La pandemia por COVID-19 ha golpeado a la iglesia católica causando el fallecimiento de dos sacerdotes y el contagio de al menos 10 más, por lo que el obispo Benjamín Castillo Plascencia exhortó a la feligresía a no bajar la guardia ante esta enfermedad y seguir las medidas de prevención.
Lo anterior, luego de que esta semana falleciera el padre Luis Antonio del oratorio de San Miguel Allende, cuya muerte se suma a la del padre Rogelio Segundo del barrio de Tierras Negras en septiembre pasado. Ambos, tras haber contraído el virus SARS-CoV-2.
Asimismo, se tienen informes hasta el momento de que han sido 10 sacerdotes quienes han contraído esta enfermedad. Además, actualmente el padre del santuario de Dolores Hidalgo también está contagiado.
“La congregación y la comunidad deben tener mucho cuidado porque convivieron con ellos. Tienen que cerrar las puertas hasta que se garantice que no están enfermos y si hay alguno que lo separen de la comunidad”, mencionó el prelado celayense.
Asimismo, Castillo Plascencia señaló que no se han registrado contagios masivos, principalmente en los conventos y monasterios que serían espacios de riesgo.
El obispo insistió en invitar a las personas a no salir si no tienen que hacerlo, ya que volver al semáforo rojo sería una catástrofe para economía de las familias que viven de sus negocios y que en esta temporada tienen un ingreso importante.
De la misma manera, exhortó a las familias a celebrar Navidad y fin de año con fiestas en familia, con el núcleo familiar más cercano, sin generar aglomeraciones.
Con infroamción de Periodico Correo/Robeto Lira