- La nueva normalidad implica “nuevas maneras” de relacionarnos, de saludarnos, de manifestar nuestra fe (no peregrinaciones, no Eucaristías masivas), de estudiar, de trabajar, de vernos como familia. Esta nueva normalidad ha trastocado todo o casi todo.
- No es una normalidad post pandemia sino in pandemia, la cual, nos acompañará un tiempo más (exactamente no se sabe cuánto). El virus que acecha a la humanidad es letal y está sufriendo diversas mutaciones más agresivas y poco descifrables. Por lo tanto, después de la vacuna (dispuesta para ser suministrada en diciembre del 2020 al personal de salud), necesitamos seguir cuidando nuestra salud con las medidas preventivas necesarias. Tal parece, que muchas cosas ya no serán igual, una de ellas, es la Evangelización
- Tenemos que empezar un “proceso de evangelización” de un modo diferente al acostumbrado, ahora con la ayuda de las herramientas que proporciona la cultura digital:
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- Tenemos que fortalecer ahora una “Teología de la familia”, con una eclesiología que promueva el papel central e insustituible de la familia para la trasmisión y conservación de la fe (iglesia doméstica o iglesia de casa).
- Tenemos que inventar “el aula virtual” para las catequesis, por lo cual tenemos que formar catequistas digitales (cursos, talleres, tutoriales sobre uso de redes sociales en la catequesis) y enseñar a los niños y niñas el uso adecuado de estas herramientas digitales.
- Tenemos que vivir y hacer vivir una “liturgia digital”, con signos como la palabra, los gestos e imágenes que transmitan de modo vivo el misterio que estamos celebrando.[1]
- Tenemos que crear la “pastoral digital”, utilizando nuevas pedagogías, nuevos análisis de la realidad, nuevos planes de pastoral.[2]
- Tenemos que “organizar la caridad de manera virtual”, pero expresarla de modo presencial. Por lo cual, se pueden hacer rifas, loterías, convocatorias, centros de acopio o de ayuda económica de manera virtual, para después donar o entregar lo recaudado a las personas más necesitadas de la parroquia.
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- Tenemos el reto, como iglesia, tanto de sacerdotes como laicos, de inventar nuevas formas de hacer pastoral:
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- Atención a familias, jóvenes, adolescentes y niños de modo virtual
- Visitas a los enfermos con el santísimo desde un vehículo
- Procesiones por las casas con vehículo, grabaciones, cantos y rezos
- Transmisiones en vivo de las celebraciones por redes sociales
- Mensajes de audio (podcast) como lectura y reflexión del Evangelio, oraciones, invitación a las actividades de la Parroquia
- Mensajes de textos (blog), brindando reflexiones sobre algún tema específico de la fe
- Fortalecer la catequesis parroquial mediante boletines, revistas o periódico digitales e impresos.
- Trabajar en barrios, colonias o sectores de pastoral (grupos pequeños o reducidos)
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- La nueva normalidad nos exige adecuarnos a las exigencias de estos signos de los tiempos. Por ello, como Iglesia, tenemos que apoyar a las familias en torno a:
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- La salud mental, emocional o psicológica de sus miembros
- El crecimiento espiritual de cada uno de ellos
- Poner a su alcance medios espirituales para fortalecer su fe: oraciones, Lectio divina, estudio de la Biblia, rezo del santo Rosario, hora santa, Coronilla a la Divina Misericordia, catequesis infantil y Eucaristía de modo virtual.
- Disponer de ayuda económica o material para ellas: dinero para medicinas, despensas y servicio de dispensario médico.
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- Una de las secuelas de esta pandemia es la “nueva economía parroquial”, por lo cual, debido a que la economía de la gente ha disminuido, debemos también bajar los costos de los servicios litúrgicos, de oficina y aranceles por los sacramentos.
- La pandemia también nos ha dispuesto “menos tiempo” para unas actividades y “más tiempo” para otras. Por lo cual, debemos hacer un plan de trabajo, con cronograma y calendario digital para organizar mejor el tiempo, sin invertir mucho en redes sociales y brindando más a las actividades presenciales.
- La nueva normalidad también exige, tanto a sacerdotes como Obispos, a continuar con su “formación permanente” por medio de plataformas digitales: reuniones generales de presbiterio, ejercicios espirituales, semanas de estudio y reuniones decanales. Por lo cual, debemos prepararnos en ello y participar en cursos que nos enseñen el uso de estas herramientas.
- Estamos también llamados a crear “parroquias digitales”, donde se atienda a los fieles en modo “on line”. Para esto, necesitamos crear un página Web o una página de Facebook, con servicio de Messenger o WhatsApp, desde donde las secretarias o secretarios de la oficina, atiendan los trámites de sacramentos, las intenciones para una misa, las solicitudes de actas o correcciones de las mismas o agendar una entrevista con el sacerdote.
- Por último: sabemos que ninguna “técnica pastoral” ni “herramienta digital” podrá sustituir el papel del Espíritu Santo, pero Dios está ahí, donde dos o tres se reúnen en su Nombre, sea de modo presencial o virtual. No dejemos que la apatía, la indiferencia o el terror a las redes sociales nos alejen de las personas que necesitan un servicio pastoral. Entremos a esta “cultura digital” con gozo, preparación y precaución, sin descuidar la atención presencial, buscando un sano equilibrio pastoral entre estas dos maneras de intervenir o transformar la realidad.
[1] Es necesario transmitir las Eucaristías en vivo, para la cual se requiere: una cuenta de Facebook de la Parroquia, un dispositivo para la trasmisión (celular, cámara o computadora), internet fijo o móvil, un equipo de personas que trasmitan (profesionales, semiprofesionales o aprendices) y un buen equipo de sonido. Además de preparar bien la homilía (guía, reflexión o esquema) y hablar de manera correcta en público y tener la capacidad de saber trasmitir el mensaje). Se puede usar, además alguna plataforma digital social como Zoom o Streamyard.
[2] Tenemos que realizar las reuniones de Consejo, con grupos o encargados de comunidades de “modo virtual”. Para lo cual, tenemos que enseñar a los participantes el uso de las plataformas a emplear: zoom o meet. Tenemos que brindar retiros, pláticas a papás y padrinos, encuentros y temas a la comunidad por medio de las plataformas digitales o redes sociales.