humanos en su art. 12.4: “Los padres, y en su caso los tutores, tienen derecho a que sus hijos o pupilos reciban la educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”.
Todo lo anterior, en virtud del contubernio de TODOS LOS PARTIDOS POLÍTICOS, incluidos, para mayor sorpresa, aquellos que supuestamente dicen defender estos principios. Por si lo anterior no bastara, incluso algunos de sus integrantes se han querido excusar de la traición que cometieron al votar en favor de la Ley General de Población, argumentando tecnicismos y “supuestas” estrategias políticas.
Frente a obispos y ciudadanos que los han cuestionado, diputados supuestamente “católicos” tratan de justificarse diciendo que fueron “engañados”. ¿”Engañados”? ¿Cómo creer que fueron “engañados”, si como hemos expuesto, tuvieron suficiente tiempo para estudiar el proyecto; antes de la votación fueron reiteradamente cuestionados sobre el particular por algunos de sus pares, y además gozan de amplia experiencia en el campo legislativo?
Es evidente que los irresponsables legisladores “levanta dedos” participan de la aplicación de la perversa agenda gramsciana que esconde las verdaderas intenciones a través del desplazamiento semántico ideológico, para así engañar y traicionar al todavía mayoritario pueblo católico mexicano. Porque si alguien llegara a aceptar el argumento de que los “chamaquearon”, entonces los mexicanos tendríamos que reconocer que ellos, como “nuestros representantes populares”, son verdaderamente incompetentes.
Al diablo con las instituciones
Es preciso repetir el inciso IV del artículo 35 de la Ley general de Población:
La eliminación de barreras socioculturales e institucionales que dificultan el acceso de las personas a servicios de salud sexual y reproductiva, interrupción del embarazo en las causales permitidas por la ley, así como el pleno ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos;
Se lee bien: “Eliminación de las barreras socioculturales e instituciones”
A través del desplazamiento semántico ideológico, los autores de la Ley General de Población manipulan el lenguaje para tratar de adornar este párrafo y maquillar una auténtica declaración de guerra y una persecución. Así es, una declaración de guerra contra nuestra cultura y las instituciones que la preservan y enriquecen.
El concepto “eliminar” es más que evidente y claro… “eliminar”.
Así lo votaron todos los partidos políticos, en plancha, en consenso, por mayoría absoluta.
La aplicación real de la frase memorable del actual presidente de México: “Al diablo con las instituciones”, a fin de cuentas, como planteamos al inicio, cobra vida con la nueva Ley General de Población.
¿Cuáles son las instituciones que forjaron este país? ¿Cuáles son las instituciones que construyeron nuestra sociedad? ¿Cuáles son esas instituciones que este gobierno neo comunista quiere “eliminar”?
Al diablo con la familia, al diablo con la Iglesia Católica, al diablo con las Iglesias Cristianas, al diablo con los padres de familia, al diablo con las asociaciones civiles en favor de la vida, la familia y las libertades… y la lista es larga donde nadie se salva de una tiranía evidente.
Una Ley contra las libertades, el preámbulo de la nueva persecución en México.
Se le ha declarado la guerra a la libertad religiosa, a la libertad de educación, a la libertad de expresión, etc, pues todo esto cabe dentro de ese lenguaje perverso como: “barrera socio cultural”.
Como expusimos al inicio de esta entrega, el Presbítero Ernesto María Caro, al ser consultado por la AGENCIA CATÓLICA DE NOTICIAS nos dice:
“Tu libertad termina exactamente donde comienza la del otro. Entonces por qué me voy a meter a tu terreno, porque voy a meterme a tu país, porque voy a meterme a tu vida cuando ahí no me toca, tú no eres posesión mía. Yo tengo lo mío y en mi libertad, yo puedo, en un momento dado, decidir qué hacer con mi libertad; eso digamos, desde el punto de vista Cristiano. Al final no será un juez de esta tierra el que decidirá si hiciste bien o hiciste mal, sino quien decidirá será Dios”.
