El Ministerio de Sanidad publicó ayer las cifras de abortos provocados del 2019 en España: en 211 abortorios se mató a un total de 99.149 hijos por nacer.
2.482.750 abortos en 34 años según los registros oficiales
En total ya son 2.482.750 vidas humanas asesinadas en su edad prenatal desde la despenalización del aborto en España en 1985, según los registros oficiales, a las que habría que añadir las de 2020, que viendo la evolución de esta lacra posiblemente ronden los 100.000. Es decir, que a día de hoy estaríamos hablando por lo menos de 2,5 millones de hijos por nacer asesinados, una cifra propia de un genocidio. Para que nos hagamos una idea de lo que significa esta masacre, ese número es equivalente a haber matado a todos los habitantes de las ciudades de Barcelona, Valencia y Segovia. Eso es lo que algunos consideran “progreso”.
Te puede intersar: El cardenal de DC dice que le dará la Comunión a Biden a favor del aborto. El Papa lo asigna al dicasterio de vida y familia.
Los responsables políticos de esta masacre
En cuanto a la responsabilidad política sobre esas muertes, corresponde por igual a todos los partidos que apoyaron las dos leyes que han permitido esta masacre (1985 y 2010), a los partidos que pudiendo haberlas derogado no lo hicieron, y al Tribunal Constitucional, que lleva 10 años sin resolver el recurso a la ley abortista de 2010 presentado ese año por el PP. En total, en 20 años de gobiernos del PSOE se perpetraron 1.377.293 abortos, y en 12 años de gobiernos del PP se perpetraron 1.105.457. Ante esas cifras, en lo tocante a los más indefensos, ¿qué más da ya que gobiernen uno u otro?
Así serían hoy esos 2,5 millones de hijos por nacer
Como ya hice otros años, quiero que pensemos un poco sobre lo que implica el asesinato de una cantidad como ésa de seres humanos a lo largo de 34 años, imaginando cómo serían esas vidas hoy en día, de forma aproximada:
-
- Unos 99.000 serían bebés empezando a andar. Pasito a pasito, poco a poco. Es una cantidad de bebés mayor que la de habitantes de la ciudad de Lugo.
- Casi 96.000 estarían aprendiendo a hablar. Sus primeras palabras serían, como muchos, “mamá” y “papá”. Es una cifra superior al número de habitantes de la ciudad de Las Rozas de Madrid.
- Más de 94.000 habrían empezado su primer año de colegio. Una cifra equivalente a los habitantes de la ciudad de Lorca.
- Más de 280.000 estarían ya en Educación Infantil. Es una cantidad superior a la población de la ciudad de Gijón.
- 775.000 estarían cursando la Educación Primaria. Estarían aprendiendo a leer, a escribir, a sumar, a restar… Es una cifra equivalente a la población total de Vigo y Las Palmas de Gran Canaria.
- Unos 470.000 estarían ya en la adolescencia. Tendrían ya pandillas de amigos, algunos estarían descubriendo lo que significa enamorarse, otros ya estarían pensando a lo que quieren dedicarse en la vida… Es una cifra equivalente a la población total de Bilbao y León.
- Unos 77.000 estarían a punto de entrar en la universidad, en la formación profesional o iniciando su vida laboral. Entre ellos habría futuros genios que la Humanidad ha perdido para siempre. Es una cifra similar a la población de Orihuela.
- Unos 506.000 serían ya veinteañeros. Unos estarían en la universidad, otros ya trabajando. Entre ellos ya habría voluntarios, cooperantes, médicos, ingenieros, biólogos, bomberos, militares, policías, deportistas, maestros… Su número equivale a la suma de los habitantes de Murcia y Huesca.
- Unos 110.000 ya estarían formando una familia y teniendo hijos. Esos hijos ya nunca nacerán, ni sus nietos, ni sus bisnietos… Cuando acabas con una vida, destrozas todas las generaciones ligadas a ellas. Todo lo que iban a aportar a nuestra sociedad se ha perdido para siempre. Su número es mayor que el de los habitantes de la ciudad de Orense.
¿En qué sociedad nos hemos convertido que algo así sólo preocupa, a día de hoy, a un partido político de todos los que forman el arco parlamentario? En la actualidad -y esto dice mucho en contra de las demás opciones políticas-, sólo Vox aspira a derogar la ley del aborto. Por mi parte, es el motivo más sólido que tengo para seguir votando a ese partido.
Termino estas líneas, como otras veces, con una frase del Talmud judío de la que me acuerdo a menudo al pensar sobre esta cuestión. Yo soy católico, pero la suscribo plenamente:
«Quien destruye un alma, es como si hubiera destruido a un mundo entero. Y quien salva una vida, es como si hubiera salvado a un mundo entero».
Con información de Contando Estrelas