«Bla, bla, bla» (por el card. Aguiar. Primado de México).

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Este buen Sr. Cardenal, Primado de Méjico dicen los papeles, los ha perdido totalmente: los papeles. No se le ha ocurrido otra cosa que entrarle al trapo al panfleto RD del “veneno mortal», o sea, el Vidal, que le hace una entrevista. O eso dicen ahí.

¿Tema? Los homosexuales y la homosexualidad: de rabiosa actualidad, en la que van primeros en el ranking, por razones inconfesables: de hecho, no las confiesan. Pero es así. Tampoco nos aclaran los políticos el por qué del éxito: pero también es así.

Por supuesto, siempre les viene bien buscar algún eclesiástico, cuanto más alto en la jerarquía mejor, para apuntalarse y escalar ese primer puesto, también en la Iglesia Católica. Donde, hasta no hace mucho, no tenían esa cancha que ahora sí tienen. ¡Cosas de la vida!

Pues este buen Sr., ya digo, cardenal “católico a lo Biden” -están saliendo del armario bastantes más de lo que uno podría llegar a creerse-, larga en esa entrevista lo siguiente, que comentaremos convenientemente, “traduciendo” las expresiones que utiliza, para no perdernos en un bla-bla-bla pernicioso, por infame.

“Todo bautizado, independientemente de su conducta, es hijo de Dios y se le debe ofrecer los medios necesarios para crecer en la fe. Su respuesta es libre y debe ser respetada”.

Casi podría aceptar esta primera proposición; aunque, al no descender a la letra pequeña, da la impresión de que desorienta no poco. O puede desorientar.

Que “todo bautizado es hijo de Dios», va a Misa. Que “se le debe ofrecer los medios para crecer en la fe», exactamente igual: tiene todo el derecho. Que “su respuesta es libre»: acaba de descubrir la rueda y la pólvora de una sola tacada.

Ahora bien, ¿qué quiere decir este buen Sr. con que su respuesta “debe ser respetada»? Pues así, y sin más matices… emborrona, en lugar de aclarar.

Si por “debe ser respetada” quiere decir que no se le puede echar a la hoguera por no ser un santo, me parece fenomenal. Si con esa expresión quiere significar que, reaccione como reaccione, por ejemplo, reafirmándose en su práctica homosexual, esa “respuesta” va también a Misa: pues mire por donde, Sr. cardenal, eso ya no cuela. Y el buen cardenal, no aclara nada, como es norma ya casi obligada.

Y no cuela, por la sencilla y radical razón de que la Palabra de Dios -que puede que tal expresión aún le diga algo a un sr. Cardenal, incluso primado de México-, dice exactamente lo contrario: condena ese tipo de cosas, y otras del mismo nivel.

Seguimos, que la cosa va a mayores.

“Antes de ofrecer estrategias a desarrollar es indispensable partir de lo que la persona, el grupo o la comunidad homosexual exprese, proponga o sugiera”. ¡Vaya empanada mental que tiene este buen Sr.! ¡Al revés te lo digo, Juana, para que me entiendas!

Para empezar, la Iglesia Católica, no esta “nuevita” que se está estrenando ante nuestros ojos, y que pretende consolidarse, arrumbando la que ha salido de las manos de Jesucristo, regada por la sangre de tantísimos e innumerables mártires que por doquier, ayer y hoy, la han derramado a imitación de Cristo, no tiene “estrategias a desarrollar». Para nada.

Tiene a Cristo: su Vida, su Doctrina y sus Sacramentos; tiene al Magisterio de siempre, el que es fiel a todo lo anterior; y tiene, la Tradición, consolidada en milenios de excelente hacer en su fidelidad a Cristo. O sea: lo que “es” la Iglesia, frente a lo que no lo es; ni aunque lo pretenda.

Lo de “partir de lo que la persona, el grupo o la comunidad homosexual exprese, proponga o sugiera»: es el mundo al revés. Algo que se ve, día sí y día también, en tantos sitios y por parte de tantas personas -supuestamente de Iglesia Católica-, que pretenden darnos el cambiazo.

Claro que este cambio de chip tiene un origen: el CV II, que es el que lo certifica y lo “bendice», sí o también.

La Iglesia, por contra, siempre parte de Dios. Y, desde Él, va a las personas, grupos o comunidades. NUNCA parte de lo que pretendan estos; máxime, cuando lo que pretenden es incompatible, cien por cien, con lo que la Iglesia ES.

Desde aquí, la Santa Iglesia GOBIERNA y ENSEÑA; y así, SANTIFICA. Los clásicos TRIA MUNERA de toda la vida de Dios. Algo que también se les ha olvidado a una gran masa de jerarcas, que son tan “católicos” como Biden, o así. O que, directamente, los desprecian. Tal cual.

Para este buen Sr., los medios a emplear en “ayuda” de los tales es la “asesoría humano-espiritual” y “establecer talleres para compartir las experiencias y fortalecer su fe”. Sé cardenal-primado para decir lo mismo que podría decir Zapatero, por orden de Soros, que es el que paga, entre otros, a los mindundis. También cobra, claro, y mucho más, que hay que hacer caja.

O sea: la genuina “nueva iglesita».

Para rematar su Bla-bla-bla, no le podía faltar, y por eso lo añade: “…, descubriendo al Dios revelado por Jesucristo, Dios de misericordia y amor”. Palabras que, después de todo lo anterior, no significan -no pueden significar ya-, lo que literalmente afirman. Pero en algo se tienen que esconder…

Amén.

 

P. José Luis Aberasturi.

Publicado en Infocatólica.

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