Consistorio en la época del Covid-19: respetar la tradición, pero también tener en cuenta la distancia social y otras medidas necesarias para evitar la propagación del contagio. Según lo que nos explica la Oficina de las celebraciones litúrgicas del Sumo Pontífice (Ucepo), como todas las celebraciones en este período pandémico, el rito de la creación de nuevos cardenales se celebrará en el altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro, y no en el altar de la Confesión; y, por consiguiente, con una participación muy reducida de los fieles: un centenar más o menos.
Reducción de los participantes
Por tanto, la cita que tradicionalmente atrae a los eclesiásticos y fieles de los cinco continentes – los nuevos cardenales con sus familias y amigos, así como los cardenales ya miembros del colegio cardenalicio – fue fijada por el Papa Francisco para las 4 de la tarde del sábado 28 de noviembre, al comienzo del nuevo año litúrgico. También se ha confirmado la misa del día siguiente, que el Papa concelebrará con los nuevos cardenales en el mismo lugar, a las 10 de la mañana del primer domingo de Adviento.
Ambas celebraciones se llevarán a cabo con un número muy limitado de personas: laicos, personas consagradas, sacerdotes y obispos vinculados a los cardenales recién creados. Al respecto, las entradas emitidas por la Prefectura de la Casa Pontificia, se reservarán sólo para los que acompañen a los eclesiásticos y, por lo tanto, no podrán estar presentes otras personas en los dos eventos.
Mascarillas sí, visitas de cortesía no
Además, en cumplimiento de las normas vigentes destinadas a contrarrestar la circulación del coronavirus, incluso en el Consistorio ordinario público para la creación de nuevos cardenales -el séptimo del pontificado de Bergoglio- será obligatorio llevar mascarilla y la única verdadera novedad litúrgica será la omisión del abrazo de paz que los nuevos cardenales reciben normalmente de parte de otros purpurados de más antigua creación.
Por lo demás, la celebración del sábado tendrá lugar como de costumbre, con la presencia también de los párrocos y rectores de las iglesias titulares confiadas a los nuevos cardenales: el primero de ellos, en este caso el maltés Mario Grech, Secretario General del Sínodo de los Obispos, será el encargado de dirigir el saludo al Santo Padre. Y respecto a los ritos de la imposición de la birreta cardenalicia, así como la entrega del anillo y la asignación de la bula cardenalicia; estos tendrán lugar, como habitualmente se hace, ante el Pontífice, según señala la Ucepo.
Sin embargo, en conformidad con las disposiciones actualmente en vigor, las visitas de cortesía habituales en estas celebraciones no se realizarán. Por lo tanto, la tradicional reunión donde amigos y conocidos van a rendir homenaje a los «nuevos purpurados» en algunas salas del Palacio Apostólico y en el Aula Pablo VI, no serán posibles.
Conectados en la distancia
Por último, la emergencia actual repercutirá en la participación, en primer lugar, de los directamente interesados: de los trece anunciados por el Papa en el Ángelus del pasado 25 de octubre, solo once estarán presentes, dado que los dos asiáticos -el filipino José Fuerte Advincula, arzobispo de Capiz, y Cornelius Sim, vicario apostólico de Brunei- ya han anunciado que no podrán viajar, a causa de «la situación sanitaria contingente».
Al respecto, la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha anunciado que ambos serán «igualmente creados cardenales en el Consistorio». Un representante del Santo Padre, en otro momento aún por determinar, les entregará la birreta cardenalicia, el anillo y la bula de creación cardenalicia. Cabe destacar que por otras razones, también vinculadas a las condiciones de salud y a la edad avanzada, ha habido al menos cinco precedentes «nuevos cardenales» que no pudieron recibir la insignia del Papa: Sebastián Koto Khoarai, de Lesotho, en 2016; el colombiano José de Jesús Pimiento Rodríguez, en 2015; los italianos Loris Capovilla, en 2014, y Alberto Bovone, en 1998, y el dominicano francés Yves Congar en 1994.
Asimismo, muchos miembros del Colegio cardenalicio que no podrán llegar a Roma se unirán a la celebración, participando remotamente desde su propia sede, a través de una plataforma digital que les permitirá conectarse con la Basílica Vaticana.