“Partiendo de ese principio de libertad que todos tenemos y de exclusión de libertad, ¿hasta dónde llega mi libertad?, yo creo que en este tema muchos gobiernos, entre ellos el nuestro, de repente buscan avanzar más allá de sus propias libertades y entonces tratan de entrometerse en áreas que ya no son de su incumbencia; esas no solamente desde el punto de vista Cristiano sino desde el punto de vista social y antropológico, no deben de ser”.
“Ninguna persona puede en un momento dado decir: Yo tengo hoy poder sobre el niño que está en mi vientre. Por ejemplo, el derecho de las mujeres a abortar. Pues eso, no es algo que esté en tu libertad porque tú no creaste el ser que viene ahí, está en tu vientre como muchas cosas que están en tu casa, pero pues algunas de las cosas en tu casa no son tuyas”.
“Tu eres dueño de tu vida, nada más, no eres dueño de la vida de nadie más; entonces yo no puedo decidir, una mujer no puede decir si mata o no mata al niño que está en su seno. En un momento determinado yo puedo tomar una decisión equivocada, yo puedo decir no soy católico, soy nada y me vale queso, y yo en mi libertad voy a ir a abortar el niño. Bueno, al final, como decía al principio, pues entonces tendrás que afrontar el juicio de haber hecho el bien o el mal que debías y sabías qué no debía de hacer. Y yo veo a un médico en un Instituto público o no público y le digo: sabe qué doctor, yo quiero que usted mate al niño que está en mi seno, porque es la única forma de sacarlo, hay que matarlo primero, luego despedazarlo y luego ya sacarlo. No es que saque al niño que está creciendo mi ser, quiero que mate al niño y lo saque. El médico, en lo que se llama “la objeción de conciencia” dice: oye, “no”, “yo no voy a matar ese niño” dispénsame. Entra a “su libertad”. Ahora nos pasamos de “mi libertad” a “tu libertad”. El médico tiene la libertad de hacer lo que le está pidiendo la mujer o de NO hacerlo. Él va a decir, no yo; tampoco nadie puede coartar a esa persona y decirle: “si no lo matas te meto a la cárcel, o si no lo matas te quito la licencia de médico, si no lo matas entonces te corro del hospital”.
“Ahora el Gobierno en un momento determinado toma la prerrogativa de a quién matar y a quién no, a quién le da permiso de matar y a quién no”.
“Tenemos que anunciar la verdad, y anunciar la verdad parte del conocimiento. La ignorancia es lo peor que podemos tener, de ahí parten todos nuestros males; entonces el saber la raíz, dónde está lo malo de esta ley, dónde está lo malo de lo que yo hago, dónde está lo malo del homosexualismo, dónde está lo malo del aborto, deja al descubierto la mentira y deja al descubierto todo lo demás. Eso probablemente le de oportunidad a la gente de darse cuenta que efectivamente en principio lo que necesitamos es re-evangelizar y por otro lado, pues orar, para que haya luz en nuestros senadores y esta ley que tendrá que pasar al Senado sea rechazada así como está, o se hagan las modificaciones necesarias para que se respeten las libertades básicas. De ser así, en el derecho a la vida nadie me puede obligar a matar y por el otro lado mantendré el derecho a educar a mis hijos según mi fe, según lo que yo creo, a mí me los encargó Dios para que yo los eduque, no al estado. Esta es una de las situaciones fundamentales puesta en nuestra ley, la ley divina de Dios”.
Esta Ley “De ser aprobada, DECLARA OFICIALMENTE LA PERSECUCIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA. Y de todos aquellos que se opongan”, expresó el presbítero Ernesto María Caro.
Es así, la Ley General de Población aprobada por los diputados federales ya está en el buró del senado de la República para su ratificación o desecho. De Senadores que también juegan y mueven hilos dentro y fuera… pero esa, es otra historia que veremos en la siguiente entrega.
Continuará…