El Viejo Continente bulle en protestas contra las medidas para contener el virus, con disturbios que cada vez son más agresivos con la policía
Los disturbios anticonfinamiento se han extendido por los Países Bajos.
El Ejecutivo contempla con preocupación cómo los disturbios anticonfinamiento se extienden por toda Europa. Las protestas ciudadanas, que se han dado desde los primeros meses de pandemia, han entrado en una nueva fase en 2021, con enfrentamientos abiertos con la policía que a menudo terminan con varios heridos y detenidos.
Ya no son reuniones espontáneas de personas que están descontentas con la situación, sino que han comenzado a segmentarse por grupos de interés que, en ocasiones, coinciden en distintos puntos del país. Mientras en Francia los jóvenes que quieren salir de fiesta están liderando los enfrentamientos, en Países Bajos es una muchedumbre transversal la que está empezando a organizarse para plantar cara a las fuerzas del orden coordinadamente. En los incidentes del pasado domingo fueron detenidos más de 100 ciudadanos y fueron quemados múltiples elementos del mobiliario urbano. Algo semejante, aunque a menor escala, sucedió este fin de semana en Dinamarca y Grecia.
En Moncloa, se está siguiendo la evolución del continente con el temor de que España también acabe contagiándose del descontento callejero. Por el momento, aquí las manifestaciones se han limitado a grupos concretos y que no gozan de gran popularidad en la sociedad, como los ‘cayetanos’ o los negacionistas, si bien el foco ahora está puesto en los más jóvenes, siempre más proclives a saltarse las normas, que en las últimas semanas han empezado a hacerlo sin esconderse.
Los políticos han introducido una nueva variable para tomar medidas: el hartazgo
Fuentes de Moncloa consideran que el hartazgo después de tantos meses de malas noticias está haciendo mella en la sociedad, que necesita pasar página y olvidarse de esta época oscura. Además, estiman que, con la llegada de las vacunas, ha habido una relajación en las precauciones de la población, por lo que un nuevo confinamiento, aunque fuera menos estricto que el de marzo, no sería recibido con la misma empatía que el año pasado.
Así, tanto en Moncloa como en los gobiernos autonómicos, se trata de atajar el virus con una nueva variable. Si antes solo se valoraban la salud y la economía a la hora de tomar medias, ahora los políticos incluyen una tercera variable al mismo nivel que las otras: el cansancio de los ciudadanos.
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