Homilía del arzobispo de Xalapa del domingo I de adviento.

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En este día, 29 de noviembre de 2020, celebramos el Primer Domingo de Adviento, Ciclo B, en la liturgia de la Iglesia Católica. El pasaje evangélico de hoy es de San Marcos (13, 33-37): “Jesús dijo a sus discípulos: Velen y estén preparados, porque no saben cuándo llegará el momento. Así como un hombre que se va de viaje, deja su casa y encomienda a cada quién lo que debe hacer y encarga al portero que esté velando, así también velen ustedes, pues no saben a qué hora va a regresar el dueño de la casa: si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la madrugada. No vaya a suceder que llegue de repente y los halle durmiendo. Lo que les digo a ustedes, lo digo para todos: permanezcan alerta”. Este texto pertenece a la parte final del discurso último de Jesús también llamado escatológico. La exhortación desarrolla la imagen de velar y vigilar. Según el relato, el dueño de la casa se va de viaje por un tiempo y asigna determinadas tareas a cada uno de los servidores, acentuando la imagen del portero que debe estar siempre alerta. Según Marcos, la recomendación de Jesús no es solamente para sus contemporáneos sino para todas las generaciones de discípulos como somos todos nosotros.

Estar siempre alerta. Los primeros cristianos vivieron obsesionados por la pronta venida de Jesús. Vivían tan atraídos por su persona que querían encontrarse con él lo más pronto posible. Los problemas comenzaron cuando vieron que el tiempo pasaba y la venida del Señor Jesús se demoraba. Entonces temieron que las pequeñas comunidades cayeran en la indiferencia y el olvido descuidando la vigilancia y la oración. Después de veinte siglos de cristianismo, los creyentes de hoy debemos estar siempre vigilantes para no perder la esperanza que anima y vivifica la relación íntima y cercana con Jesucristo. El desconocimiento del momento de la segunda venida de Jesús y la exhortación a la vigilancia nos permiten ubicar en la actualidad la terrible experiencia de la pandemia del Covid-19, la cual durante los meses de este año 2020 ha sorprendido a la población mundial. Hemos sido testigos de innumerables contagios y de miles de muertes inesperadas, debido que no estábamos preparados para afrontar esta enfermedad y sus repercusiones familiares, sociales y económicas. Actualmente hemos aprendido a practicar las indispensables medidas sanitarias para evitar los contagios y conservar la vida propia y la de muchas otras personas. Estamos invitados a no perder la esperanza, estar alerta, confiar en Dios y no dejarnos dominar por el miedo, el aislamiento y la indiferencia.

El Tiempo Litúrgico. El Adviento es fundamentalmente el tiempo de la venida del Señor que será insistentemente recordado en los textos litúrgicos. Se trata de la venida del Señor contemplada bajos dos aspectos: la venida escatológica, o segunda venida, y la venida histórica caracterizada por la encarnación y el Nacimiento del Hijo de Dios. En la liturgia de Adviento, esas dos venidas mezclan continuamente sus acentos, aunque en los primeros días se subraya más el aspecto escatológico, mientras que en la última semana la atención se polariza en la preparación inmediata de la solemnidad navideña. El Adviento es un tiempo para enfocar bien nuestra vista, aguzar el oído y preparar el corazón para el Dios que viene en el tiempo señalado. Si permanecemos preocupados por tantas cosas, fácilmente podemos dejar pasar la única necesaria para nuestra salvación. Lo primero que necesitamos es caer en la cuenta de lo mucho que nos hace falta la gracia salvadora del Señor. Sin embargo, con tanto consumismo en nuestra sociedad, podríamos preguntarnos si realmente despierta nuestro interés y entusiasmo la venida del Señor o solamente pensamos en los regalos y la diversión. Ojalá que nuestras múltiples ocupaciones no nos distraigan tanto que nos olvidemos de ofrecer a Cristo un lugar para su nacimiento en el albergue de nuestro corazón, de nuestra familia y de nuestra comunidad. Quienes somos mexicanos se nos presenta el reto de vivir con mucha fe y creatividad el período llamado Guadalupe Reyes, el cual implica las celebraciones guadalupanas, las posadas, la Navidad, el Año Nuevo y los Santos Reyes.

+Hipólito Reyes Larios
Arzobispo de Xalapa

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